El artista plástico Olegario Hernández, originario de la costa de Oaxaca, presenta por primera vez su obra en Morelos, en la exposición colectiva “Plástica Oaxaqueña Contemporánea”, que actualmente se exhibe en el Museo de la Ciudad de Cuernavaca (Mucic).
Las obras que presenta en esta exposición son “Kani jaa ndei chiun”, “Yakui” y “Xiñañui”, las cuales son realizadas al óleo y están protagonizadas por figuras de animales.
“Me encantan los animales, y estas obras en especial son como una protesta hacia los cazadores, porque muchos de ellos lo hacen por deporte, o como negocio por obtener las plumas, las garras, o conchas. Es por eso que decidí hacer estas obras para generar conciencia”, expresó el maestro Olegario Hernández.
Asimismo, destacó que las técnicas que generalmente realiza sus obras en encausto, óleo y gráfica, que son las que más les gusta. Y a lo largo de su trayectoria, ha participado en exposiciones colectivas y ha tenido otras individuales en diversas partes de la República Mexicana, así como en Estados Unidos, Cuba y distintos países de Europa.
El talentoso artista cuenta que desde pequeño le llamaba la atención todo lo relacionado a dibujar y desarrollar la creatividad, aunque en realidad no tenía idea que eso era arte.
“Desde chiquillo me gustaba esto, pero como no hablaba español no sabía qué era el arte, sólo disfrutaba hacer varias cosas en la que desarrollaba la imaginación”.
Originario de Pinotepa, donde creció y desarrolló sus primeras obras al aprender la talla de la jícara, un fruto que crece en la costa oaxaqueña. Posteriormente, tuvo que salir de su Oaxaca para buscar mejores oportunidades en la vida, y fue ahí donde conoció más de cerca el arte y comenzó su formación profesional.
“Curiosamente por azares del destino, salí de Oaxaca, sin un quinto y llegué a Guadalajara, Jalisco; y ahí fue donde nací como artista porque encontré unos ángeles que me ayudaron mucho, el maestro Francisco Silva y Patricia Villalever, ellos vieron que podía hacer cosas de manualidad y artísticas, y me dijeron que me apoyarían a encaminarme a la escuela de Artes Plásticas, me dieron casa, y yo les pagaba haciendo algunas labores como lavar el carro, barriendo el patio y cuidando el jardín Ahí empecé a entender y estudiar el arte de manera formal”.
Asimismo, mientras estudiaba continuaba vendiendo en plazas y jardines, las jícaras labradas que había aprendido hacer desde pequeño, como un sostén de vida. Al culminar de sus estudios y aún con la inquietud de rescatar el oficio de la talla de la jícara, regresó a su comunidad donde debió enfrentar el celo de los labradores más grandes, quienes se empeñaban en guardar los secretos de este arte y aseguraban su extinción.
A lo largo de su trayectoria no sólo ha logrado restablecer este arte como un oficio, sino que también ha constituido un taller donde personas de otras comunidades pueden aprender la talla y asegurar un modo de vida para ellos y su familia.
Con las ganancias que obtuvo en este taller, logró la adquisición de un área importante de terreno donde ya se siembra el árbol de la jícara a fin de asegurar la provisión de material para los artesanos.
“Quiero decirle a los amigos artesanos y artistas, que no tengan miedo, es algo muy duro vivir de esto, pero no hay que rajarse, si a uno le gusta hay que seguir por cumplir nuestros objetivos”.
La exposición colectiva “Plástica Oaxaqueña Contemporánea”, permanecerá en el Mucic hasta el 17 de septiembre, visítala de martes a viernes de 10:00 a 17:00 horas, y sábado y domingo de 10:00 a 15:00 horas, entrada gratuita.
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