Hace más de 20 años escuché por primera vez que “las guerras en el futuro serán por agua”. Desde siempre esa idea me parecía sumamente aterradora. En las últimas semanas se ha escuchado y leído de manera reiterada sobre la crisis hídrica prácticamente en todo el mundo. Hoy es una realidad: nos estamos quedando sin agua.
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Siempre la aposté a que los mensajes para hacer educación ambiental fueran positivos, pero ya no me queda mucho de eso tampoco a mí.
México ha enfrentado desafíos significativos relacionados con la escasez de agua, especialmente en ciertas regiones del país. La crisis hídrica en México se ha visto agravada por una combinación de factores, como la sobreexplotación de acuíferos, la falta de infraestructuras adecuadas, el cambio climático y la contaminación del agua.
La discusión que he visto en redes sociales es si las grandes empresas están contribuyendo más a la crisis que la ciudadanía. Por supuesto que sí, pero no por eso no debemos dejar de asumir nuestra responsabilidad en el asunto.
Según datos de la ONU, en México cada persona consume diariamente 366 litros de agua. Considerando que el gobierno reporta que el 96 por ciento de las y los mexicanos tenemos acceso al agua y el INEGI en 2020 censó a 126,014,024 habitantes, en el país consumimos más de cuarenta y cuatro mil doscientos setenta mil trescientos cuarenta y dos millones de litros diarios. Aunque estas cifras fueran correctas, lo cierto es que no todas las personas con tubería hoy tienen agua, porque ya no hay.
Además, hay otro tema que me parece alarmante y abona al problema: la deforestación. Los bosques juegan un papel crucial en la regulación del ciclo del agua, ya que actúan como esponjas naturales que absorben, retienen y liberan agua gradualmente.
Cuando se talan árboles y se destruyen bosques, se reducen las capacidades de retención de agua del suelo y se incrementa la escorrentía superficial; en lugar de ser esponjas, se convierten en toboganes gigantes que llegan a inundar a las ciudades. Pero además de eso, la deforestación incrementa los efectos del cambio climático, produciendo sequías más severas y periodos de lluvia más atípicos y cortos. Un círculo vicioso.
Si a pesar de todas las advertencias de varios años atrás de la comunidad científica y las cifras a las que todas las personas tenemos acceso al desbloquear nuestro teléfono celular, no accionamos, difícilmente saldremos con victoria de esta. Cuidar el agua, es cuidar nuestra vida.