Gerardo Kleinburg y Wolfwang Amadeus Mozart

La mancuerna perfecta del gran maestro y un pequeño genio cuando el período Barroco llegaba a su fin

Reicelda Oxilia Piña

  · viernes 3 de agosto de 2018

El Centro Cultural Teopanzolco se vistió de partituras, anécdotas, arias y recitativos durante tres regocijantes días. Con la gran inspiraciónde Kleinburg, se llevó a cabo un brevísimo recorrido de cuatro horas cada vez acerca de la vida y obra de un chico que nació hace mucho tiempo en lo que ahora llamamos Austria. Esto fue la tarde del viernes 27, poco después de apreciar el magnífico espectáculo del eclipse con su enorme y bellísima luna roja, a cual más de inspiradora, y las mañanas del sábado 28 y el domingo 29 de julio,

El cuento comenzó de esta manera: Johannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus Mozart, a quien conocemos como Wolfwang Amadeus Mozart, nació en Salzburgo, principado religioso cuando pertenecía al Sacro Imperio Romano Germánico, Siglo XVIII. Sus óperas nos cuentan todo, de principio a fin.

Su padre fue Leopold Mozart: compositor, director, violinista y sobre todo un gran pedagogo que escribió el “Tratado completo sobre la técnica del violín”, publicado en Augsburgo en 1765, mismo que ha sido traducido a varias lenguas y que se utiliza todavía en nuestros días como método de enseñanza. Leopold se dedicó a la educación musical de su hijo desde muy pequeño al descubrir la capacidad prodigiosa de su pequeño Wolfwang.

La mancuerna perfecta del gran maestro y un pequeño genio cuando el período Barroco llegaba a su fin (más recargado, más “garigoleado” y daba comienzo el Clasisismo (más sobrio, más intelectual, más simétrico). En esa época, existía y se cantaba solamente la ópera seria y en italiano, pero el gran genio, con el tiempo, logró darle toda verosimilitud a la música-actuación. “Todo cambia, para que nada cambie”, dijo.

Cortísimas se hicieron las 12 horas para abarcar la vida de Mozart: Su familia, su vida en un carruaje, el contexto social, el entorno político y religioso en el que vivió, su formación musical y sus diferentes estilos hasta llegar a la cima operística “la trilogía Mozart -Da Ponte” con las Bodas de Fígaro, Cosí fan Tutte y Don Giovanni. Ahí, Mozart nos muestra su excepticismo de encontrar el amor de pareja, el desamor, la infelidad y la imposibilidad de vivir en pareja ¿Un retrato personal?

Gerardo Kleinbug condujo a la audiencia con fragmentos de las óperas mientras explicaba con toda pasión la historia, los mitos y realidades de este genio por muchos incomprendido.El cambio de emoción fue notable al hablar del ocaso de Mozart:

La "Flauta mágica", fue la última ópera que escribió y sin duda la más fascinante y perfecta por todos los géneros músico-teatrales que existían e introdujo en aquel momento, totalmente salpicada de todos los símbolos masónicos que envolvían su mundo. Mozart nos muestra en esta obra los momentos más delicados, lúdicos y bellamente complejos e infantiles al final de su vida.

Mientras escribía la "Flauta mágica", le encargaron una ópera seria para la coronación del Leopoldo II de Austria como rey de Bohemia: La clemenza di Tito con el libreto de Pietro Metastasio. Una obra prodigiosa que nos habla del ocaso de las civilizaciones y su gran introspección sicológica. Aparentemente esta ópera tuvo un tibio recibimiento, ya que el emperador hubiera preferido una ópera a la “italiana”.

Finalmente, el Requiem (litúrgico católico celebrado cuando alguien fallece): Uno de los mitos alrededor de esta obra, es que el conde Franz von Walsegg-Stuppach, quien era un músico aficionado, deseaba que Mozart compusiera la misa de réquiem para su esposa que había fallecido, pero quería hacer creer a los demás que la obra era suya y por eso permanecía en el anonimato. Se sabe en la actualidad que Mozart completó solo parte de esta obra y que el resto fue escrita por su discípulo Süssmayr. Entregó su obra exhausto y convencido de que también serviría para su propio canto fúnebre.

Algunos datos sobresalientes:

El nombre Theophilus se deriva del griego y puede interpretarse como “amado por Dios”. La forma familiar “Amadeus” es la versión latina de su nombre. Theophilus era también el nombre del padrino de Mozart, e mercader Joannes Theophilus Pergmayr.

La emperatriz María Teresa de Habsburgo nunca tuvo una buena relación con los Mozart y ella se encargó de hacerles toda la mala fama posible para que no los contrataran en ningún lado.

El conde de Colloredo, príncipe-arzobispo de Salzburgo, de igual manera, fue el mayor enemigo de Mozart. Antonio Salieri sólo fue su acérrimo rival. Colloredo lo trataba como uno más de los sirvientes de la corte y gracias a que lo echó por sus irreverencias, Mozart se convirtió en el primer músico independiente de la corte.

Leopold se dedicó principalmente a su hijo y no a su hija por su condición de mujer, aunque se dice que era una gran tecladista. Mientras Wolfgang triunfaba en Italia, ella permanecía en casa con su madre.

El libretista más importante de aquella época era Pietro Metastasio. Los compositores no tenían ninguna relación con el libreto.

Regresa pronto Gerardo Kleinburg ¡Qué fascinante manera de pasar un fin se semana! Alimento puro a los sentidos.


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