Los anfibios son un grupo sumamente interesante. Son animales vertebrados, pueden vivir en ecosistemas acuáticos y terrestres.
Además se transforman durante las diferentes etapas de vida a través de un proceso de metamorfosis.
De hecho, mientras son larvas (o renacuajos) su respiración es branquial, pero cuando son adultos es pulmonar.
Están presentes en todo el mundo, excepto en las zonas donde hace mucho, pero muchísimo frío, como ocurre en los polos.
Entre la diversidad de estos animales se encuentran las ranitas que biológicamente están en el orden llamado Anura, que significa sin cola; aquí también están los sapos que, se estima, en el mundo existen más de 4 mil 780 especies.
Pero hoy les voy a contar de la hermosa Ninfa del Bosque, que hasta su nombre suena a poema.
Aunque hay algunas discusiones entre biólogos sobre el nombre por algunas diferencias genéticas y morfológicas, se reconocen como Agalychnis callidryas (se pronuncia agaliknis calidrias) de hábitos nocturnos, con una coloración tan viva como las selvas húmedas en las que habitan, su casa son los árboles y son principalmente insectívoras.
A pesar de los colores tan llamativos de su piel, ésta puede cambiar a más obscura dependiendo su estado de ánimo.
Se reproducen en la estación lluviosa, las hembras bajan de los árboles mientras que los machos preparan un lugar especial para empezar a croar y atraerlas.
La hembras ponen sus huevitos debajo de una hoja y el macho las fertiliza y los renacuajos eclosionarán pasando unos 10 días.
Aunque esta especie no está tan amenazada, los ambientes en los que vive sí y cada vez son más devastados por el calentamiento global, que también es una amenaza constante no solo para la hermosa Ninfa del Bosque, sino también para otros anfibios en el mundo.
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