Luego de pasado un año de la publicación del libro Tepoztlán, la tradición que nos queda. Tepoztla in tlamantiliztli tlen mocahua, fue abierta al público la exposición fotográfica del mismo nombre, la cual reúne 50 imágenes, algunas difundidas en la obra editorial y otras inéditas, producto de un trabajo de investigación desarrollado con la finalidad de crear conciencia de la riqueza cultural de este municipio que pierde sus tradiciones ancestrales frente a la modernidad.
Con sede en el Museo y Centro de Documentación Ex Convento de Tepoztlán, en el estado de Morelos, la exhibición es una ventana a las tradiciones que aún conservan barrios y comunidades del municipio, muchos en peligro de perderse tras la llegada del turismo que cambió la vida de un pueblo antes dedicado al campo.
Las tradiciones de tepoztecas se están transformando y desapareciendo del calendario ritual y de los pueblos. Tepoztlán tiene una historia de más de mil 500 años y una riqueza cultural importante que data de la época prehispánica, misma que ha mantenido, pero por su cercanía a la Ciudad de México, actualmente se ve amenazada por la continua urbanización Carlos Cuellar, curador de la muestra
La presente exposición fotográfica es producto de un trabajo de investigación de tres años que dio como resultado la publicación del libro Tepoztlán: la tradición que nos queda, editado con apoyo del Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMyC), de la Dirección de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas de la Secretaría de Cultura.
Los autores de las fotografías son los tepoztecos Elir Negri Lavín y Daniela Garrido Méndez, quienes durante dos años colaboraron con el sociólogo Carlos Cuéllar en un proyecto de investigación en el que se entrevistó a los portadores de tradiciones, al tiempo que se hizo el registro fotográfico. La iniciativa exploró alrededor de 12 a 15 tradiciones de los pueblos de Amatlán de Quetzalcóatl, Santiago Tepetlapa, San Andrés de la Cal y San Juan Tlacotenco.
Cuéllar, originario de la Ciudad de México, pero avecinado en Tepoztlán, explica que decidieron emprender el proyecto para hacer público lo que está pasando con las tradiciones, con el deseo de que cada pueblo tome cartas en el asunto y decida si salvar o dejar perder su patrimonio, porque a mucha gente joven ya no le interesa preservarlo; sin embargo, se debe apoyar a quienes están luchando porque continúen sus tradiciones, en su mayoría personas de edad avanzada.
Con el propósito de ofrecer un panorama lo más amplio posible de estas fiestas y ceremonias rituales, la exposición se divide en cinco secciones: Rituales de vida, Caminos rituales, Los sonidos y la música en la fiesta, Las danzas del pueblo y Las manos maestras.
El apartado Rituales de vida presenta los ritos de petición de lluvia y las milpas comunitarias o milpas del santo que se organizaban en todos los barrios de Tepoztlán para obtener dinero de la venta de maíz para la fiesta del santo. Los caminos rituales se refiere a las peregrinaciones que se hacen a pie cruzando El Tepozteco y otros cerros que rodean a Tepoztlán para llegar a pueblos vecinos, asentados en territorio de la Ciudad de México o en otros municipios de Morelos.
La música de la fiesta revela la relación con instrumentos rituales antiguos como el teponaxtle, hecho de un tronco hueco, y la chirimía, instrumento de viento que no es propio de Tepoztlán, pero que ya tiene mucho tiempo de tocarse en rituales especiales de la región.
Prácticamente en todos los rituales y fiestas importantes de los pueblos de Tepoztlán se tocan ambos, por ejemplo, el día de la celebración del dios tepozteco, el 8 de septiembre, y en ceremonias de petición de lluvias, “aunque ya muy poca gente toca la chirimía porque sólo los ancianos tienen interés de seguirla usando”.
También aparece el bajo quinto, un instrumento que acompaña a los corridistas.
El corrido que se hace en Morelos está en peligro de extinción en varios pueblos de Tepoztlán, dice Cuellar, al detallar que es gente muy vieja la que toca el instrumento y sigue cantando corridos, por eso el género ya está desapareciendo.
Cada comunidad del municipio tiene distintas danzas, pero la pérdida es acelerada; en San Andrés de la Cal ya desaparecieron aquellas que todavía hace 10 años estaban vivas.
La muestra cierra con Manos maestras, apartado que se refiere al arte anónimo que adorna las fiestas, por ejemplo, las flores elaboradas con un maguey que crece en las laderas de El Tepozteco y que es difícil de conseguir porque solo se da en determinada época del año.