–Saquen una hojita –dijo la nueva maestra de primero de secundaria –quiero que me cuenten todo lo que hicieron en las vacaciones.

Desde niña, la maestra Eliana gustaba de leer poesías infantiles en sus libros llenos de bellísimas ilustraciones: mieles, moscas, animalitos; todos hacían rima de alguna manera. Lo que más le llamaba la atención era cómo estaban escritos estos versos, hacia abajo, y no a letra seguida llenando la hoja. Así que en ese su primer día de la escuela secundaria, escribió solo palabras en esa forma de “chorizo” hacia abajo.

–¡Ay, qué flojera llenar toda la hoja! –pensó la pequeña Eliana. Niña siempre rebelde pero muy simpática esperaba que pronto la llamaran a la dirección por haber hecho la travesura de incumplir con la tarea. Cuál fue su sorpresa que, lejos de castigarla, su maestra la felicitó arduamente por lo que había escrito en esa “hojita”. Sin querer, su maestra la había convertido en poeta y desde entonces entró a todos los concursos animada también por la propia maestra; recibió todo tipo de premios y reconocimientos inter escolares y también a nivel nacional en Chile, su tierra natal. Con el tiempo, su maestra le prestó libros de Charles Baudelaire, uno de los poetas malditos de Francia del Siglo XIX y de Garcilaso de la Vega, de los más grandes exponentes del Siglo de Oro español. La ya joven Eliana pensó que pronto tendría que usar un pseudónimo y había escogido muy cuidadosamente el de “Carolina Laso” en honor a estos dos escritores, pero nunca lo necesitó porque ella empezó a brillar con su propio nombre.

Uno de los reconocimientos que recuerda mayormente fue aquel que le hicieron en la Casa Central de la Universidad de Chile junto a la estatua del gran Andrés Bello, quien fuera también fundador de la Universidad de Chile y escribiera el Código Civil de ese país en donde la mujer sí es privilegiada. Ese día le obsequiaron varios ramos de flores a la joven y emocionada Eliana, mismos que tuvo que tirar a su entrañable río Mapocho a escondidas para que su madre no se enterara de sus proezas, pues ella no estaba de acuerdo en que su hija fuera poeta. Ella, tendría que estudiar medicina.

Mapocho, hermano oscuro,

que va enhebrando puentes

con un hilo de barro

Durante el régimen de Augusto Pinochet, su esposo, el antropólogo y poeta Bernardo Baytelman, después de haber estado exiliado un tiempo en Venezuela, llegó también como exiliado a la Ciudad de México bajo el amparo del entonces presidente Luis Echeverría y la maestra llegó tiempo después porque estaba terminando su tesis en su país. Por recomendación médica, debido a la afección pulmonar de su esposo, establecieron su nuevo hogar en Cuernavaca por el clima tan benéfico de este maravilloso estado, dejando atrás su vida y a sus hijos. Pocos años después quedó viuda y se quedó definitivamente en nuestro país.

A Bernardo Baytelman debemos la creación del Jardín Etnobotánico y Museo de Medicina Tradicional Herbolaria de Morelos que rescata el saber en torno al uso y la aplicación de plantas en la medicina.

Hoy nací comiéndome las manos.

Y, abierto el molino de la angustia,

trituro sueños, aviento los veranos

dando y dándole vueltas a la piedra

de que estamos más presos en la cárcel

en este farallón de los caminos

Bernardo Baytelman

La profesora, cuentista, novelista, poeta y narradora Eliana Albala se recibió en Filología y Letras Hispanoamericanas y Españolas en su natal Chile en donde fue maestra de teoría literaria en la Universidad hasta 1973. Es miembro de la Academia Chilena de la Lengua en México. Fue profesora de la materia de “Literatura y Sociedad” en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y de “Análisis Literario” en la UAEM de manera intercalada durante más de tres décadas. Ha impartido clases de actualización para maestros y coloquios didácticos en la UNAM. Ha publicado poesía, ensayos, narraciones, entrevistas, artículos, críticas y reseñas en importantes revistas y periódicos. También ha escrito cuentos infantiles y una novela juvenil. Ha sido publicada por la UNAM, la Universidad de Costa Rica y por la Universidad de Chile.

En el año 2000, durante el régimen del Dr. Jorge Morales Barud como gobernador suplente, fundaron la SOGEM en Cuernavaca conjuntamente con el poeta Andrés González Pagés, a quien conoció a través del también poeta cubano José Prats Sariol durante un congreso. Así que, además de ser fundadora de esta institución ha sido maestra de varias generaciones de escritoras y escritores morelenses, algunas y algunos ya de gran renombre. Ella es reconocida, por muchos de sus alumnos, como la maestra de maestras en el arte de las letras.

El pasado 8 de diciembre de 2018, sus alumnos le hicieron un merecido homenaje a modo de despedida en el Jardín Borda de Cuernavaca en reconocimiento a su larga trayectoria y presentó su más reciente poemario: “De temas tan triviales como la muerte” de la editorial Lengua del Diablo. Ahí pudimos ver a la mujer encantadora, tenaz, energética, y dedicada rodeada de su editor, amigos, alumnos y ex alumnos que la honraron con hermosas y emotivas palabras. Qué mejor nombre que el de Serendipia que le dio la maestra a esta jornada de poesía, pero sería más bien el gran hallazgo que muchos mexicanos encontraron en el camino de su propia formación. Esperamos que la maestra Eliana tenga el tiempo y las circunstancias favorables para que se publique otro de sus grandes legados que tiene pendiente y se hagan otros tirajes de sus libros de poesía que son imposibles de obtener y además, podamos retenerla en Cuernavaca, egoísticamente, el más tiempo posible.

Sus libros se pueden comprar en Café la Fauna y en la tienda virtual Lenguadeldiablo.com

Por suerte

son muy pocos

los días luminosos.

Porque en los días luminosos

se dicen frases célebres

que no se olvidan.