Los habitantes del municipio de Ocuituco se preparan para vivir una de sus tradiciones más significativas: la Noche de los Jarros, un evento que se realiza desde hace varias generaciones, en el que la comunidad honra a sus difuntos con flores, velas y jarros decorados en las calles y los panteones. La tradición, que tiene lugar entre el 31 de octubre y el 1 de noviembre, mantiene la esencia de la costumbre de recordar y acompañar a quienes fallecieron en el último año, conocidos como los de "ofrenda nueva".
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Adriana Aguilar, titular de la Dirección de Cultura de Ocuituco, explicó la importancia de esta tradición, que mantiene vivas las raíces del pueblo:
"Esto ya es una tradición de aquí, de Ocuituco, de los abuelitos. Algo muy antiguo. La gente lleva flores a todos los difuntos de 'ofrenda nueva', es decir, a los que fallecieron desde el 2 de noviembre del año anterior hasta el 1 de noviembre de este año. Toda la comunidad participa y cada familia lleva sus jarros decorados y las flores que pueden comprar; es un acto de respeto y también de unidad entre nosotros", dijo Aguilar.
Adriana explica que los preparativos para esta noche comienza desde días antes, cuando las familias acuden a los mercados para adquirir las flores de cempasúchil, terciopelo y nubes, que se combinan en arreglos junto con el jarro y una vela. Este ritual, dice, es muy significativo, pues cada elemento simboliza la conexión entre los vivos y quienes han dejado este mundo.
"Aunque la economía no siempre permite adquirir muchas flores, el gesto es lo que prevalece. Mi cuñada, por ejemplo, me contaba que antes compraba hasta 20 jarros, porque si fallecen alrededor de 50 personas en el año, la gente trata de llevar para algunos de ellos, unos 10 o 15, o los que puedan. Todos quieren mostrar su cariño y respeto", cuenta Aguilar.