“Este mundo de hoy sabe otra vez al miedo, al miedo de perdernos, al miedo de convencernos que les debemos y que a ellos nos debemos”.
El temor y el hostigamiento se han convertido en un obstáculo constante para nuestra movilidad. Una forma de opresión y control que nos limita, obstaculiza y nulifica la posibilidad de disfrutar nuestros derechos y de sentirnos libres. Somos vulnerables ante una estructura patriarcal que nos ha hecho ver como indefensas, débiles y culpables a través del tiempo y el espacio.
Nos han vedado el espacio público, pero es ahí donde hemos encontrado nuevas formas de resistencia. Hemos tomado las calles, los monumentos y las plazas como espacios de libertad y exigencia, pues la indiferencia, la impunidad, la simulación y la inacción han sido las formas de reacción por parte de un Estado opresor, patriarcal y perpetrador de la violencia, que ya demostró con sangre que nosotras no importamos. Hoy, hemos salido a marchar para no morir mañana.
En nuestro país, asesinan entre diez y once mujeres al día, pero esto no es motivo para desviarnos de temas que si importan. Estas últimas semanas, el Estado nos ha demostrado sin descaro que nosotras no importamos, que “ahorita no”, que la violencia llega,incluso, hasta cuando ya nos han asesinado, que los medios de comunicación tienen el poder de vulnerar la dignidad de las víctimas y exponerlas públicamente, que por favor dejemos de pintar paredes aunque ellos nos estén quitando la vida, o bien, que es mejoreliminar el tipo penal de feminicidio con el argumento de “la dificultad que el Ministerio Público tiene para acreditarlo”, cuando bien sabemos que lo que en realidad se necesita es la voluntad política de nuestras autoridades para procurar justicia.
El feminicidio no es un distractor o un discurso de la oposición y de los grupos de poder, el feminicidio es una realidad social, una realidad que siembra miedo yrabia, que hiere, que nos ha arrebatado a Ingrid, aMariana, a Lupita, a Mara, a Fátima, a Abril y a miles de mujeres más que el Estado no protegió. Nos están violando, nos están quitando la libertad, nos están matando y el Estado no hace nada para detenerlo. El feminicidio, es ya, una emergencia nacional.
Exigimos acción política y la planificación de un presente y un futuro que garantice nuestra libertad y nuestra vida, derechos que históricamente se nos han negado y obstaculizado. Queremos la revolución de la realidad social, pues nuestro error no fue haber nacido mujeres, nuestro error fue haber nacido en un país donde ser mujer es jugar con la muerte día con día. Un país feminicida, donde no hay edad, lugar o tiempo para ser víctimas de violencia.
Estamos cansadas, pero seguiremos luchando, luchando por las que aún estamos y por las que nos han arrebatado, porque nosotras no soltamos.