Luis Zepeda, un Santa Claus que regala sonrisas y esperanza

Durante más de una década ha hecho felices a miles de personas con su importante labor

Maritza Cuevas | El Sol de Cuernavaca

  · sábado 24 de diciembre de 2022

A través del libro "ayer soñé que moría", la escritora Edith Zepeda comparte la historia de este gran hombre que ha hecho felices a cientos de niños. / Cortesía | Edith Zepeda

Desde hace 15 años, Luis Zepeda realiza una importante labor durante las celebraciones decembrinas, al personificar a Santa Claus y llevar alegría a muchas personas en vísperas de Navidad. A través de su libro “Ayer soñé que moría”, la escritora Edith Zepeda comparte la historia de este gran hombre que ha hecho felices a cientos de niños, niñas y adultos mayores principalmente.

Luis Zepeda es abogado de profesión, que toma muy en serio la época decembrina y su papel al interpretar a Santa Claus, más allá de sólo un personaje, ya que su forma de apoyar y regalar sonrisas a aquellas personas que posiblemente no la pasan tan bien.

Desde el mes de mayo, Luis guarda la rasuradora para que en diciembre tenga la barba larga y brillante como Santa Claus lo amerita. Año con año, son meses de ardua preparación y de comenzar a recolectar juguetes, dulces y ropa, con el apoyo de su familia y de grandes amigos, que como benefactores suman su granito de arena a esta noble causa.

“Lo llamo Bonie, pero su nombre es Luis. Es mi segundo hermano en orden de mayor a menor, y comenzó a hacer su labor social hace más de 10 años. Es un hombre, alto, gordo y guapo, de tez clara y amable, con una hermosa, larga y brillante barba, totalmente blanca”, escribe Edith Zepeda en el capítulo 10 de su libro para compartir la bella historia que ha tenido su hermano.

Asimismo, Edith comparte que al parecer ella fue la culpable que su hermano Luis encontrara esta bella misión de vida, que durante más de una década permanece y regala mucha felicidad en cada diciembre.

Menciona que hace más de 15 años a ella le prestaron un traje de Santa Claus, y le pidió a su hermano que se lo pusiera para que los niños de la familia lo conocieran, durante alguna reunión familiar en diciembre; en aquellos tiempos cuando convivían entre los ocho hermanos que eran, siempre juntos en las buenas y en las malas.

“Bonie se puso el traje de Santa y resultó ser la sensación. Parecía que en ese preciso instante había reconectado con una parte suya que a nivel inconsciente le pedía despertar. Posteriormente me encargué de mandar a hacerle un traje nuevo y otros dos que han resistido el trabajo de tantos años”.

Es así como Luis o Bonie, suele visitar orfanatos, hospitales, asilos y casas hogar, para convivir con niños, jóvenes y ancianos, llevándoles un pequeño presente, como juguetes, dulces y ropa; pero principalmente, regalándoles una sonrisa, y un momento lleno de alegría y esperanza, como todos lo merecen.

“Siempre he dicho a mi hermano que admiro y respeto su labor, que no entiendo cómo puede no llorar y mantenerse fuerte, sereno feliz ante tantas sensaciones que tocan el alma, ante esa cascada de sentimientos. Realmente creo que está cumpliendo con su misión. Son realidades de necesidad de amor, de abandono, de tristeza, de pobreza, de injusticia. Sin duda, Santa es un guerrero que durante todo el año se prepara para llevar su sonrisa, su abrazo y su regazo a quienes lo necesitan”, comparte Edith Zepeda.

A lo largo de estos años, Luis ha visitado muchos lugares como hospitales, casas hogar, orfanatos, asilos de ancianos e incluso centros de readaptación social para menores, no sólo en Cuernavaca, sino en Ciudad de México y Puebla, incluso en una temporada navideña, visitó a más de cinco mil pequeños.

En esta bella historia de amor, esperanza y alegría, hay niños que Luis conoció hace años en algún hospital, y que, por diversas cuestiones, ahora de jóvenes o adultos, continúan una lucha de salud en alguno de esos nosocomios; y año con año esperan a su querido Santa Claus.

Cabe destacar que, en esta gran labor, Luis no recibe remuneración económica alguna, su mejor pago es ver la sonrisa y la emoción en el rostro de las personas. Asimismo, tiene su cajita de tesoros, donde guarda todos los regalos, cartas y pequeños detalles que le obsequian en agradecimiento por su importante labor, que también lo hace muy feliz.




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