Una de las barberías de gran tradición en Cuautla fue sin duda la Peluquería Tabasco, que funcionó por casi medio siglo en pleno centro histórico de la ciudad.
Desde mediados de los 50, pobladores recuerdan que visitaban esta peluquería que fue abierta por su fundador, Manuel García, mejor conocido como el Tabasco, quien llegó a esta ciudad procedente de aquel estado del sureste mexicano.
En Cuautla don Manuel realizaba los diferentes cortes de cabello como casquete corto, casquete abultado, casquete largo, que eran los más demandados por la población masculina.
La peluquería funcionó en la calle de Hermenegildo Galeana número 30, en la manzana 14 del centro de Cuautla.
Su slogan con el paso de los años era más que evidente “Peluquería Tabasco, una tradición en Cuautla”.
El negocio pasó de las manos de don Manuel a las de sus hijos, uno de ellos era Isidro García, el Chilo, quien fue de los últimos propietarios de la peluquería antes de cerrar sus puertas en la primera década del año 2000.
Hoy ese local que vio desfilar a miles de habitantes de todas las edades en busca del corte de moda es una zapatería de calzado para mujer.
Historias de peluqueros
En la Cuautla de mediados del Siglo XX, según nos narran los antiguos habitantes, sólo había dos peluquerías de lujo, La Higiénica y La Tabasco.
“En el centro de la ciudad había varias peluquerías, la mayoría eran de segunda clase, es decir que no tenían locales de lujo, con azulejo, grandes espejos y desde luego con cómodos sillones y demás material que las de primera si tenían”, nos comenta Vicente Castillo, vecino del centro histórico, y quien en su infancia también fue chícharo, es decir, ayudante de peluquero, actualmente con 75 años de edad.
“Mi padre fue peluquero, tenía su peluquería que se llamaba Chela, ubicada en la céntrica calle de Vázquez; con él empecé a los ocho años, ayudándole a limpiar la peluquería y a cepillar a los clientes con un bledo para sacudirles los pelos y me daban una propina; también lo primero que se le ofrecía al cliente antes de sentarse era darle grasa a sus zapatos por un peso, mientras le hacían el corte”.
Recuerda que también trabajó en otras dos peluquerías como fueron Los Marín que estaba a escasa una cuadra, y La Higiénica, que se ubicada sobre avenida 2 de Mayo, a un costado del Cine Narciso Mendoza, donde ahora hay una famosa tortería.
Con el tiempo don Vicente aprendió el oficio hasta abrir su propia peluquería, pero fuera de Cuautla, concretamente en Tula, estado de Hidalgo.
Por el corte de pelo, recuerda, se cobraba un peso con 30 centavos y por el servicio completo, que incluía la rasurada de barba y bigote, el costo era de 2.50 pesos.
Sin embargo, asegura, todas las peluquerías hacían buenos trabajos “no por ser de primera o segunda lo cortaban mejor o peor, todos se esmeraban por ganarse el cliente”.
Lo que sí es que “la Tabasco era una de las peluquerías más grandes de la ciudad, con cinco o seis asientos para hacer los cortes, no recuerdo muy bien el número, y sí era muy socorrida, ya que la gente hasta esperaba su turno”.
Por aquellos años los cortes se hacían en la mayoría de los locales con máquinas manuales, y las eléctricas se utilizaban en las de lujo, siendo la mejor la de la marca Oster; “esa máquina yo la usé y era muy buena, hoy ya hay de muchas otras marcas”.
Las manuales, explica, “se manejaban con las dos manos, cortando pa´ allá y pa´ acá, y se iba subiendo la mano sobre la cabeza del cliente y es como se le daba forma al corte; era un trabajo más esmerado que las eléctricas que solo con apretar el botón se hacía el corte al gusto, con mayor rapidez, según la habilidad del peluquero”.
“Esas máquinas, como las de ahora, utilizaban los repuestos que se les llaman peines, para cortar según el tamaño o la profundidad del corte; uno abultado, otro más corto, y así, eran como cinco peines lo que se usaban”.
La milicia en el Centro
Por aquellos años el cuartel militar que antecedió al 5o. Regimiento Mecanizado que hoy se ubica cerca de Agua Hedionda, en la colonia 5 de Febrero, estaba ubicado en pleno centro de Cuautla, justo en lo que hoy es el exconvento de Santo Domingo, a un costado del mercado municipal de Cuautla.
Por ello, alrededor del cuartel se establecieron muchas peluquerías a las que acudían a hacerse los cortes los soldado y demás tropa.
“Los sábados por ser su día de descanso o en el que tenían tiempo, salían a cortarse el pelo y muchas peluquerías se llenaban con los militares, era el mejor día para los peluqueros”, recuerda don Vicente.
Lo que ellos pedían era el casquete corto;
”ese corte era el que pedían y el que más se usaba, también como ahora, con los niños por las escuelas, pero también se pedía mucho el casquete largo, el casquete abultado, y el casquete cuadrado”, puntualizó.
La Tabasco era una de las peluquerías más grandes de la ciudad, con cinco o seis asientos para hacer los cortes y sí era muy socorrida.
Vicente Castillo, vecino de Cuautla