Terribles imágenes del momento preciso del desplome de la superestructura del METRO elevado de la Ciudad de México, el colapso inmediato de las trabes de acero que ceden ante el paso del convoy. En unos segundos todo cambió, fierros retorcidos, la vía férrea y los durmientes colgando suspendidos en lo alto, cables sueltos, la densa nube de polvo y el silencio que ensordece ante la mirada de vecinos y testigos. De inmediato la gente intenta auxiliar para abrir los vagones, rescatar a los pasajeros., los vecinos fueron los primeros rescatistas.
La noticia corre de inmediato por redes sociales, la línea 12 del Metro, la llamada línea Dorada había colapsado.
Este proyecto lo inició en 2007 el jefe de gobierno Marcelo Ebrard, se anunciaba como la obra magna de su administración. Un proyecto muy ambicioso que debía estar concluido en el lapso del sexenio, así fue: se inauguró en octubre del 2012.
Dada esta condición político-temporal de tener terminada la obra antes de concluir el sexenio, el sistema de contratación fue mediante licitación internacional a precio alzado y tiempo determinado , es decir, las empresas ganadoras de la licitación debían hacer estudios previos, topografía, mecánica de suelos entre muchos otros a lo largo del trazo de la LÍNEA 12, también se incluía el diseño, el cálculo y la construcción en su totalidad de la magna obra. Todo el paquete llave en mano.
El gobierno de la capital se encargaría directa o indirectamente de la aprobación del proyecto y de la supervisión de los trabajos. Los gobiernos delegacionales también debieron participar con las autorizaciones de uso del suelo y de construcción, previo análisis y aprobación del proyecto estructural. Debieron de haber directores responsables de obra (DRO) y co-responsables estructurales avalados por la autoridad y por el Colegio de Ingenieros Civiles.
Este tipo de licitaciones obliga a trabajar a las empresas para definir y diseñar en el menor tiempo posible y con los menores costos para poder ser competitivos y ganar el contrato. En este caso está claro que corrieron un gran riesgo estructural que finalmente falló.
Así se explica que un tramo se haya construido con estructura a base de trabes de concreto llamadas ballenas, y la otra que fue la que colapsó se hizo con estructura de acero, seguramente salía más barata.
Bajo ese mismo criterio de lo barato, se decidió que el tipo de trenes fueran con ruedas de fierro y no neumáticas como en las otras líneas del sistema Metro y resultó que no eran de la misma medida que el ancho entre las vías , el colmo. Los propios usuarios advertían una gran vibración, de suerte durante casi 8 años no pasó nada hasta que pasó.
Iniciado la operación y con el cambio de sexenio empezaron los problemas, así lo había documentado la propia Auditoria Superior de Fiscalización en 2011. Miles de millones se han gastado en mantenimiento y en corregir los errores, y por si fuera poco el sobre costo del proyecto fue escandaloso, tan sólo en la compra de trenes fue de más del 300 por ciento, por adjudicación directa.
Sumado a lo anterior, en la actual administración de Claudia Sheinbaum los recortes presupuestales han sido de casi 2 mil millones de pesos por año, impactando en contra del sistema de transporte en particular en mantenimiento, generando tensión y riesgos en la operación. Recordemos el incendio del 9 de enero del presente año en la central de operaciones que paralizó 6 líneas del sistema.
En todo este entramado de la línea 12 se percibe un tufo de corrupción entre los gobiernos locales de la CDMX y las grandes empresas de siempre.
El accidente del 3 de mayo ha cobrado 24 muertos y 79 heridos graves que merecen y exigen justicia; la responsabilidad es compartida por parte del gobierno local, de las delegaciones por donde corre la línea 12, de empresas y empresarios voraces y de técnicos irresponsables.
Este accidente en tiempos electorales me recordó el atentado terrorista de Madrid perpetrado por Al Qaeda del 11 Marzo de 2004 en la estación ferroviaria de Atocha en donde se perdieron cientos de vidas inocentes, esa tragedia le costó perder el gobierno al Partido Popular y la llegada de la izquierda a través el PSOE, un vuelco repentino e imprevisto en la intención del voto cambió la historia de España. La gente le cargó la factura al gobierno de Aznar que había respaldado dócilmente la política de Bush enviando tropas a combatir al terrorismo y este reaccionó poniendo sendas bombas en la estación de Atocha.
Este hecho lamentable producto de la negligencia humana y de la corrupción puede ser muy costoso para el partido en el gobierno en estos tiempos electorales y de crispación como los que estamos viviendo, de consecuencias impredecibles.