La celebración de una boda es una de las grandes ilusiones en las parejas, y el estado de Morelos es uno de los destinos predilectos para festejar la unión y jurarse amor eterno. Pero en una relación no todo es miel sobre hojuelas y muchos matrimonios se disuelven por diversas circunstancias y terminan en divorcio.
En México existen dos tipos de trámite de divorcio: administrativo y judicial. El divorcio administrativo se efectúa a través del Registro Civil y el divorcio judicial, cuando se gestiona en algún Juzgado de lo Familiar, Civil o Mixto.
De acuerdo con la información del Consejo Estatal de Población (Coespo), en 2020 el total de divorcios fue de mil 48. De estos, 985 fueron de tipo judicial y 63 de tipo administrativo. Los divorcios respecto a los matrimonios han aumentado de manera constante, entre el 2000 y 2019 casi se cuadruplica, al pasar de seis a 23 divorcios por cada 100 matrimonios.
Hace varios años surgió en Europa y Estados Unidos la tendencia de celebrar fiestas de divorcio para gritarle al mundo su libertad y festejar con las personas que de verdad aprecian. Esta celebración suelen realizarla principalmente las mujeres.
En México no podía faltar esta celebración. Y aunque realmente no es una tendencia en nuestro país, si se han realizado diversas fiestas de divorcio en los últimos años.
Una de las más sonadas fue la fiesta de divorcio que realizó la actriz y conductora Claudia Lizaldi en 2019 al separarse de su exesposo Eamonn Sean Kneeland, quien incluso fue uno de los invitados.
En Morelos aún no existe como tal una industria o empresas que se dediquen a la organización de fiestas de divorcio, pero hay personas que han celebrado ese momento, sobre todo para saber que no están solas, que sus seres queridos respetan su decisión, le apoyan y están ahí para sobrellevar este momento.
Lidsay Mejía nos comparte una experiencia celebrando el divorcio de una querida amiga, que sucedió a mediados de 2015, con una fiesta sorpresa realizada entre amigas y familiares, para justamente apoyarla en ese momento y divertirse, después de pasar un trago tan amargo que significó el proceso de divorcio.
“Después de muchos años de casada, mi amiga se divorció y fue un proceso muy malo, entre demandas, gritos y problemas. Cuando ella se separó le decían que se reconciliara con el marido y cosas así, pero entre amigas y familiares quisimos mostrarle nuestro apoyo, decirle que no estaba sola y que estábamos de acuerdo con su decisión, porque, como dicen, más vale un buen divorcio que un mal matrimonio”, comentó Lidsay Mejía.
Con una organización únicamente entre amigos, rentaron un hotel en Cuautla para hacerle una fiesta sorpresa a su amiga y hacerle una especie de despedida de casada, muy similar a la llamada despedida de soltera, pero ahora con este giro a festejar una nueva vida en libertad.
“Nos reunimos en un hotel en Cuautla, y le pusimos un letrero que decía algo así como ‘Bienvenida a la soltería’ en esta despedida de casada, a ella la invitamos a la fiesta, sin decirle que era su celebración, fue una sorpresa. Nos reunimos entre mujeres que la acompañamos y la gente que la conocía, para darles socialmente la noticia de que estaba felizmente divorciada. Incluso sus hijos que en se momento tenían entre 13 y 14 años nos echaron la mano, y quisimos tomarlos en cuenta para que no se sintieran agredidos”.
Sin duda, una industria que se dedique a la organización de fiestas de divorcio sería algo muy bueno, sobre todo para ver los divorcios como algo normal y romper los tabúes que siguen presentes ante esta situación tan común.
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