/ lunes 5 de diciembre de 2022

[Extranjeros en Morelos] El viaje de un parisino en Morelos

En 1937 el francés Bernard Villaret inició sus viajes por el mundo y visitó, entre otros países, a México en 1959

Bernard Villaret nació en París y estudió la carrera de medicina. En 1937 inició sus viajes por el mundo y visitó, entre otros países, Australia, las islas del Sudpacífico, Centro y Sudamérica, incluidas las islas Galápagos, y, desde luego, nuestra nación. Para escribir este libro (que en su versión original en francés se llama Le Mexique aux 100 000 pyramides), Villaret y su esposa hicieron en 1959 un largo recorrido de cinco meses. Veamos algunos retazos morelenses:

“Pasado el pueblo de Huitzilac, con su linda iglesia rosa y negra, la carretera se estrecha más todavía y se llena de curvas brutales. Las recientes lluvias han provocado derrumbamientos y la caída de gruesos pedruscos, entre los cuales, con extremo cuidado, puedo hacer pasar mi coche. Finalmente aparece, a través de los pinos, el espejo helado de los lagos de Zempoala, aquel día revestidos de una indecible tristeza: parecían unos lagos de los Vosgos, con sus paredes escarpadas y sus aguas glaucas en las que se reflejaba una gran cabaña para la venta de refrescos, naturalmente desierta”.

Rumbo a Tepoztlán

“El mapa que utilizábamos era incompleto, pues atravesamos la aldea de Ocotepec que ni siquiera figura en el mismo. Y, sin embargo, nos paramos por su iglesia; es muy bella, casi románica por su aspecto tan sencillo. Una fecha en el campanario –1522– parece demasiado antigua para ser cierta.”

En Tepoztlán “se ofrece a nuestra contemplación el más encantador cementerio que hayamos visto en México. Todas las tumbas, hasta la altura de un hombre, representan casitas e iglesias. Están pintadas de alegres colores, muy delicados: rosa, azul celeste, verde claro y decoradas con infinidad de flores anaranjadas. Nos gustaría habitar en estas ciudades para muñecas, tan alegres. Los mexicanos, realmente, tienen una idea de la muerte muy distinta de la nuestra”.

Tras de la fachada del hotel en Cuernavaca “tenemos la sorpresa de descubrir una verde pradera en torno a una piscina. Es algo muy particular [de esta ciudad] eso de los grandes jardines disimulados tras unos altos muros”.

“Al ponerse el sol salimos para tomar unos helados en el Zócalo, donde los pájaros organizan un estruendo tan ensordecedor que llega a dominar al de las eternas gramolas".

"Este Zócalo dispone de un encantador quiosco octagonal, para la música, que parece una copa de té. Sobre siete de sus ocho lados se abren diminutos tenderetes donde se expenden refrescos, en tanto que el octavo sirve de entrada al tropel de músicos que durante toda la tarde van a ejecutar –y lo digo en sentido propio, amén del figurado– ciertas obras maestras clásicas. Los mexicanos, que tantísimo gusto artístico demuestran, son, hay que reconocerlo, personas poco dotadas para la música, y sin embrago la adoran […]”.

Archivo | El Sol de Cuernavaca

Salvaje grandeza

“Siempre en el estilo de las iglesias-fortaleza, la Catedral no llamaría mucho la atención si no albergase en un nicho una pequeña estatua de Moctezuma, elevado así al rango de santo, y si su portada lateral no apareciese coronada por un cráneo con dos tibias cruzadas que le dan un aspecto de iglesia de piratas”.

“Al lado de las numerosas pirámides gigantes de México, la de Xochicalco nos pareció una adorable obra de arte finamente cincelada".

"Desde la meseta de salvaje grandeza donde se halla, la vista se extiende por el este hasta el valle de Cuernavaca y por el oeste al lago del Rodeo”.

“Un sistema complejo de subterráneos horada el subsuelo. Iluminándonos con nuestra linterna visitamos uno de ellos, en perfecto estado, que conduce a una sala abierta en forma de chimenea, la cual servía –según se dice– para observaciones astronómicas”.




➡️ ¿Ya recibes las noticias en WhatsApp? ¡ES GRATIS!

Únete a nuestro canal de YouTube

➡️ Recibe la información relevante en tu correo a través del Newsletter

➡️ Checa los temas de la edición impresa ¡SEMA


Bernard Villaret nació en París y estudió la carrera de medicina. En 1937 inició sus viajes por el mundo y visitó, entre otros países, Australia, las islas del Sudpacífico, Centro y Sudamérica, incluidas las islas Galápagos, y, desde luego, nuestra nación. Para escribir este libro (que en su versión original en francés se llama Le Mexique aux 100 000 pyramides), Villaret y su esposa hicieron en 1959 un largo recorrido de cinco meses. Veamos algunos retazos morelenses:

“Pasado el pueblo de Huitzilac, con su linda iglesia rosa y negra, la carretera se estrecha más todavía y se llena de curvas brutales. Las recientes lluvias han provocado derrumbamientos y la caída de gruesos pedruscos, entre los cuales, con extremo cuidado, puedo hacer pasar mi coche. Finalmente aparece, a través de los pinos, el espejo helado de los lagos de Zempoala, aquel día revestidos de una indecible tristeza: parecían unos lagos de los Vosgos, con sus paredes escarpadas y sus aguas glaucas en las que se reflejaba una gran cabaña para la venta de refrescos, naturalmente desierta”.

Rumbo a Tepoztlán

“El mapa que utilizábamos era incompleto, pues atravesamos la aldea de Ocotepec que ni siquiera figura en el mismo. Y, sin embargo, nos paramos por su iglesia; es muy bella, casi románica por su aspecto tan sencillo. Una fecha en el campanario –1522– parece demasiado antigua para ser cierta.”

En Tepoztlán “se ofrece a nuestra contemplación el más encantador cementerio que hayamos visto en México. Todas las tumbas, hasta la altura de un hombre, representan casitas e iglesias. Están pintadas de alegres colores, muy delicados: rosa, azul celeste, verde claro y decoradas con infinidad de flores anaranjadas. Nos gustaría habitar en estas ciudades para muñecas, tan alegres. Los mexicanos, realmente, tienen una idea de la muerte muy distinta de la nuestra”.

Tras de la fachada del hotel en Cuernavaca “tenemos la sorpresa de descubrir una verde pradera en torno a una piscina. Es algo muy particular [de esta ciudad] eso de los grandes jardines disimulados tras unos altos muros”.

“Al ponerse el sol salimos para tomar unos helados en el Zócalo, donde los pájaros organizan un estruendo tan ensordecedor que llega a dominar al de las eternas gramolas".

"Este Zócalo dispone de un encantador quiosco octagonal, para la música, que parece una copa de té. Sobre siete de sus ocho lados se abren diminutos tenderetes donde se expenden refrescos, en tanto que el octavo sirve de entrada al tropel de músicos que durante toda la tarde van a ejecutar –y lo digo en sentido propio, amén del figurado– ciertas obras maestras clásicas. Los mexicanos, que tantísimo gusto artístico demuestran, son, hay que reconocerlo, personas poco dotadas para la música, y sin embrago la adoran […]”.

Archivo | El Sol de Cuernavaca

Salvaje grandeza

“Siempre en el estilo de las iglesias-fortaleza, la Catedral no llamaría mucho la atención si no albergase en un nicho una pequeña estatua de Moctezuma, elevado así al rango de santo, y si su portada lateral no apareciese coronada por un cráneo con dos tibias cruzadas que le dan un aspecto de iglesia de piratas”.

“Al lado de las numerosas pirámides gigantes de México, la de Xochicalco nos pareció una adorable obra de arte finamente cincelada".

"Desde la meseta de salvaje grandeza donde se halla, la vista se extiende por el este hasta el valle de Cuernavaca y por el oeste al lago del Rodeo”.

“Un sistema complejo de subterráneos horada el subsuelo. Iluminándonos con nuestra linterna visitamos uno de ellos, en perfecto estado, que conduce a una sala abierta en forma de chimenea, la cual servía –según se dice– para observaciones astronómicas”.




➡️ ¿Ya recibes las noticias en WhatsApp? ¡ES GRATIS!

Únete a nuestro canal de YouTube

➡️ Recibe la información relevante en tu correo a través del Newsletter

➡️ Checa los temas de la edición impresa ¡SEMA


Cultura

Rodrigo Chávez, el acuarelista que pinta la historia de Cuautla

El artista llevó su obra a Francia, Brasil y recintos legislativos del país; reconoce la responsabilidad de representar a Cuautla en el ámbito artístico

Cultura

Exconvento de Oaxtepec: Viaja al pasado recorriendo sus pasillos

El Exconvento de Santo Domingo de Guzmán de Oaxtepec tiene una historia que se remonta a los tiempos prehispánicos

Local

Familias de Cuautla disfrutan del árbol navideño en la Alameda

Cientos de familias se reunieron en la Alameda de Cuautla para ver el árbol de navidad encendido y una presentación de teatro

Local

Gobierno Estatal inaugura laboratorio de muestras para cañeros

El laboratorio de muestras es una herramienta que beneficiará a la Unión Local de Productores de Caña en la región oriente

Local

Caravana navideña Coca-Cola 2024 no llegará a Cuautla

La empresa Coca-Cola FEMSA dio a conocer el pasado 22 de noviembre la ruta de su icónica caravana navideña, en la cual no aparece el nombre de Cuautla, Morelos

Local

Tetelcingo exige resolución de la SCJN sobre su municipalización

Comunidades indígenas de Morelos respaldan a Tetelcingo y piden a la SCJN resolver su solicitud de municipalización, con posible movilización si no hay respuesta