El artista cuernavacense Ivar Hernández Gómez dejó su huella en el pueblo que vio nacer a Emiliano Zapata Salazar a través de un mural plasmado en uno de los muros de la Casa de Cultura "Coronel Francisco Franco Salazar".
Se trata del mural "Entre vida y muerte, huey tzompantli", en el que el Caudillo del Sur aparece detrás de un tzompantli con cráneos hechos de barro, asemejando aquella estructura en la que los aztecas colocaban los restos de los guerreros sacrificados. Cada máscara de barro es única, está certificada y disponible a la venta, según expuso el autor.
La obra, que fue hecha en el transcurso de una semana, no es un simple mural. De acuerdo con el autor, busca reflejar la profunda conexión que hay entre la cultura prehispánica y los acontecimientos de la Revolución Mexicana, enfocándose en el icono del zapatismo: "Mi inspiración sale más que nada del tzompantli. La temática sobre el pueblo de Anenecuilco con la historia de Zapata me llevó a mezclar la cultura prehispánica con lo que pasó en la revolución", dijo.
El mural fue realizado con una técnica mixta, que combina elementos del graffiti con el arte mural tradicional. Hernández explica que utilizó una amplia variedad de materiales pictóricos, desde pinturas a base de agua y aceite hasta aerógrafos y aerosoles.
"Quise romper un poquito la temática del mural tradicional. Se ocupa aerógrafo, pincel, aerosol, y todo está mezclado con materiales de pintura", dijo.
El autor, de 35 años de edad, incorporó un toque único con la intervención de esculturas de barro, cada una distinta a la otra, que el público puede adquirir en el lugar.
"Es una obra que busca tener la esencia de lo prehispánico con lo revolucionario, con el tapiz del tzompantli, donde los antepasados eran presos para ser sacrificados", expuso.
Detrás de cada máscara, agregó, hay un stencil de un cráneo completo, que será visible conforme las máscaras sean vendidas.