¿Quién no bailó, cantó o actuó en la obra de Jesucristo Super Estrella en los años 70s? Para muchos ortodoxos de esa época, esta obra fue más bien una blasfemia hacia el pasaje bíblico realizada por unos hippies irreverentes. Sin embargo, esta representación, ya sea en formato de pelicula u obra de teatro, se ha convertido en un elemento verdaderamente icónico en estas fechas tan simbólicas para los católicos. ¿No es curioso que muchos pensamientos que los conservadores se han negado en aceptar a través de los siglos son los que ahora nos representan de una manera total?
En esta obra, como en muchas otras, a María Magdalena se le recordaba como la prostituta; arrepentida, pero al fin prostituta. Ella es perdonada por Jesús y entonces le ungió los pies con sus lágrimas, mismas que secó con sus largos cabellos a modo de una supuesta redención.
A través de los siglos, miles de estudiosos han tratado de desentrañar esta hipótesis de mujer libertina y no fue sino hasta en el año 1969, bajo el mandato de Paulo VI que la iglesia la reconoció abiertamente y decidieron cambiar su imagen convirtiéndola en Santa, sin más festejos. Así ha sido la simbología femenina en la Historia; vírgenes o endemoniadas. Toda la gama de grises que constituyen a la humanidad y particularmente a las mujeres, quedan soslayadas.
Recuerdo que cuando yo era niña, siempre pensé que la representación de “La última cena” pintada por Leonardo da Vinci era la única en su género y la vi muchas veces reproducida sea en calendarios, rompecabezas o gobelinos. Para mi gran sopresa, con los años descubrí que hay muchas pinturas con el mismo nombre y que cada una tiene su propia interpretación según el momento histórico en las que fueron pintadas. Todo esto según el relato descrito en el evangelio de Juan, capítulo 13. Desde luego que la pintura de Leonardo sigue siendo la más enigmática. No deja de sorprender el hecho que Leonardo pone un cuchillo en las manos de Pedro mientras habla con el personaje que está sentada a la derecha de Jesús, haciendo alusión a lo que ocurrirá después de que Jesús sea aprenhendido. Una manera muy interesante de entender la psicología de este personaje que, sin duda, ha sido uno de los apóstoles más radicales.
Por lo pronto dejo aquí el nombre de algunos pintores italianos que valdría la pena conocer para saber cómo se pintaban en aquellas épocas las también llamadas “Últimas cenas”.
Vicchio di Magello, San Marco, Florencia 1395,
Andrea del Castagno, Santa Apollonia, Florencia 1444
Andrea del Sarto, Abadía San Salve, Florencia 1519
Domenico Guirlandaio, San Marco, Florencia 1482
Domenico Guirlandaio, Ognisanti Florencia 1480
Leonardo da Vinci, Refectorio de Santa Maria delle Grazie, Milán 1495
Pietro Perugino, Convento di Fuligno, Florencia 1493.
Una de las obras que más ha despertado mi curiosidad es la que está pintada en la cúpula de la catedral de Noto en Siracusa, Sicilia, pintada en 1700 de la cual no he podido encontrar ningún tipo de literatura, todavía. En lo alto podemos distinguir a una mujer vestida con una túnica roja, con grandes pechos, cabellera larga negra en medio de otros 11 apóstoles. Pues bien, ahora se dice, no por la Catedral de Noto sino por otros estudiosos, que precisamente María Magdalena (o María de Magdala, nombre adquirido supuestamente por su lugar de procedencia) fue elegida para fundar la iglesia de Dios y que fue la apostol de los otros 11 apóstoles. Y por qué doce? Pues desde los primeros tiempos este número ha tenido una enorme importancia. Estos son algunos ejemplos: Las 12 tablas de la epopeya de Gilgamesh; 12 las Tribus de Israel; 12 los apóstoles; 12 los dioses y titanes del Olimpo; El universo está dividido en 12 elementos al multiplicar los 4 elementos fundamentales (fuego, agua, tierra y aire) y es fundamental para el mundo cristiano pues el número 3 representa la Trinidad y la tierra es representada por el número 4.
Ahora bien, qué tal si la Basílica de San Pedro un día se llamara la Basílica de María Magdalena y hubiera una papisa? Sería magnífico que fuera al abierto y no de manera oculta como sucedió en los años 800´s con la papisa llamada Johannes Angelicus. En la catedral de Siena hay todavía una inscripcion que reza: Johannes VIII, femina ex Anglia (Juan VIII, mujer inglesa) y, unque no existen pruebas que demuestren que esta historia es cierta, la Iglesia católica ha dado fe de ella plenamente, sin mayor aspaviento. De esta manera nos podríamos olvidar de las sensibles palabras de Norberto Rivera cuando dijo: antes muerto que ver a una mujer papisa.
¿No resulta inquietante saber que las mujeres más importantes de la Historia hayan sido transgresoras, impúdicas y desterradas de alguna u otra manera y que además se les nombre tan pocas veces en la Biblia como si carecieran de importancia? Es el caso de Lilith, la primera esposa de Adán, nombrada una sola vez en Isaías 34.14; Es el caso también de Eva que ya no se le nombró después que tuvo a bien comer del fruto de la sabiduría y también la papisa Johannes Angelicus, reconocida por la iglesia.
Hay muchas personas de diferentes corrientes filosóficas que han escrito acerca de estos temas y, en particular, de la protagonista del día de hoy. Sería muy interesante irle quitando el velo de la deshonrra, de una vez por todas, a la mujer que tal vez debería ser la máxima representante para los católicos.
En 1943, el historiador Lawrence Gardner refiere acerca del matrimonio de María Magdalena con Jesús, la persecución y el verdadero status de su linaje, así como el significado de las pinturas de Leonardo da Vinci y por qué la iglesia censuró sus retratos durante el Renacimiento.
Debemos recordar que el nombre de Jesucristo, en realidad, es un nombre compuesto de Jesús + Cristo es decir que representa la realidad de un hombre (Jesús) alcanzando la máxima realización ( Cristo = ungido)
La Biblioteca de Nag Hammadi fue descubierta en 1945 en la vecindad de Nag Hammadi en Egipto. Mucho se ha escrito sobre este tema desde su publicación a mediados de 1970. Esta biblioteca consiste en manuscritos cópticos del cuarto siglo que son copias de manuscritos escrito originalmente en Griego. Estos manuscritos pertenecieron a los Cristianos Gnósticos. La mayoría de los eruditos citan al medio-segundo siglo como la fecha plausible más temprana de la composición de estos documentos. Sin embargo, se dice que algunos de estos documentos pudieron haber sido escritos en los últimos años del primer siglo, siendo así contemporáneos con los Evangelios del Nuevo Testamento.
Se dice que en la literatura marginal que se origina en círculos gnósticos se encuentran algunos escritos en los que se dan confrontaciones entre Pedro y María. Se dice también que son textos “sin carácter histórico” y que son diálogos ficticios entre diversos personajes como medio de transmisión de doctrinas gnósticas. Se dice que el Evangelio de María es uno de estos textos en donde se relata la incomprensión de Pedro ante la revelación secreta que ha recibido María: (ver la pregunta “¿Qué dice el Evangelio de María Magdalena?”).
Otro escrito es el Evangelio de Tomás, al parecer más antiguo. Aquí, se narra al final que Simón Pedro dijo: “¡Que se aleje Mariham de nosotros!, pues las mujeres no son dignas de la vida”. A lo que Jesús respondió: “Mira, yo me encargaré de hacerla varón, de manera que también ella se convierta en un espíritu viviente, idéntico a vosotros los hombres: pues toda mujer que se haga varón, entrará en el reino del cielo”. También en Pistis Sophia Pedro se impacienta y protesta porque María comprende mejor que los demás los misterios en sentido gnóstico y es felicitada por Jesús: “Señor, no permitas hablar siempre a esta mujer, porque ocupa nuestro puesto y no nos deja hablar nunca” . (Aquí, sin embargo, la presencia de Marta puede sugerir que la María que aparece no es la Magdalena sino la hermana de Marta y Lázaro, aunque bien podían haberse identificado las dos Marías). En estos textos se observan rasgos heredados de la mentalidad rabínica, según la cual las mujeres eran incapaces de apreciar la doctrina religiosa.
Todo esto es una sola probadita de lo mucho que se puede leer al respecto y que parecería ser el principio de la división de géneros a través de los siglos. Con todo esto, solo me queda cantar junto con Yvonne Elliman en este día de Pascua, “I don´t know how to love him…”