Narciso Mendoza, conocido como el Niño Artillero, fue una pieza importante del hecho histórico conocido como el Sitio de Cuautla.
Fue en la madrugada de un 19 de febrero de 1812 cuando las tropas realistas comandadas por Félix María Calleja sitiaron a la campaña militar de José María Morelos y Pavón en el poblado de Cuautla de Amilpas.
A las siete de la mañana da inicio el asalto sobre Cuautla, el mariscal Calleja dispone el avance de su ejército organizado en cuatro columnasCronista, Samuel Hernández Beltrán
Debido a las condiciones en las que se encontraban los insurgentes, quienes no tenían preparación militar y estaban mal armados, el general Félix María Calleja daba por ganada la victoria.
Raúl González Lezama, investigador del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM) explica que las defensas de los insurgentes sólo contaban con machetes, fusiles y 16 cañones para enfrentar a los realistas.
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Con este armamento las tropas de José María Morelos y Pavón se defendieron, protegiendo la Plaza y el Convento de San Diego. Fue en este enfrentamiento donde surgió la figura del Niño Artillero.
El mito y leyenda del Niño Artillero nace
De acuerdo con González Lezama, los realistas casi logran tomar la Plaza, pues superados en número los insurgentes poco a poco fueron desplazados.
El suelo pisado por el numeroso contingente produce un sordo ruido que alertó al vigía de la trinchera, que es tan sólo un niño de 12 años de nombre Narciso García Mendoza
Cronista, Samuel Hernández Beltrán
No obstante, hubo un momento en que los realistas dejaron de avanzar, oportunidad que Hermenegildo Galeana, encargado de proteger dicha área, aprovecho para reorganizar sus tropas y repeler a los realistas.
La razón por la cual los realistas no avanzaron más fue porque Narciso Mendoza, quien no abandonó su puesto durante el asedio, con la ayuda de uno de los 16 cañones logró retrasar el avance de las tropas enemigas.
Primeras menciones del Niño Artillero
González Lezama asegura que, por las diferencias que surgieron en los relatos sobre Narciso Mendoza y su hazaña realizada en la Plaza y el Convento de San Diego, se fue construyendo un mito y leyenda sobre el personaje histórico de Cuautla.
Informa que una de las primeras menciones del Niño Artillero fue hecha por Carlos María de Bustamante en su libro Cuadro Histórico; otra mención fue realizada por Felipe Benicio Montero, un antiguo combatiente insurgente que escribió un manuscrito titulado la Historia del Sitio de Cuautla.
Ambos relatos tienen diferentes detalles sobre la proeza del Niño Artillero, al igual que los posteriores relatos que se publicaron, razón por la que algunos autores, entre ellos González Lezama, prefieren considerar al Niño Artillero como una figura construida durante la Independencia de México para alentar a las tropas de los insurgentes.