La casa en que vivió Josefa Espejo está abandonada, pero la gente la respeta. Casi seis décadas después de su muerte, pocos ayalenses ignoran la historia de la única mujer que contrajo nupcias con Emiliano Zapata Salazar, quien se enfrentó a los estereotipos de la época para casarse con él y cuya maternidad estuvo marcada por la tragedia. Pero la historia de Espejo no terminó con la muerte de Zapata; viuda, se esmeró por hacer cumplir sus ideales y contribuyó socialmente al pueblo en el que ambos vivieron: Anenecuilco.
La construcción se ubica en la esquina de las calles Lázaro Cárdenas y 11 de Marzo. Por fuera, podría parecer una casa como cualquier otra de aquella época. Sobre la puerta principal, una inscripción: JUNIO 10 DE 1909, dos años antes de que Josefa y Emiliano contrajeran nupcias, apadrinados por Francisco I. Madero y su esposa, Sara Pérez de Madero.
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La vida de Josefa Espejo
Josefa Espejo nació el 19 de marzo de 1879 en Anenecuilco. Hija de dos hacendados porfiristas, creció con todos los lujos que una familia así podía otorgarle en la mejor época del Porfiriato, pero, enamorada de Emiliano Zapata, tuvo que enfrentarse a los estereotipos de la época con tal de unirse con él en matrimonio. De hecho, solo pudo hacerlo cuando su padre murió.
Josefa y Emiliano se casaron en 1911, en plena lucha revolucionaria, y tuvieron dos hijos: Josefita y Felipe. Como esposa del jefe revolucionario, Espejo vivió una maternidad marcada por las huidas, en cada ocasión en que tuvo que refugiar a sus pequeños entre los cerros para tenerlos a salvo. Poca suerte tuvo, ya que la niña murió a causa de la picadura de un alacrán, mientras que el niño falleció después de ser mordido por una víbora de cascabel.
La muerte de Emiliano Zapata, en 1919, no detuvo el sueño de Espejo de ver cristalizadas las aspiraciones revolucionarias. En los años de lucha participó comandando tropas y organizando la entrega de víveres para los zapatistas, por lo que la gente se refería a ella como "La Generala".
Terminada la lucha se involucró con el desarrollo social del pueblo, participando en la apertura de la secundaria Tierra y Libertad y uniéndose, en 1930, al Bloque de Mujeres Revolucionarias, al Frente Único Pro-Derechos de la Mujer y a la Confederación de Precursores y Veteranos del Ejército Libertador del Sur.
La vida de Josefa Espejo terminó en agosto de 1968. Murió de causas naturales, a los 89 años.