A pesar de la activa y enorme contribución a la sociedad, la mujer indígena todavía sufre de discriminación, racismo y marginación.
Hoy en día, a pesar de los avances que se han tenido en la generación de políticas públicas a favor de este sector, siguen enfrentando exclusión, el tráfico, analfabetismo, falta de acceso a sus tierras, cuidado médico, además de sufrir todo tipo de violencia.
Sin embargo, la mujer indígena debe seguir luchando para conseguir mejores condiciones de vida y para exigir políticas públicas a su favor.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la población de cinco años o más que habla alguna lengua indígena ascienden a más de 6 millones, establecidos principalmente en el sur, oriente y sureste del territorio nacional: Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Puebla y Yucatán.
En Morelos hay más de 33 mil hablantes de lengua indígena, siendo ligeramente un poco más las mujeres con un 50.6 por ciento, y el resto son hombres.
Sin embargo, a pesar de que antes se veía a las mujeres indígenas como un grupo en abierta desventaja, hoy están logrando un mayor empoderamiento.
Pues si bien en los últimos años las condiciones de participación y derechos de las mujeres han tenido una notoria modificación a partir de los movimientos sociales que han replanteado el papel de la mujer en la sociedad a partir de una perspectiva de equidad, como se señala en el diagnóstico con perspectiva de género de la situación y condición de las mujeres indígenas.
Sin embargo, aunque se habla de manera general, la mujer indígena también ha ido ganando territorio.
Para Marisol Martínez Bautista, socióloga y activista defensora de los derechos humanos de las mujeres, hoy en día las mujeres indígenas son parte de una agenda de desarrollo social; “hemos visto cómo la mujer indígena enfrentaba muchos problemas, como la marginación, la migración, la falta de acceso a la salud y educación y más, pero actualmente es interesante ver cómo este grupo de la población está alzando la voz, y sobre todo busca ser parte de los procesos políticos”.
Actualmente, las mujeres indígenas están buscando que su voz sea escuchada, pero lo que se busca también es que se percaten de las condiciones en las cuales habían estado sentadas por siglos.
Un ejemplo de orgullo para estas comunidades es Macrina Vallejo Bello, quien es la primera diputada indígena en el Congreso de Morelos. Esto abrió la puerta para que más mujeres indígenas alcen la voz y busquen seguir avanzando y lograr esa visibilización y empoderamiento.
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