Sabemos que muchas de estas festividades, según varios historiadores, se remontan a la época de los Sumerios y Egipto desde hace unos 5000 años atrás y después fueron heredadas por los romanos.
En Roma, como ya lo habíamos mencionado anteriormente, estas fiestas paganas se realizaban en honor a Baco, el dios del vino, durante las saturnales y las lupercales, (como el origen de la fiesta de San Valentín) y, aunque esta celebración no es reconocida tampoco como religiosa, sigue estando muy asociada a las tradiciones católicas en muchas partes del mundo.
Entre los inconfundibles y alegres cantos brasileños todavía se escuchan alabanzas a la reina africana Nzinga, ya que las personas de origen africano también atravesaron por el sincretismo religioso de sus creencias ancestrales y las creencias religiosas católicas de la misma manera como sucedió en nuestra cultura. Ahora bien, ¿Quién era ella? , Nzinga fue un personaje fascinante y emblemático de la historia africana. Según su tradición, se dice que su nombre provino del hecho que nació con el cordón umbilical alrededor del cuello, lo que indicó el carácter impetuoso de la niña recién nacida.
¿Cómo habría sido la historia si a los reyes de España, Isabel y Fernando, no se les hubiera conseguido una bula falsa para casarse entre primos segundos y no hubieran podido entonces extender su dominio a través de la unificación religiosa y tampoco se hubiera creado la Santísima Inquisición para observar la pureza de la Fe convirtiéndolos a todos forzosamente a la nueva religión católica?
Pocos años después de que fue concluída la obra titulada “La Verdadera Historia de la Conquista de la Nueva España” en nuestros territorios, (misma que el antropólogo francés Cristian Duverger ha puesto en duda su autoría en los últimos tiempos y que vale mucho la pena leer este libro), nació la pequeña Nzinga en la región sureste de África, perteneciendo al grupo étnico Mbundu, (hoy conocida como Angola. Corría el año 1585 y la llamaron Nzinga Mbande; tuvo dos hermanas y un hermano (en realidad medios hermanos), pero siempre fue la favorita de su padre, (a pesar de ser hija de una de sus concubinas), por ser muy buena para la caza y siempre lo acompañó a los combates donde le ayudaba a formular muy astutamente las estrategias militares en contra de sus enemigos.
Era el siglo XVI cuando Francia e Inglaterra habían amenazado la posición portuguesa en su comercio de esclavos, pero los portugueses se consolidaron en Angola finalmente. En el siglo XVII, la región suroeste de África estaba dividida y gracias a esta mujer extraordinaria, a través de los años, se volvió a unir el territorio.
Fue un momento álgido en el tiempo humano cuando Angola era el punto más importante de tráfico de esclavos para los misioneros portugueses. Se dice que al principio el padre de Nzinga había negociado esta indeseable venta de esclavos para que los portugueses no comerciaran con su propia gente. Cuando murió su padre, el rey, los portugueses dejaron de respetar este acuerdo, encarcelaron a su hijo, medio hermano de Nzinga, y se apoderaron del reino.
Entre 1621-1622, Nzinga es enviada por su medio hermano como emisaria a una conferencia de paz con el gobernador portugués João Correia de Sousa en Luanda, debido al creciente conflicto que había entre los portugueses y el pueblo Mbundu. La fabulosa leyenda cuenta que este hombre al recibirla en sus dominios se negó a ofrecerle una silla para que se ella sentara en el suelo al no considerarla como su igual; Nzinga, quien generalmente era acompañada por no menos de 50 sirvientes, pidió a uno de ellos echarse en el piso a modo de silla sobre el cual ella pudiera sentarse y estar a la misma altura de su opositor y entonces, sus miradas estuvieron al mismo nivel.
En ese momento logró un momento de paz para su pueblo, sin embargo, los portugueses no respetaron el tratado y su hermano Ngola Mbende se suicidó, convirtiéndose en la reina de Andongo y emprendió su propia lucha contra los portugueses. Esto la llevó a una nueva guerra en 1626. Vencida y sus dos hermanas en poder de los portugueses, Nzinda huyó con su ejército y estableció un nuevo reino en Matamba, al norte de Angola. Llevó a cabo varios ataques que le permitieron recuperar algunos de sus territorios en poder de los portugueses.
Esto forzó a un nuevo tratado de paz en 1639, por el cual se dio legitimidad y estabilidad a su nuevo reino, pero que no evitó nuevos enfrentamientos. En 1641 el ejército de Nzinga se unió a los holandeses para atacar y dominar a los portugueses con relativo éxito.
El capitán holandés Fuller, era miembro del West Indies Company en la década de 1630 y aliado de Nzinga. El la definió como una mujer fascinante, de una gran belleza, alta y esbelta, además de un carácter muy marcado y de una gran inteligencia. La consideraba una gran estratega militar en los planteamientos de las batallas.
Se dice que Nzinga tenía entre cincuenta y sesenta jóvenes como esposos, ya que al tomar posesión del trono rompió las tradiciones prohibitivas para las mujeres, se puso el nombre de Ngola, que significa rey, se vistió con los trajes de ceremonia de su padre, convocó a los mejores guerreros y eligió varios concubinos para ella.
En 1641 durante otra guerra contra Portugal, los holandeses se aliaron con el Reino de Kongo y se apoderan de Luanda. Nzinga les envió una misión diplomática y concluyó una alianza con ellos en contra los portugueses. En 1644 derrotó nuevamente al ejército portugués en Ngoleme, pero fue derrotada en Kavanga dos años después. Gracias a los refuerzos holandeses, Nzinga se enfrentó a los portugueses y continuó liderando a sus propias tropas para la batalla. No es difícil imaginarla como una mujer con apariencia feroz en el campo de batalla al igual que su intimidante grito. Durante su reinado instó a los esclavos a que escaparan del yugo portugués e ingresaran a las filas de su vasto ejército.
A la edad de 74 años, Nzinga celebró un nuevo tratado de paz con Portugal que fue el definitivo. Después de tantas guerras, ella quería por fin reconstruir a su país y se encargó de reubicar a los antiguos esclavos. Y aquí nace otra pregunta: ¿Qué hubiera pasado si hubieran nacido miles de Nzingas protegiendo lo suyo? Seguramente ella no hubiera tenido que convertirse al cristianismo, única manera de fortalecer los lazos recién establecidos y poder cerrar trato con los portugueses que la consideraban a ella y a su pueblo salvajes, sucios e incultos; no le quedó otra opción mas que adoptar el nombre de Doña Anna de Souza, otorgado por la misma esposa del gobernador. Adiós a sus rituales ancestrales y se casó a los setenta y cinco años por la iglesia con un hombre mucho menor que ella. Este nuevo pacto fortaleció su posición política con los portugueses y aseguró a su hermana el derecho de sucederla a su muerte. Ella no tuvo hijos, así que administró ella misma todas sus propiedades.
Nzinga gobernó cuarenta años controlando el poder colonial portugués mediante una política de diplomacia y guerra, manteniendo la unión de su gente. A pesar de su lucha contra el tráfico de esclavos, las guerras con Portugal dieron lugar a que millones de sus súbditos fueran llevados a las colonias americanas. La historia cuenta que unos 60 millones de africanos fueron arrancados de sus raíces con una violencia inaudita para ser utilizados como mano de obra en nuestro continente americano y que solo 12 millones habrían llegado con vida.
En Nueva York y Virginia hay muchos descendientes de esclavos de origen angoleño, pero el contingente mayor fue llevado al Brasil, donde la presencia de Nzinga se hizo palpable en el quilombo de Palmares; imitación de los que ella había creado en la lejana patria. El quilombo de Palmares fue un territorio libre de esclavitud en Brasil entre 1580 y 1710, integrado por varias aldeas y organizado por esclavos negros fugitivos y sus descendientes, aunque también existió mestizaje con indígenas y minorías blancas.
En México también tenemos afrodescendientes que se ubican principalmente en Oaxaca, Guerrero, Veracruz y algunos en el estado de Coahuila, traídos de igual manera como mano de obra, supliendo a los índigenas locales que habían muerto en por la peste, la viruela y la sífilis, enfermedades llegadas de europa que acababan con poblaciones enteras, además de la explotación inhumana a la cual eran sometidos.
Nzinga murió de muerte natural el 17 de diciembre de 1663, situación que aceleró el proceso de dominación de los portugueses. Ella es conocida en Angola y Brasil por su fuerte sentido de la política, su diplomacia y sus tácticas militares. A esta reina se le conoce con distintos nombres: Nzonga Mbandi, NJinga, Zhinga, Ginga, Reina Doña Ana o reina Singa.
Su nombre es símbolo de la lucha por la libertad y de la independencia de Angola. Así la Historia en el globo terráqueo. Hoy, la recordamos con mucha admiración.