Con casi 500 años de antigüedad, el exconvento de San Mateo Apóstol es una joya arquitectónica del municipio de Atlatlahucan.
Ubicado a escasos 88 kilómetros de la máxima urbe del país, la capital mexicana, Atlatlahucan ofrece al turismo este impactante atractivo del pasado colonial.
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El recinto religioso fue declarado Patrimonio de la Humanidad desde 1994 por la Unesco, de acuerdo con el cronista del municipio, Erasmo Toledano Villalba.
Se trata de uno de los monumentos históricos ubicado en plena cabecera municipal, al costado oriente del Ayuntamiento.
Los pobladores del municipio rinden culto a su santo patrono, San Mateo Apóstol, con su feria religiosa que inicia el 21 de septiembre.
Para conmemorar al santo se organiza una feria con una duración de cuatro a cinco días, variable cada año, en la que se incluyen actividades religiosas, exposiciones artesanales, gastronómicas, música popular y teatro del pueblo.
Durante el tradicional festejo, los antiguos pobladores señalan que desde temprana hora comienzan las actividades en honor a San Mateo Apóstol, con peregrinaciones en las que se hacen recorridos con la imagen del santo por todo el municipio, acompañado de música de banda, la comida que se ofrece en los hogares y no puede faltar la tradicional misa que aún se da en latín.
Y es que se señala que el exconvento alberga y conserva el respirar del lejano siglo XVI, ya que aparte de su celebración de la misa en latín del concilio de Trento, otros atractivo religioso son los cantos Gregorianos. La magia perdura a través de las notas del tetragrama, una antigua forma musical basada en los cantos de San Gregorio.
Para este año 2023, después de seis años de permanecer cerrado a la feligresía luego de los daños causados por el sismo de 2017, se volverá a tener el acceso a la parroquia.
El cataclismo generó el largo cierre para su reconstrucción hasta enero de 2023, cuando se concluyeron los trabajos y fue reabierto por la actual administración encabezada por la alcaldesa Alma Delia Reyes Linares.
Un poco de historia
El imponente edificio es de la orden de los Agustinos y fue construido en el siglo XVI, al ser fundado en 1533 por el fray Jorge de Ávila y Jerónimo de San Sebastián. Estos datos histórico son corroborados en los archivos del exconvento.
El exconvento de San Mateo Apóstol forma parte de la Ruta de los Conventos de Morelos, compuesta por un total de 11 monumentos históricos construidos durante la Conquista española para llevar a cabo la evangelización de los indígenas.
Dentro de sus reconocimientos recibidos, existe el premio al mejor producto turístico otorgado en España en el año 2012.
Sobre la edificación del exconvento, el cronista municipal narra que de acuerdo con Antonio García Rubiel, en su libro El convento agustino y la sociedad novohispana de 1533 a 1630, menciona que la expansión de los agustinos por esta zona del oriente del estado quedó delineada en tres direcciones organizadas cronológicamente: avance meridional, avance septentrional y avance occidental.
“Por aquellos años, debido a que en la Ciudad de México ya había fundaciones de las órdenes franciscana y dominica, no se les permitió establecerse ahí, por lo que tuvieron que dirigirse al interior del territorio. La forma en que se distribuyó la congregación agustina por el territorio mexicano se sujetó a las zonas donde no había asentamientos de franciscanos ni dominicos, los cuales llegaron con anterioridad a la Nueva España“.
Así es como los agustinos llegan a Atlatlahucan para edificar el antiguo exconvento que, de acuerdo con los datos históricos, estaría por cumplir 500 años de vida en 2033.
Un retrato del pasado evangélico
El exconvento de San Mateo Apóstol es uno de los más hermosos de todo Morelos por la decoración de sus bóvedas, con flores de tipo renacentista y algunas decoraciones de tipo mudéjar.
Al hacer un recorrido se puede admirar su arquitectura colonial desde su imponente y amplio atrio.
Toledano Villalba detalla paso a paso lo que tenemos a la vista, donde se puede observar el acabado de sillares pintados sobre un aplanado de mortero de cal así como mampostería careada.
“El monumento posee un atrio de grandes proporciones, tiene dos bardas que lo circundan formando una calle ancha por sus cuatro lados, probablemente fue un camino procesional. En los extremos se encuentran las capillas posas cuya función era el de servir como altares en la procesión. Consta de claustros bajo y alto, bóvedas de cañón corrido, arcos de medio punto cuyo vano se abre al patio y al jardín interior”.
De la misma manera se puede observar una capilla abierta junto al templo con tres arcos de medio punto, rematado con almenas y espadaña.
“Encontramos sólo pintura decorativa en las bóvedas, frisos, a excepción del portal de peregrinos donde existe una pintura sobre la genealogía de San Agustín. Entrando por la portería observamos una pintura en el muro sur que representa el árbol genealógico de San Agustín a base de listones azules sobre un fondo rojo, formando diversas figuras y cuadrados que enmarcan el escudo de la orden de San Agustín”.
Explica el cronista que los tímpanos del recinto tienen la representación de Jesús resucitado y bajo él, el friso con representaciones de ángeles a los lados del monograma de Jesucristo IHS; “se encuentra muy deteriorado debido a que está al alcance de todo visitante, no tiene vigilancia por la Capilla Posa. Es muy posible que en algún momento los pilares hayan tenido pinturas de santos, como era común en estos conventos, pero actualmente están revestidas con un aplanado en donde se puede apreciar la presencia de cemento, lo mismo sucede con el guardapolvo”.
Agrega que las bóvedas del claustro bajo, que son de cañón corrido, presentan una pintura de casetones con hojas de acanto al estilo renacentista en colores rosa y rojo quemados.
“En las diferentes habitaciones de la planta baja se encuentran diversos tipos de decoración en las bóvedas, siendo cada una de ellas de una gran belleza, por el colorido y las formas”.
Indica que la capilla que está junto a la sacristía tiene una pintura impactante por su belleza en la bóveda.
“Los colores usados son rojo, amarillo y azul, del mismo modo sucede en todo el convento. La decoración es a base de cordones, flores y estrellas”.
Y en la planta alta, agrega, “las bóvedas son de cañón corrido con una decoración de casetones sencillos en color rojo y en cuyas esquinas se encuentran bóvedas de nervadura con una decoración de ángeles tocando una corneta”.
“Por el lado izquierdo del templo se encuentra una capilla abierta, como una muestra importantísima de la pintura colonial del México del siglo XVI, ya que es una decoración a base de listones en oro circundando en forma de estrellas a algunos ángeles”.
Los túneles
Erasmo Toledano habló de una investigación poco difundida, pero sin lugar a duda extraordinaria, pues asegura que se trata de una de las construcciones más soberbias que no han sido exploradas.
“Son los túneles que se encuentran bajo el exconvento, en constantes expediciones se han encontrado pasajes subterráneos en el cual los que han tenido oportunidad de entrar, comentan que no hay fin o límite de sus conexiones, hablando de su antigüedad, no hay registro del año que fueron creados, posiblemente son de origen prehispánico, ya que tenían una conexión entre áreas arqueológicas”.
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Detalló que uno de ellos conecta directamente con el panteón municipal que se encuentra frente al templo; otro sale hacia un lugar llamado “el Cerro” en la casa de doña “Quinti”; otro está conectado hacia la parte norte en el barrio de Los Reyes, y uno más hacia el municipio vecino de Yecapixtla.
Asegura que algunos pobladores han sido testigos del hallazgo. “Algunas casas coinciden con estos túneles, los pobladores han rascado para realizar obras de construcción y han encontrado vestigios como piedras formadas en los caminos, ruinas de templos prehispánicos, y algunos vestigios de la época colonial como antorchas, vasijas, accesorios de monjes, entre otras cosas”.
Pero por temor de la población acerca de creencias y cosas místicas, “estos túneles han sido tapados o bloqueados por seguridad de los mismos, lo que lo hace más misterioso y mágico por estar en la memoria oral de la gente”.
Los cantos gregorianos
En el exconvento de San Mateo Apóstol, se llevan hasta la actualidad misas con cantos gregorianos por un grupo de feligreses y monjas religiosas, lo que hace sin duda un atractivo más de esta joya arquitectónica morelense.
En tanto, en la parte posterior se encuentran algunos almacenes de agua llamados aljibes, los cuales se cree que han existido desde que se terminó la construcción del convento, en virtud de que era necesaria el agua para la subsistencia de los habitantes, además por los jardines y sembradíos de los monjes.
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