El japonés, avecindado en nuestro país, Luis F. Hochihua escribió un diario que tituló Apuntes sobre el viaje al sur de México, donde describe su recorrido realizado entre octubre de 1893 y enero de 1894, acompañando a un comisionado del gobierno de Japón que vino a visitarnos interesado en asuntos cafetaleros.
Ese comisionado de seguro era gente importante, pues los recibió el gobernador de Guerrero y luego el de Chiapas e incluso este último los invitó a su finca de café y les ofreció un banquete. Hochihua era una persona cultivada (tocaba piano y escribía bien) y residía en nuestro país al parecer desde niño, pero reconocía su origen japonés, como cuando su himno “trajo a mi memoria gratos recuerdos de mi patria y de mi familia”.
Viajaron en tren de la ciudad de México a Cuautla y Jojutla, luego siguieron a caballo hasta Acapulco; desde allí navegaron hacia Chiapas, objetivo principal del viaje, y después de varios recorridos por ese estado, su regreso fue por Tehuantepec. El comisionado se embarcó en Acapulco de regreso a Japón y Hochihua volvió por Oaxaca y Puebla a la Ciudad de México. Muy meticuloso en sus anotaciones cotidianas, por un resumen final sabemos que en 95 días recorrió 993 leguas, es decir 5,534 kilómetros (suponiendo, como es de esperarse, que las leguas a las que alude en su texto correspondan al sistema español de medición de distancias).
Los Apuntes de Hochihua son un manuscrito inédito de 46 hojas, propiedad de don Manuel Dehesa, quien nos hizo el favor de obsequiarnos una fotocopia. Desafortunadamente, la libreta en la que fue escrito se ha deshojado con el tiempo y le faltan las hojas 3 y 4, correspondientes al estado de Morelos. No obstante, enseguida transcribimos lo que queda del relato de nuestra entidad, que subsiste al inicio del cuaderno:
“Salimos el Sr. Nemoto, Comisionado Japonés, el Sr. Jeham, del Mexican Trader y yo, el día 3 de octubre, de la ciudad de México a las 8 AM por el Ferrocarril Interoceánico. El Cónsul Japonés, Sr. Toshiro Fugita y su secretario nos acompañaron a la estación y tomaron una fotografía del Sr. Nemoto y mí. Pasando por varias poblaciones de importancia, llegamos a Cuautla a las 12 ½ P.M. y después a Jojutla, última estación de ese ferrocarril, a las 4 ½, quedándonos en el hotel".
El Estado de Morelos es muy rico en la agricultura; en todo el trayecto recorrido por el tren se ven grandes y muy hermosas plantaciones de maíz, caña de azúcar, arroz, plátanos y naranjas. Existen también muy buenos molinos de azúcar.
“El día siguiente salimos a caballo de Jojutla, atravesando por hermosos parajes y pasando por varios ranchos (cuadrillas) compuestos de casitas de varas de órgano y con techos de palma”. Hasta aquí las páginas morelenses de estos Apuntes. El buen castellano de este viajero japonés se debe a que en 1893 ya tenía años de vivir en México (no sabemos cuántos), según se desprende de los últimos párrafos del escrito, cuando en Puebla anota que era “la ciudad de mi niñez”.
De la despedida en la estación ferroviaria de la ciudad de México pudiera inferirse que Hochihua era empresario de cierta importancia radicado en nuestro país, pues no un cualquiera sería acompañante del comisionado oficial ni merecería ser fotografiado, con dicho comisionado, por el cónsul japonés. Como quiera que sea, surgen dudas cuando, ante la feracidad de Chiapas, Hochihua escribe:
Quisiera yo establecerme en estos lugares, porque estoy muy seguro de haber encontrado un porvenir risueño.
¿No era risueño su presente?.
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