Fernanda Araujo desarrolla el proyecto Movimiento en balance

La artista busca reactivar cuatro espacios públicos en Cuernavaca que se encuentran en el abandono, además de recuperar la capacidad de asombro en el espectador

Maritza Cuevas | El Sol de Cuernavaca

  · lunes 16 de agosto de 2021

"Para crear las piezas, realizo un registro del espacio, a través de la observación y la fotografía" / Cortesía | Fernanda Araujo

La artista morelense Fernanda Araujo está desarrollando el proyecto “Movimiento en balance”, como parte del Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico (PECDA) de Morelos, en la categoría Creadores con trayectoria. Este proyecto de Artes Visuales, enfocado en la Escultura, se encarga de estudiar la rutina de velocidad en el que vive la sociedad moderna, y la imposición del paisaje urbano sobre nuestro transitar a diario.

“Es un proyecto que metí al PECDA Morelos en diciembre del año pasado, el estímulo es para desarrollar de a mediados de abril a mediados de noviembre en la ciudad de Cuernavaca, enfocándome a cuatro lugares específicos en situación de abandono, con la idea de reactivar los espacios públicos; porque desde hace tiempo he estado investigando la cuestión urbana y de crecimiento de Cuernavaca, sobre el comportamiento de este mismo crecimiento y de la rutina, como diría el teórico Zygmunt Bauman, una modernidad líquida”, expresó Fernanda Araujo.

El proyecto parte mucho de la observación, y de la idea de reactivar ciertos espacios que Fernanda detecta en total abandono.

“Son cuatro espacios, unos son monumentos con parque o parques simplemente, porque dentro de la observación he visto que Cuernavaca se está transformando en una ciudad de plazas comerciales y pocas veces están proyectos de parques, o casi no hay y es necesario reactivar estos lugares y poder mostrarlos a la gente, porque a veces suelen transitar por ahí y pasan desapercibidos”.

Con la idea de que es importante retomar los espacios que son públicos y son de todos, a través de su trabajo escultórico, Fernanda instalará diversas piezas de mediano formato para que interactúen con el espacio o arquitectura de lugares abandonados, en este caso serán, el Monumento a Vicente Guerrero, el Parque Melchor Ocampo, la Glorieta Felipe Carrillo Puerto y el Salto de San Antón.

“Con estas esculturas se pretende reactivar los espacios, porque se necesita captar la atención de la gente y que realmente sepan que pueden disfrutar de estos lugares. Muchas veces pasamos por algún sitio y realmente no le prestamos atención, o no nos acercamos a ellos porque están sucios y descuidados”.

En junio, la artista comenzó con la instalación de las esculturas en el Monumento a Vicente Guerrero, que se ubica en Lomas de La Selva, sobre la avenida Vicente Guerrero, en ese mismo espacio se encuentra un pequeño parque rodeado de jardineras con un estanque que alberga peces de ornato.

“Lo que hice fue integrar la pieza al monumento. Respecto a este lugar, la gente suele venir a tomar su transporte público, y no se da cuenta que hay un estanque con peces, que el diseño es muy lindo. Antes había un parque con juegos infantiles, que yo recuerdo visitaba de manera recurrente con mis primos, y ya no existe por el deterioro, y es parte de la dinámica que vean algo distinto como una escultura en una acción performática porque estuvimos cambiando la pieza de sitio”.

Con esta intervención artística, Fernanda busca romper la monotonía de la estatua y volver dinámico el paisaje, por eso también, tiene esa particularidad de cambiar la pieza de posición o quitarla durante las lluvias.

“Los ensambles de madera están pensados con las formas que tiene el monumento que son triangulares, el montaje se hizo encima del monumento, y así se van sobreponiendo unas a otras. Además, la escultura cuenta con 26 ensambles de madera, que pueden ponerse en distintas posiciones y formar más de una sola pieza. La idea es no caer en el monumento que ya existe ahí, lo que propongo es que rompa con el clasismo de la escultura que está sobre una base estática y rígida. La pieza se monta sobre bases triangulares y la idea es que no esté todo el tiempo ahí, si no que la retire y así aparezca y desaparezca, rompiendo con esa esa forma clásica de que una escultura no se mueve”.

Actualmente, la pieza ya no se ubica en el Monumento a Vicente Guerrero, ya que fue enviada a una exposición.

En julio, el proyecto continuó con la instalación en el Parque Melchor Ocampo, como una forma de reconstruir el paisaje para visibilizar y reactivar un espacio que ha sido olvidado por el crecimiento urbano.

“El Parque Melchor Ocampo es uno de los más emblemáticos e históricos de Cuernavaca, además nos brinda un paisaje natural increíble. Desafortunadamente está abandonado, realmente no va gente, los kioscos y elementos arquitectónicos originales aún se conservan, pero hoy en día, se usan como basurero”.

La pieza instalada en este parque, está diseñada para convivir con el espacio e integrarse al paisaje. Los materiales que la artista utiliza son hojas recolectadas del lugar y piedras de río, elementos muy sencillos con los que busca que el espectador recupere su capacidad de asombro.

“Estamos tan acostumbrados a tener esta lluvia de imágenes y de información que pasa muy rápido y fugaz, que nos ha llevado a perder la capacidad de asombro por eso me interesa que los espectadores la recuperen a través de elementos tan sencillos”.

Cada pieza que se monta está pensada con la intención de que conviva en el sitio, y a partir de ahí, Fernanda realiza un análisis de cada espacio, para que la propuesta no se vea ajena, sino que forme parte del lugar.

“Para crear las piezas, primero realizo un registro del espacio, a través de la observación y la fotografía. Posteriormente, hago dibujos y sketches de todo lo que veo y sale la propuesta, porque cada espacio va requiriendo diferentes cosas”.

Además de crear, montar las piezas y llevarlas a diferentes lugares, en este proyecto Fernanda también debe observar qué pasa con ellas.

“Es una investigación de qué pasa con la dinámica social, y ver qué contribución puede haber a través de las piezas. Me preguntan qué pasa si se las roban, y digo si se la llevan puede ser que le gustó, y no hay problema son piezas de madera, hojas y piedras de río que no tienen un valor alto, y es parte de esa dinámica de movilidad”.

Justamente, si bien las piezas están pensadas para sitios específicos, la artista tiene la intención de que se puedan adaptar a otros lados de Morelos porque son muy versátiles, por lo que buscará llevarlas a otros lugares de abandono o inadvertidos en otros municipios del estado.


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