El mexicanista francés François Chevalier vivió en nuestro país de 1947 a 1963. He aquí cuatro citas morelenses:
“Curiosos cuescomates, de tipo muy singular, se encuentran en los corrales de las casas del estado de Morelos; tienen muros de adobe descolorido por el sol y un lecho de paja, los más modernos tienen forma de conos gigantescos de ladrillo y cemento”.
“Cruzamos un bello río, La Era, y al otro lado vemos pequeños ranchos cubiertos de paja y rodeados de cercas y corrales de madera. Se trata de antiguos arrendatarios de una hacienda. Hay hermosos árboles, es un lugar agradable, pero el clima es caliente, a pesar del agua que corre. Tienen huertas ricas y bien irrigadas por el río; el resto es de temporal, muy seco y de tierra calcárea. Mientras que el ranchero se ve muy distinguido, con su caballo, un gran sombrero, una camisa blanca flotando sobre el pantalón y un paliacate rojo en el cuello, su familia parece muy pobre. Los ocho niños están chorreados y pálidos, con las ropas desgarradas, igual que la madre. La casa de adobe, con techo de paja, está casi vacía. Sólo veo en su interior un Santiago, la Virgen de Guadalupe y el Niño de Atocha, las gallinas y los pollitos entran todo el tiempo. Afuera hay perros y algunos puercos. La comida es pobre: tortilla de maíz azul, chile y frijoles. Sin embargo, me sorprende ver en un rincón un fonógrafo moderno empotrado en un fino mueble”. Y agrega: “Los chinelos. Una fiesta antes del gran mercado de Tepoztlán, parecida a la de Yanhuitlán, Oaxaca. Hay tres grupos de danzantes, tres comparsas (‘Unión y paz’, ‘América Central’ y ‘Anáhuac’)".
"Llevan enormes faldas de colores, grandes sombreros y máscaras de viejos con barbilla en punta. Los llaman los chinelos y cuentan que es una herencia de la influencia oriental que llegó en el siglo XVI con la famosa Nao de China... a no ser que se trate de los (poli)chinelos o los polichinelles italianos”.
“David Alfaro Siqueiros vive en una bonita casa sobre un terreno accidentado de Morelos, la tierra de Zapata. Aquí, los pintores son gente de acción. Tuvieron una participación muy activa durante la Revolución".
"Después, quisieron expresar sus ideas en las paredes (como lo hicieron antiguamente los pintores que estaban al servicio de las ideas religiosas y de la Iglesia). Se les pagaban dos o tres pesos por metro cuadrado. Desgraciadamente, el mercado y las posibilidades de venta influyen mucho sobre la pintura; como no existe lo que podríamos llamar un mercado de arte mexicano, los pintores sólo venden a los turistas estadunidenses. Por eso hacen cuadros de formato pequeño y privilegian los motivos folclóricos ¡Es una lástima...!”
“Sin embargo, se trata de una pintura de ideas, identificada con la Revolución mexicana, que busca reproducir sus formas, sus ideales y sus objetivos. Por ello es muy realista, al contrario de la pintura europea, que busca cierta abstracción".
"Siqueiros ejerce una concepción propia, donde el espacio se llena de curvas y colores desprendidos de formas sólidas y reconocibles. Tamayo, en cambio, tiene una concepción intermedia. Sus formas no siempre son realistas. En los cuadros de Siqueiros reconocemos sin dificultad las líneas de los pueblos y campesinos morelenses”.
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