Que comience la fiesta y las celebraciones decembrinas porque la pandemia en México es solo una fantasía. Una quimera en la cual sucumbe la llamada 4T. Una realidad ilusoria porque desde el inicio de la emergencia sanitaria, Andrés Manuel López Obrador ha mostrado una actitud escéptica e imprudente.
Y en esa nube sideral se subieron otros atolondrados.
El tabasqueño orquestó una historia de ficción y terror. El representante de los mexicanos, hasta hoy, aparece en los eventos públicos sin cubrebocas, y con ello da un mensaje erróneo a sus gobernados. En su momento fue el “trending topic” ensalzado en sátira reprobable. En especial, a aquellos sectores asequibles a la ciencia y a los temas relativos a ella.
Muchos de ellos, evocaron algunos pensamientos similares a esto: bueno si mi Presidente no usa cubrebocas quiere decir que es puro cuento. Seguro quieren distraer nuestra atención porque algo malo está por ocurrir.
Otros: Bah. La vieja excusa de siempre. Una frase cargada de añejas artimañas políticas.
Pero no. Ojalá todo fuera un invento más. La realidad es otra. El lunes 14 de diciembre del presente año, México alcanzó 113 mil 953 muertes por COVID-19 y un millón 250 mil 044 de casos confirmados, de acuerdo a la Secretaría de Salud. El escenario es crudo: la Ciudad de México superó el 80% de ocupación hospitalaria.
Si bien la esperanza se abre con la aplicación de una vacuna. En nuestro país, desde el inicio de la pandemia, las medidas de prevención han permanecido casi siempre “relajadas”. La población no ha acatado las recomendaciones del gobierno.
Mañana es 16 de diciembre, periodo en el que inician las posadas. Y seguro la algarabía en muchos rincones de nuestra bendita tierra se vestirán de colores, piñatas y mucho licor. Porque los mexicanos somos conocidos por ser buenos anfitriones. Por amar la fiesta y organizar todo un festín de diversión.
Esta pandemia seguramente no empañará los ánimos y el sentir de muchas familias mexicanas.
En la cultura mexicana se le da una carga religiosa a la temporada navideña. Si retrocedemos a lo que indica la historia, estas celebraciones se originan en los nueves días en los que María, a punto de dar a luz a Jesús, salió con José a buscar un lugar donde alojarse y pasar la noche en una posada.
Hoy las celebraciones se desvirtuaron. La gran mayoría de las personas se reúnen para cantar, bailar y consumir en exceso alcohol. Las tradiciones tal como ocurre con algunas especies, están en peligro de extinción.
El clásico “valemadrismo” del mexicano siempre presente. Y las recomendaciones que ha hecho el Doctor Hugo López Gatell respecto a la realización de fiestas se las sigue llevando el viento: “Hacer un examen de conciencia y reflexionar”.
Es tanta la desesperación de la administración capitalina que encabeza Claudia Sheinbaum que los capitalinos comenzaron a recibir mensajes en sus celulares: “No hagas fiestas”. La CDMX es uno de los puntos más afectados en el país por el coronavirus.
Si bien es cierto que el gobierno mexicano no ha actuado de manera acertada. Tampoco la sociedad lo está haciendo.