En la actualidad la fotografía está ligada al registro y la investigación en muchas ciencias, desde la medicina, la biología, hasta el campo de lo social, como la antropología, ciencia que sin la fotografía no podría haber registrado de la misma manera tantas cuestiones etnográficas, las cuales tampoco habrían evolucionado de la manera como las conocemos hoy en día.
La fotografía antropológica es una herramienta para el estudio y que otorga valor científico al disponer de la representación visual de las personas en un cierto entorno socio-cultural, ya sea documentando de manera etnográfica o a través de la imagen fija la cotidianidad. Tanto la antropología como la fotografía nacieron a mediados del siglo XIX, y en tanto la segunda se popularizó comenzó a ser una metodología para documentar trabajos etnográficos, primero con un carácter de objetividad, en el cual se sobrevaloraba la imagen como prueba de verdad y por otro lado, era también heredera de la ilustración de viajes, en las expediciones científicas, dando a conocer las vivencias y experiencias de los mismos.
A propósito Emilio Lara (2005) apunta que la fotografía es un medio de reproducción fidedigna pero que también es un medio de expresión, y que las decisiones que hace el fotógrafo al momento de la toma es también necesario tomarlas en cuenta al momento de decodificar la imagen. Así, el uso de la fotografía como instrumento de investigación también depende de la lectura de la imagen y de los aspectos a partir de los cuales se desarrolla una reflexión científica.
La fotografía se ha convertido en un documento, al informar de hechos, al ayudar a comprender mejor la realidad estudiada, y al permitir conservar y preservar un fragmento del pasado de manera visual. Lara López (2005) habla de esta dimensión documental gracias a que “juega un importante papel en la transmisión, conservación y visualización de las actividades políticas, sociales, científicas o culturales de la humanidad, de manera que se erige un verdadero documento social (del Valle, 1999:13)”. Así la fotografía antropológica puede ligarse a este carácter documental cuando se define como “el uso de fotos para la conservación y comprensión de cultura(s), tanto la de los sujetos como de los fotógrafos (...) Lo que convierte una foto en etnográfica no es necesariamente la intención de su producción, sino cómo se usa para informar etnográficamente a sus espectadores (Joanna 1995: 201)”.
En su primera época se consideraba que las fotografías etnográficas poseían el atributo de la objetividad. Si nos remontamos a los inicios de la relación antropología-fotografía, considero importante rescatar los planteamientos de Samuel Villela (1997) quien apunta que la fotografía nació con el atributo de la veracidad, considerándose que permitía una fiel reproducción de la realidad. La fotografía fue usada como instrumento de estudio, Villela (1997) cita el trabajo de dos antropólogos: B. Malinowski y Franz Boas: el primero trabajó el registro fotográfico en la Melanesia, rescatando las posibilidades de este en cuanto al análisis e interpretaciones etnográficas, permitiendo la fotografía una reiterada y minuciosa lectura complementando la observación. Franz Boas por su parte inicia en 1886 un trabajo de campo que se prolonga por 45 años (Harris 1982: 262), trabajo sobre los Kwakiutl y la ceremonia del Potlatch. En este presentó múltiples aspectos de la cultura material en un reducido número de fotografías, privilegiando así el discurso escrito y delegando el gráfico. Es con Carl Lumholtz que se comienza con una pequeña reflexión sobre lo que la fotografía puede hacer para preservar etnias que según él tendían a desaparecer, serie que además exponía una clara orientación científica y técnica. De ahí en adelante Villelas (1997) citando a Fábregas resalta que “El proceso que siguió́ representa un intermedio entre la pura ilustración y un método de análisis” (Fábregas 1981: 86). En años más recientes, Andrés Medina (1998) comenta que la fotografía es auxiliar dentro de la investigación antropológica ya que en trabajo de campo cumple propósitos tales como abrir y cerrar líneas de investigación, o bien ha permitido entablar relaciones personales en campo además de permitir la obtención de un buen material gráfico sobre la gente y su trabajo. Además se han puesto en la mesa cuestiones como la asociación del material generado con el contexto en el que fue producido, y el conocimiento tanto de los sujetos fotografiados como la del fotógrafo.
Actualmente la fotografía es utilizada por la mayoría de los antropólogos enfocados en los estudios etnográficos. Finalmente, la fotografía en el ámbito en el que sea utilizada, ha demostrado ser un poderoso instrumento para la investigación.