Cuando viene la palabra avispa a mi mente, me imagino a una gigante y furiosa criatura con un aguijón enorme de vuelo casi silencioso. También viene a mí un recuerdo punzante y doloroso de las veces que he tenido un infortunado encuentro con algunas de ellas.
No es como que las avispas asesinas anden correteando humanos, la mayoría de los piquetes ocurren cuando se sienten en extremo amenazadas. En mi caso, me he sentado sobre ellas, he golpeado sin querer sus nidos y pues lógico que estarían enojadas. Algunas especies son más dóciles y rara vez pican a menos que se les provoque, mientras que otras son más agresivas y propensas a picar (las famosas huachichilas son de cuidado).
Siempre es recomendable tener precaución y evitar molestarlas a ellas o a sus nidos para minimizar el riesgo de picadura. El veneno lo inyectan en sus presas o amenazas potenciales, pero sólo las avispas hembras tienen aguijones. Los aguijones son ovipositores modificados, que utilizan para poner huevos. Cuando una avispa hembra pica, el veneno se inyecta a través del aguijón, que puede retirarse y usarse repetidamente. Las avispas macho no tienen aguijón y, por lo tanto, no pueden picar. De hecho, tenemos la fortuna de que las avispas lo único que hacen es picarnos y dejarnos con dolor.
Algunas especies de este grupo perteneciente al orden himenóptera (donde también están las abejas y hormigas) han evolucionado como parásitas y exhiben una variedad de estrategias y adaptaciones para explotar a sus hospederos. Las avispas parásitas generalmente se dirigen a huéspedes específicos, que pueden incluir otros insectos, arañas o incluso otras especies de avispas. A menudo tienen mecanismos sofisticados para localizar huéspedes adecuados. Esto se puede hacer a través de señales químicas, como las feromonas emitidas por el huésped, o señales visuales, como formas o colores corporales específicos.
Muchas especies son solitarias y ponen sus huevos directamente sobre o dentro del organismo huésped. La avispa hembra con su ovipositor, inyecta huevos en el huésped. Algunas especies incluso inyectan veneno o sustancias paralizantes junto con sus huevos para inmovilizar al hospedero y asegurar su supervivencia hasta que eclosionan las larvas de avispa. Otras especies de avispas parásitas pueden usar un proceso conocido como "parasitismo de cría", donde ponen sus huevos en los nidos o celdas de otras avispas o insectos, dejando que sus crías sean criadas por el huésped desprevenido.
Espérense, todavía no acabo. Algunas tienen la capacidad de manipular el comportamiento de sus anfitriones para su beneficio. Por ejemplo, ciertas especies inyectan sustancias químicas o virus que alteran la fisiología o el comportamiento del huésped. Esta manipulación puede variar desde suprimir el sistema inmunológico hasta modificar su comportamiento de alimentación o incluso inducirlo a proteger y cuidar a las larvas de avispa en desarrollo.
La buena noticia también es que no todas las avispas son parásitas. De hecho, la mayoría de las especies de avispas no lo son y juegan papeles esenciales como polinizadores o depredadores de otros insectos, contribuyendo al equilibrio ecológico.
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