En un mundo donde la realidad muchas veces no se ajusta a nuestras expectativas, los universos ficticios ofrecen la oportunidad de un escape único, una ventana hacia lo extraordinario.

Creados meticulosamente, llenos de maravillas y aventuras, estos mundos nos permiten trascender las limitaciones de lo cotidiano. ¿Quién no soñó alguna vez con recorrer una galaxia muy, muy lejana en el Halcón Milenario de Star Wars? ¿O aventurarse a explorar la belleza de Rivendel y Lothórien, territoios élficos creados por Tokien? Seguramente que no hemos sido pocos.

Al sumergirnos en las ficciones de largo aliento, los lectores no solo encontramos refugio de las rigurosidades de la vida diaria, sino que también descubrimos nuevas realidades, cada una con su propio conjunto de reglas, historias y posibilidades.

LA TIERRA MEDIA

La Tierra Media, del escritor británico J.R.R. Tolkien, es más que un telón de fondo para sus historias. Con una historia, geografía, lenguas y culturas propias, este mundo imaginario adquiere tal viveza y verosimilitud como pocas veces ha sido posible en la literatura. La dedicación de Tolkien, un erudito lingüista, se manifiesta no solo en los mapas detallados y su cronología exhaustiva, sino también en los mitos y lenguas que desarrolló completamente.

Aunque el número exacto de lenguas desarrolladas por Tolkien varía según cómo se clasifiquen y cuenten, el autor creó alrededor de una docena de idiomas con distintos grados de complejidad y detalle, entre los que destacan la lengua quenya, una de las dos principales lenguas élficas; el sindarin, la otra principal lengua élfica; la lengua negra de Mordor, el adûnaico, el rohirric y el khuzdul, por mencionar solo las principales.

Aunque las obras de Tolkien no especifican a detalle la dimensión exacta de la Tierra Media, los fanáticos y estudiosos estiman que la distancia entre Hobbinton, en la Comarca, hasta el Monte del Destino, en Mordor, es de unos mil 770 kilómetros, lo que podría compararse a la magnitud del continente europeo.

WESTEROS Y ESSOS

En contraste, encontramos el mundo de Canción de hielo y fuego, de George R.R. Martin, popularmente conocido por su adaptación a la televisión en la serie de HBO Juego de tronos. Westeros y Essos son continentes vastos, cuya escala y complejidad en la historia y la política pueden ponerse al tú por tú con las de cualquier nación de nuestro mundo.

Tal como Tolkien, Martin creó una variedad de culturas y lenguajes, pero con un enfoque diferente, aportando, con la crudeza y el realismo de su narrativa, una nueva dimensión al género fantástico, donde las consecuencias de las acciones son tan tangibles y devastadoras como en la realidad.

Aunque las dimensiones exactas de estos continentes tampoco están claramente definidas en los libros, el autor ha proporcionado algunas comparaciones y pistas que permiten hacer estimaciones: Westeros, el continente más conocido en la serie, ha sido comparado con el tamaño de América del Sur, extendiéndose desde Dorne hasta más allá del Muro del norte. Essos, por otro lado, es un continente todavía más grande, extendiéndose desde las Ciudades Libres cerca de Westeros hasta las tierras lejanas de Asshai y Yi Ti.

EL COSMERE

Por su parte, el estadounidense Brandon Sanderson ha tomado una ruta única en la construcción de su universo. El Cosmere, el gran universo que alberga sus historias, es una colección de series independientes en la superficie, pero que están interconectadas por una cosmología y leyes mágicas subyacentes. Cada serie, ambientada en un planeta diferente dentro del Cosmere, tiene su propio sistema de magia y cultura, pero todas forman parte de un mismo lienzo.

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Al cuidar esta interconexión en sus obras, las historias de Sanderson representan un desafío para sus lectores, con la búsqueda de descifrar cómo es que se conectan todos estos mundos.

dentro del universo del Cosmere hay varios planetas clave, cada uno con una o más series de libros, pero si tuviéramos que mencionar algunos podríamos hablar de Scadrial, el planeta donde se desarrolla la serie "Mistborn", conocido por su sistema de magia basado en la Allomancia, que permite a los individuo obtener poderes sobrenaturales al "quemar" metales ingeridos; o Roshar, el mundo de la serie "El Archivo de las Tormentas", un planeta con un ecosistema y clima únicos, en el que predominan las tormentas masivas y cuya magia está profundamente conectada con ellas.

UNA GALAXIA MUY, MUY LEJANA

Aunque pertenece a un género distinto, la galaxia de "Star Wars", creada por George Lucas, destaca por su escala y complejidad. Es hogar de cientos de planetas, especies y culturas, y su historia abarca miles de años. AL combinar elementos de fantasía, como la Fuerza y los Jedi, con ciencia ficción, George Lucas trajo al mundo un híbrido que ha capturado la imaginación de varias generaciones, expandiéndose más allá de las películas originales, a través de series de televisión, videojuegos y una amplia literatura.

No obstante que el material canónico de Star Wars no proporciona una medida específica en términos de kilómetros o millas para el tamaño total de la galaxia, a menudo es representada como similar en tamaño y estructura a la Vía Láctea, que tiene un diámetro aproximado de 100 mil años luz. Para los más estudiosos de este universo, se trata de una galaxia espiral, con cerca de 400 billones de estrellas y 100 cuatrillones de formas de vida diferentes. Está dividida en varias regiones, incluyendo el Núcleo, los Territorios del Borde Exterior, y regiones desconocidas, cada una con su propia colección de sistemas estelares y características propias.

En este universo, los viajes son posibles gracias a la tecnología de hiperimpulsión, que permite viajar a velocidades superiores a la luz, lo que permite que el desplazamiento entre sistemas distantes sea posible en un tiempo relativamente corto.

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