Una de las especies de mamíferos que ha sido menos comprendida históricamente son los tlacuaches. Afortunadamente, gracias a quienes se dedican a hacer comunicación de la biodiversidad ha ido cambiando poco a poco esta percepción errónea, aunque falta que llegue a más personas.
A los tlacuaches se les puede confundir con ratas, pero no son parientes cercanos. Son marsupiales, parientes de los canguros que viven en Australia.
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Tienen una bolsita en la que los bebés terminan de desarrollarse. Aunque frecuentemente se piensa que son los únicos animales de este grupo, en realidad en México hay ocho especies de marsupiales y en las barrancas de la ciudad aún tenemos visitas de los hermosos tlacuaches.
Didelphis virginiana es su nombre científico y hay una hermosa historia mazateca sobre por qué tienen su colita sin pelo. Se cuenta que fueron los tlacuaches quienes nos trajeron el fuego, se lo robaron a la señora lumbre quemando su cola. Esta cola es prensil, similar a la de los monos, les permite sujetarse de objetos como ramas para maniobrar entre los árboles.
Además, su método de defensa es infalible: hacerse el muerto. ¿Quién querría comerse algo que de la nada se murió? ¡Se pone tieso! ¡Seguro está enfermo! Es una estrategia muy efectiva.
Son animales nocturnos y su dieta es muy variada: comen frutos, insectos y hasta pequeños animales como ratones, aves y huevos. De hecho, si no tienen una dieta balanceada pueden tener graves daños en la salud que afectará su desarrollo. Es por eso que muchos de los tlacuaches capturados ilegalmente para ser mascotas tienen serias complicaciones que resultan dolorosas y en una vida nada digna.
Su tasa de reproducción es alta, por fortuna. Una hembra puede tener hasta 20 bebés que cargará en su espalda por un buen rato hasta que sean independientes.
¿Qué hacemos si nos encontramos un tlacuache bebé? Una de las principales amenazas para estos animales carismáticos son los perros y gatos domésticos, quienes depredan a los tlacuaches más pequeños o lastiman a los grandes.
Primero, debemos aguardar en el lugar para esperar a la madre, si no llega podemos resguardarlo de manera temporal.
No podemos adoptarlo porque es una especie protegida por la ley y se puede castigar con cárcel. Si es un tlacuache lastimado hay que usar guantes de carnaza y alguna cobija o toalla para evitar lesiones por mordida, aunque no son agresivos, un animal herido se siente vulnerable y no dudará en defenderse.
Lo ideal es llevarlo lo más pronto posible a las oficinas de Profepa más cercanas. Los tlacuaches cuidan nuestras barrancas de noche, protejamos su existencia.
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