Continúa el recorrido ciclista condestino a Playa Aventura. Próxima parada:Tecoanapa POR JORGE ORNELAS
Dormimos muy bien, creo no se podría dormir maldespués de rodar 100 kilómetros y tomar un baño de agua fría.Nos despertamos a las 5:30 horas a levantar el campamento, despuésfuimos a desayunar con la señorita Andrea, chilaquiles con huevosestrellados y café; a las 7:30 horas, estábamos saliendo de PasoMorelos con rumbo a Chilpancingo.
La mañana estaba fresca y el cielo salpicado deralas nubes, lo que es ideal para rodar, sobre todo en esa zonadonde el sol, en los días despejados, pega inclemente. En cuantosalimos a carretera el paisaje desfila a ambos costados, en tramos,altos taludes de roca adornan ambos lados de la carretera.
Más adelante, grandes cerros con abigarradosmanchones de palmas mexicanas, y en otros lugares del camino esposible ver el panorama de la sierra a muchos kilómetros dedistancia, en donde podemos apreciar hasta ocho planos de líneasde montaña.
Se acordó que la primera parada sería en el puentecolgante, Mescala, a 60 kilómetros de Paso Morelos. Con lamañana fresca y el desnivel a favor, cubrimos los 45 kilómetrosen dos horas. Al llegar al puente nos detuvimos sobre él, paraadmirar el paisaje y tomar muchas fotos, después subimos almirador y ahí esperamos a todo el contingente para tomar untentempié, fruta y agua, mucha agua.
Tomamos más fotos y ¡vámonos! pues sabíamos quenos esperaba la subida más ruda de todo el recorrido, la famosa“Huaracha”, 20 kilómetros de subida continúa. Así que ledimos a buen ritmo. La naturaleza fue benévola con nosotros y nosbrindó un cielo siempre un poco nuboso, lo que nos atajó elsol.
Nota relacionada:
Después de los 20 kilómetros de la Huaracha, yaestamos contentos y nos detenemos en cuanto nos alcanza lacamioneta de apoyo, agua, agua y más agua, mandarinas y plátanos,un breve descanso a la sombra de un árbol y ¡vámonos!
Ya olíamos Chilpancingo, siempre pensamos quedespués de la Huaracha todo sería vida y dulzura, pero no esasí, antes de llegar a Chilpancingo que está en el filo de lacúspide de la sierra, escalamos unas última subidas, y de repenteahí está ya, la entrada a Chilpancingo; ahí esperamos al restodel contingente que llegó dos horas después y todos juntosbajamos los últimos seis kilómetros hasta la unidad deportiva“ChilpancigoII” del Instituto del Deporte del Estado deGuerrero donde nos dieron campamento.
Llegamos a darnos un delicioso y vitalizante baño deagua fría, y a comer los tacos más sabrosos de la zona. Ahora yabien comidos, bañados, vamos a soñar con los angelitos.
Ayer, rodamos a partir de Tierra Colorada con unclima tropical, nuestra meta fue Tecoanapa.