Lidia López Torres, hija mayor de Eduardo López Molacho, viajó de Puerto Escondido a Tequesquitengo al saber que su padre estaba enfermo.
Contó que la noche del lunes lo notó inquieto y decidió llevarlo al hospital de Jojutla, donde tuvo complicaciones por neumonía que finalmente derivó en un paro cardiaco.
Y de acuerdo al protocolo de salud, el cuerpo de Molacho fue trasladado al crematorio “Santo Tomás”, del municipio de Xoxocotla.
Refirió que mucha gente, como las autoridades municipales, le han preguntado sobre los funerales, por lo que espera preparar algo para este fin de semana en San José Vista Hermosa, mientras se encarga del papeleo.
Inmersa en los trámites que conlleva una defunción, Lidia recibió una llamada telefónica de una mujer que le contó que conoció a su papá en Acapulco, hace 60 años: “en el agua mi hijo está más seguro con Molacho que en las calles de la ciudad”. Esa era la confianza que le tuvo mucha gente para que ellos y sus hijos aprendieran a esquiar en el agua.
“No tengo idea de a cuánta gente le enseñó, pero sé que varias personas les llevaron a sus nietos y les pidieron que les enseñara como a ellos y a sus hijos o hijas. Yo a los dos años ya nadaba y esquiaba, tenía al maestro en casa”.
Recordó que su padre fue un hombre que amaba a los perros de la calle, a quienes daba de comer. Además, se dijo sorprendida por todas las muestras de cariño recibidas en el transcurso del día tras la noticia del deceso de su papá.
El alcalde Juan Ángel Flores Bustamante autorizó la condonación y expedición de los documentos para el registro de defunción, situación que Lidia López agradeció por la atenciones del director del Registro Civil, Heriberto Castrejón.
Con documentos en mano, Lidia López mostró que su padre nació el 10 de septiembre de 1938. Y de sus casi 83 años de vida, 60 los dedicó a dar clases de esquí y natación, y 43 al grupo AA.
Suscríbete a nuestro canal de Youtube