Mujeres, las precursoras de la cerveza

Es 5 de agosto, día internacional de la cerveza, una bebida sumamente popular alrededor del mundo por su peculiar y refrescante sabor, así como por sus variedades; su surgimiento está ligado a múltiples y diversas versiones, pero una que no es tan conocida, es el papel de la mujer en su creación.

Al día de hoy, la industria cervecera es liderada principalmente por los hombres, desde su elaboración, hasta el posicionamiento de las marcas va dirigido a este género.

Sin embargo, de acuerdo con la historia popular, se cree que los orígenes de la cerveza se remontan 9 mil años atrás en el Oriente Medio, donde era fabricada por las mujeres sumerias en la región que hoy ocupa Irak.

Esencia femenina

Una persona fundamental para la creación de la bebida embriagante tal y como la conocemos hoy en día, fue Hildegarda de Bingen, poeta, filósofa, ensayista, poetisa, naturalista y compositora del medievo, quien en 1150 incorporó el lúpulo al líquido, planta que por su amargura se utilizó para que durara en buenas condiciones por mucho más tiempo.

Esta mujer sumamente brillante fue proclamada santa por el Papa Benedicto XVI el 10 de mayo de 2012 y el 7 de octubre de 2012, y fue nombrada oficialmente “Doctora de la Iglesia”, título que sólo se ha aplicado a 35 cristianos.

Sus saberes incorporados a la elaboración de la cerveza, fueron retomados siglos más tarde por productores alemanes ante la necesidad de importación y conservación por la demanda que comenzaba a tener en otras regiones, porque anteriormente, la levadura no se usaba para la fermentación de la bebida, ya que se creía que este proceso ocurría de manera milagrosa, casi como un acto divino, por lo que la implementación de este ingrediente se dio mucho tiempo después, hasta 1857 cuando el científico francés, Louis Pasteur explicaría el proceso de fermentación; quien pensó que los agentes responsables eran las levaduras y describió el papel clave de estos microorganismos como responsables de la fermentación alcohólica, demostrando que la célula de la levadura puede vivir sin o con oxígeno.

Santa Hildegarda de Bingen promovió el consumo de la bebida embriagante, por encima del agua, ya que en aquel tiempo el vital líquido comúnmente transmitía enfermedades e infecciones por las condiciones de insalubridad que existían en ese entonces, por lo que de acuerdo con la naturista, la cerveza funcionaba como paliativo para algunos malestares.

Antes de Cristo…

Pero regresemos al principio, a una era mucho más antigua, donde las mujeres eran las encargadas de la preparación de las bebidas fermentadas.

La cultura Mesopotámica consideraba a la cerveza como sagrada, se tomaba durante ceremonias religiosas, pero también en el día a día, sin embargo ésta era diferente a como la conocemos, era de sabor menos amargo, más bien parecida a la sidra de manzana debido a que aún no se incorporaba el lúpulo a la receta y su grado de alcohol era un poco más bajo.

Estas mujeres eran consideradas como sacerdotisas de la diosa sumeria de la cerveza, Ninkasi, quien de acuerdo con la mitología de Mesopotamia, nació de la boca de Ninhursag, —diosa madre de la tierra que representa la fertilidad; una deidad muy importante pues ocupa un lugar dentro de los principales dioses de Sumeria—, a Ninkasi se le conoce como “la que nace del agua espumosa”, suceso que marca su destino convirtiéndola en la cerveza misma, siendo parte fundamental en su elaboración, pues se creía que esta deidad femenina supervisaba sus procesos de producción; asimismo, la mitología señala que la bebida embriagante fue un regalo de la diosa a los humanos para que preservaran y esparcieran la paz sobre la tierra; de manera que en el año 1800 a. C. un poeta anónimo escribió el Himno a Ninkasi, en agradecimiento por la bebida embriagante, convirtiéndose en la receta de cerveza más antigua de la humanidad:

“Nacida del agua corriente, cuidada tiernamente por los Ninhursag.

“Nacida del agua corriente, cuidada tiernamente por los Ninhursag.

“Habiendo fundado tu ciudad junto al lago sagrado, ella construyó sus grandes murallas para ti.

“Ninkasi, habiendo fundado tu ciudad junto al lago sagrado, ella construyó sus grandes murallas para ti.

“Tu padre es Enki, el Señor Nidimmud, tu madre es Ninti, la reina del lago sagrado.

“Ninkasi, tu padre es Enki, el Señor Nidimmud, tu madre es Ninti, la reina del lago sagrado.

“Eres la que maneja la masa [y] con tu gran pala mezclas en un pozo el bappir con dulces condimentos.

“Ninkasi, tú eres la que maneja la masa [y] con tu gran pala mezclas en un pozo el bappir con [dátiles] miel.

“Tú eres la que cocina el bappir en el gran horno, ordenando las pilas de granos pelados.

“Ninkasi, tú eres la que cocina el bappir en el gran horno, ordenando las pilas de granos pelados.

“Eres la que humedece la masa de malta en el suelo, mientras tus nobles perros apartan aún a los potentados.

“Ninkasi, tú eres la que humedece la masa de malta en el suelo mientras tus nobles perros apartan aún a los potentados.

“Tú eres la que pone en remojo la malta en una jarra, las olas se elevan, las olas caen.

“Ninkasi, tú eres la que pone en remojo la malta en una jarra mientras las olas se elevan y las olas caen.

“Eres la que extiende la masa cocida y triturada sobre grandes filtros de junco [entretejido, la frescura vence].

“Ninkasi, tú eres la que extiende la masa cocida y triturada sobre grandes filtros de junco [entretejido, y la frescura vence].

“Eres la que sostiene en ambas manos la cerveza fresca, fermentando [la] con miel [y] vino.”

—Poeta anónimo; 1800 a.C.

Tarea para mujeres

Siglos después, al igual que las mujeres sumerias, las europeas del norte también se dedicaban a la preparación de la bebida embriagante que daban de tomar a sus familias, recordemos que en ese momento, tomar agua no era tan seguro por la cantidad de bacterias que causaban enfermedades e infecciones si no se recolectaba de manera adecuada, causando incluso la muerte, es por ello que la ingesta de la cerveza era más segura gracias al descubrimiento de Santa Hildegarda de Bingen quien como ya se ha mencionado, recomendó el uso del lúpulo como agente curativo, amargo y conservador del líquido.

Por su parte, las vikingas preparaban la cerveza en la mayoría de los países nórdicos, cuya elaboración era su tarea, mientras que los hombres las ayudaban en la recolección de los ingredientes para la elaboración del líquido embriagante.

Al igual que los sumerios, la mitología nórdica tiene grandes referencias a esta bebida alcohólica, de acuerdo con la leyenda popular de los pueblos guerreros, en el Valhalla, —una de las casas del paraíso para los vikingos, en la que Odín resguardaba a sus mejores guerreros caídos en batalla y cuyo mayor deseo era poder morir blandiendo una espada—, de la cabra gigante Heidrun, brotaba cerveza como si se tratara de un manantial. De igual manera, dos de los elementos que más distinguen a la iconografía vikinga, el drakkar —sus embarcaciones— y los cuernos que usaban como vasos para beber, están unidos igualmente a la cerveza.

A la venta

Ya para la Edad Media, en la Inglaterra del siglo XVIII, la bebida embriagante seguía siendo elaborada por las mujeres principalmente, y sólo un pequeño porcentaje de los hombres se dedicaba a esta tarea; además de ser parte fundamental de la dieta de las familias europeas, vendían el excedente, lo que representaba un aporte importante para la economía de los hogares, de modo que en las casas donde sobraba de la preparación, se colocaba una guirnalda de lúpulo en señal de que ahí se podía adquirir.

Sin embargo si la cerveza estaba descompuesta, con mal sabor o en mal estado, se avergonzaba a la mujer que se atrevía a comercializar la bebida echada a perder, ya que se tomaba como una ofensa, y la deshonestidad no era tolerada dada la importancia de esta bebida.

Cerveza, cosa de brujas

Tiempo después las mujeres cerveceras y las empresarias en general, se caracterizaban por cierta indumentaria singular en el medievo: el uso de sombreros; entre más largos y puntiagudos, representaban más clase y elegancia.

Estos accesorios servían para destacar entre la multitud en los mercados a donde llevaban a vender la bebida alcohólica.

Además estas mujeres comúnmente poseían gatos, ya que para la fabricación de la cerveza almacenaban los granos para su producción, por lo que los felinos ahuyentaban a las ratas que se alimentaban de estos cereales y esparcían la peste negra entre otras enfermedades de la época.

Asimismo, la elaboración del fermentado se realizaba en calderos por ser recipientes amplios que facilitaban el proceso de producción. No obstante, con la llegada de La Reforma protestante (1517-1648) —un movimiento religioso, social y cultural que promovió el Catolicismo separándose de la Iglesia Medieval, y uno de los acontecimientos más importantes de la Europa del siglo XVIII— llegaron también las restricciones y las prohibiciones, propagando la imagen de la mujer cervecera como sinónimo de brujería y a los gatos como seres demoníacos, con normas de género más estrictas y condenando esta práctica.

Rápidamente la Iglesia Católica asoció los saberes de estas mujeres con la influencia del demonio por la manipulación de plantas y elementos naturales, ya que se creía que preparaban pociones malignas para corromper las almas de los fieles.

El negocio de la cerveza se volvió tan lucrativo, que los hombres comenzaron a tomar el control sobre este sector, esparciendo los rumores de brujería para su beneficio, y así manejar y producir la bebida principalmente en los monasterios, mientras la mujeres eran criminalizadas si se les sorprendía elaborando la bebida embriagante.

Esta industria junto con las grandes ganancias pasaron a ser exclusivamente del dominio de los hombres, a la par que comenzaría la cacería de brujas.

Finalmente en un esfuerzo por eliminar completamente a las mujeres del negocio, en 1540, en Chester, Inglaterra, se prohibió la fabricación de cerveza a toda mujer entre 14 y 40 años, rango de edad considerado ideal para que se dedicaran a ser madres, cuidar de sus familias y encargarse de las tareas domésticas.

El poder de la Industria en la actualidad

En la actualidad, el sector cervecero es uno de los más importantes a nivel mundial y el cual sigue liderado por los hombres; de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), tan sólo en México la Industria de la cerveza se ubica entre las 19 actividades más importantes por el valor de su producción, de un total de 288 de actividades económicas de las Industrias manufactureras, ya que del total de insumos que requiere este sector, 73% son nacionales, a diferencia del promedio de las Industrias manufactureras en las que los insumos nacionales representan 42.1%.

En un informe emitido por el órgano constitucional autónomo, el porcentaje del valor agregado, respecto al valor de la producción que genera la Industria de la cerveza (47.0%) es mayor al de las Industrias manufactureras (26.3%), además de que en los últimos años el número de unidades económicas cerveceras está aumentando debido al surgimiento de productores de empresas micro, pequeñas y medianas lideradas principalmente por los hombres.

Por ello no sorprende que las cerveceras paguen a sus trabajadores las remuneraciones más elevadas de todo el sector de las bebidas alcohólicas.

Desde 2010 México se ha posicionado en el primer lugar exportador a nivel mundial, superando a importantes países exportadores de cerveza, tales como los Países Bajos, Bélgica y Alemania. Lo que deja claro el gran impacto de este negocio que algún día iniciaron y dominaron las mujeres.