La primera vez que Mariana Balderas intentó adquirir mariposas para un evento familiar se encontró con la revelación de que no son productos que se puedan conseguir al instante, como un juguete para un niño. Entonces tuvo un despertar sobre el significado profundo de las mariposas en nuestra vida y en nuestro ecosistema.
“No es algo que se compre en el súper”, comenta Mariana con una pizca de melancolía en su voz, recordando aquel día. Su curiosidad innata la llevó a descubrir que en Morelos no existía una propuesta clara para aquellos que, como ella, buscaban mariposas para liberarlas en eventos familiares, un ritual cada vez más común que asemeja al del vuelo de los globos de cantoya o la liberación de palomas blancas.
Y así, con esa chispa de curiosidad, nació el mariposario Mía Mariposa, espacio de conservación que también se enfoca en fiestas y celebraciones.
Mía mariposa
Ubicado en la localidad de San Juan Ahuehueyo, este santuario ha sido construido con una meticulosidad similar a la de un niño armando su primer rompecabezas.
“Es un proyecto integral. Al criar mariposas protegemos plantas hospederas, plantas nativas y el medio ambiente”, señala Mariana.
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Pero el mariposario no es solo un lugar para criar mariposas. Es un ecosistema en sí mismo. Arañas, cochinillas y lagartijas coexisten aquí, recordándonos que cada ser tiene su lugar en el intrincado diseño de la naturaleza. Además, Mariana destaca la importancia de las mariposas en la cadena alimenticia. “Ellos son parte esencial de la cadena trófica de muchos animales”, explica.
La preservación de las especies
Dentro de su invernadero, que recuerda a un refugio construido con amor y cuidado, crecen las plantas hospederas donde las mariposas se reproducen. Son la Leptophobia aripa, de alas blancas con la orilla de las alas anteriores negra; y Ascia monuste, cuyas alas blancas parecen de papel.
Con una pasión inquebrantable, Mariana se ha asociado con diferentes esfuerzos civiles en Cuautla y la región, llevando a cabo conferencias y talleres que resaltan la importancia de las mariposas.
Mientras reflexiona sobre el estado actual del medio ambiente, hace una observación que toca el corazón:
“Aquellos de nosotros que somos mayores de 40 recordamos los parabrisas de nuestros autos manchados de insectos después de un viaje largo. Hoy en día, esos parabrisas regresan limpios”.
Se trata de un recordatorio sombrío del delicado equilibrio de la naturaleza que estamos rompiendo.
Un mariposario para todos
Mariana tiene grandes planes para el futuro del mariposario. Espera que este espacio, tan lleno de magia y vida, pueda estar abierto diariamente. Quiere que las escuelas traigan a los niños aquí, para que puedan aprender y maravillarse con la naturaleza, que descubran su conexión intrínseca con el mundo natural.
Para Mariana, las mariposas no son simplemente insectos con alas delicadas. Son símbolos de transformación, belleza y la interconexión de la vida.
“Es un granito de arena que nos brinda momentos mágicos y contribuye al medio ambiente”. Y así, en este pequeño rincón de Ayala, Mariana sigue su misión, cuidando y protegiendo estos seres, recordándonos la magia y el milagro de la vida en cada batir de alas.
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