El robo de vehículo es un delito que casi en su mayoría de casos es denunciado, con un porcentaje bajo de cifra negra, y, por tanto, un indicador de los niveles de seguridad de una ciudad o comunidad.
En este tipo de ilícitos dos razones son las que motivan las denuncias. Por un lado, el cobro del seguro, en caso de que lo posea el propietario víctima del robo, y por el otro, el dejar constancia de la pérdida ante la posibilidad de que el automotor pueda ser empleado en la comisión de otros delitos.
El comportamiento de la incidencia de estos delitos afecta severamente en el patrimonio y sentimiento de vulnerabilidad de las víctimas, principalmente en los segmentos populares y de clase media.
En la comunidad, el robo de vehículos condiciona la percepción sobre el trabajo de las autoridades responsables de la prevención y persecución. Cuando los casos se registran con violencia, afectan a la ciudadanía en la imagen del quehacer policial.
Recientemente, un reporte de la Oficina Coordinadora de Riesgos Asegurados (OCRA), reveló un incremento del 4% en el hurto con violencia de automóviles y una disminución del 34% en la recuperación de vehículos robados.
Estos porcentajes ponen en entredicho, en el imaginario colectivo, la coordinación las policías preventivas, encargadas justamente de evitar que los delincuentes roben autos, y las de investigación, responsables de encontrar los bienes robados y detener a los culpables.
Cuando no existe una labor coordinada y articulada entre las instituciones el resultado es, inevitablemente, un aumento en los casos de robo.
Una revisión de las denuncias permite identificar que los casos de hurto violento de automóviles se dan principalmente en los municipios de Cuernavaca, Jiutepec, Xochitepec, Emiliano Zapata y Temixco.
Las estadísticas de OCRA señalan que en el primer bimestre del 2020 se denunciaron 238 robos de auto por 203 al primer bimestre de este año. Esto representa una disminución de 15%. Sin embargo, mientras que el año pasado 69% de este delito se realizaba con violencia, este año se elevó a 73%.
La percepción ciudadana en seguridad pública tiene mucho que ver con la violencia con la que actúa la delincuencia. La ecuación es simple: a mayor violencia en la ejecución de delitos, la sensación de inseguridad aumenta, sin importar que la incidencia vaya a la baja.
Hace unos días, el secretario de Gobierno de la entidad, Pablo Ojeda Cárdenas, informó del reforzamiento de la seguridad en las fronteras con el Estado y la Ciudad de México, con elementos de la Guardia Nacional y de la Comisión Estatal de Seguridad.
Las labores de prevención requieren de estrategias de coordinación interinstitucional, basadas en el análisis de los datos de incidencia delictiva, que permitan operaciones inteligentes y dirigidas a los puntos de mayor conflicto.
Además, es necesaria la participación de las y los ciudadanos, fomento a la denuncia y persecución y detención de objetivos clave.
Estos elementos forman parte de la estrategia implementada en la Ciudad de México por la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, donde, de acuerdo con el reporte DISÍ del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México, el robo de auto con violencia disminuyó 32% entre febrero de este año y el mismo mes del año pasado.
@guerrerochipres
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