El hallazgo de una aplicación que decoraba un brasero permite conocer el culto a Macuilxóchitl, que se revela como una deidad de enorme complejidad, asociada a los placeres, el sexo, la música, el canto y la danza, fue a su vez recordatorio permanente de la fragilidad de los placeres en el mundo y de la constante necesidad del sacrificio de los hombres para mantener al sol con vida.
Es poco lo que se sabe de la región centro - sur del estado de Morelos durante la época prehispánica. Sin embargo, hay una fuerte recopilación de las fuentes virreinales, así como las propias crónicas indígenas, que permiten una reconstrucción de los señoríos que ocuparon la totalidad del actual estado de Morelos para el periodo Posclásico Medio y Tardío, entre los años 1200 a 1521 d.C., momento que corresponde a una ocupación de los grupos tlahuica de la llamada tierra caliente de Morelos.
Con el propósito de cubrir los múltiples huecos que la historia prehispánica presenta, el INAH ha realizado recientes recorridos de superficie en un pequeño valle intramontano que se encuentra en esa región. Durante este recorrido, se obtuvo en superficie una pequeña aplicación de un brasero que pertenece al periodo del Posclásico Medio y Tardío, La aplicación creada por medio de un molde, presenta una figura cuya descripción y análisis es el motivo del presente escrito.
Esta aplicación formó parte de un brasero, los cuales solían encontrarse en las plazas o en las partes altas de los templos, y su función principal era la quema de resinas olorosas, así como la quema de los papeles y borras de algodón o de ixtle donde se depositaba la sangre de los autosacrificios. Ejemplos de estos braseros, lo podemos ver en el Templo mayor.
La aplicación revela una enorme riqueza en el código de representación del Posclásico Medio y Tardío. En la esquina inferior derecha, podemos observar un rostro, de perfil, mostrando el costado izquierdo del personaje, el cual forma el motivo principal de la figura. La frente y la nariz del personaje están compuestas por una sola línea, aunque la nariz presenta una muesca en la parte central. Bajo la frente del personaje se observa el ojo, el cual está compuesto por una gruesa barra que rodea todo el contorno del mismo, al centro, se observa la pupila del personaje, por lo que sabemos que se encuentra vivo y despierto. De la comisura del ojo, se observan dos largos motivos que ocupan parte de las mejillas y que terminan en la oreja del personaje, estos dos largos motivos corresponden a lágrimas que está vertiendo.
Bajo el ojo se encuentra el área de la mejilla y los labios y el personaje lleva pintura facial. Los labios se encuentran enmarcados por una línea, indicando una pintura o color diferente del resto. Sobre los labios y ocupando las mejillas la pintura forma cinco lóbulos que rodean la boca y en el labio inferior se aprecian algunos puntos. La boca se encuentra entreabierta, de forma tal que pueden observarse cuatro de sus dientes superiores.
El mentón está decorado por un círculo a manera de cuenta y bajo éste se aprecia parte de lo que debió ser el collar del personaje, el cual está compuesto por una pluma casi redonda, propiamente un plumón, la cual estaba sujeta por una pieza de tela con tres motivos y dos plumones más pequeños. Se muestra un gran lóbulo de la oreja como una gaza en el extremo izquierdo del personaje, entrando en contacto con las lágrimas. Sobre la frente del personaje, se encuentra el cabello, representado por numerosas líneas paralelas y verticales, que tiene otros dos plumones que le adornan. Por encima de los dos plumones, se aprecian dos largas plumas de quetzal que formaron parte del tocado.
Por encima de los plumones se observa lo que debió ser un amarre de flores y chalchihuitl «cuentas de jade, lo precioso, el centro del universo» y que también debió de ser parte del tocado. Pegada a la frente del personaje, se encuentra una flor de seis pétalos, similar a la que forma parte del tocado y que se encuentra encima de las plumas de quetzal.
Frente al personaje, se aprecian dos volutas muy complejas que simbolizan el canto del guerrero. Una de ellas, la más pequeña, está decorada por dos flores de fuego, que nos conduce al concepto náhuatl in xóchitl, in cuícatl «las flores, los cantos» que connota no sólo el canto hermoso y de sabiduría, sino que hace referencia explícita a los cantos de guerra. A un lado y de mayor tamaño, una segunda voluta con las “rugosidades” propias del caracol tzitzime, del cual brota una gran corriente de agua decorada con cuentas de concha y una gran concha, lo cual connota un canto de agua, de vida. La unión de las dos volutas, canto de flores de fuego y de caracol agua, hace referencia a la unión de los opuestos, el átl-tlachinolli «el agua quemada» símbolo de la guerra sagrada, la que con la sangre derramada alimenta a los dioses y mantiene la vida y el orden del universo, tal como se observa brotando de la cabeza de la Diosa Chantico en el códice Borbónico. Debajo de las volutas, y pegada a la cuerda que rodea a la aplicación, se puede observar una representación del caracol cortado, el Xopilcózcatl «La joya preciosa del dedo más largo» que portan las deidades asociadas a la sexualidad, las danzas y la liviandad, tales como Xochipilli, Macuilxóchitl y Huehuecóyotl «El príncipe de las flores, Cinco Flor y el Coyote Viejo»
Rodeando todo el discurso de la aplicación, se encuentra una cuerda de doble cabo que delimita el discurso. La cuerda de nezahualli «ayuno, penitencia» está asociada a las penitencias y autosacrificios que tenían que hacerse para llevar a cabo los rituales, así como la penitencia o sacrificio mayor que podía aspirar un guerreo, la muerte en la guerra o la piedra de sacrificio. De tal manera, el discurso es muy claro, junto con los placeres, ya sean sexuales, el baile, los cantos, el olor de las flores se encuentra de manera forzosa asociado al mismo tiempo con el sacrificio, la muerte en la guerra, la alimentación del Sol.
Por el tipo de pintura facial, así como por los restos del tocado, y la flor que se encuentra a un lado de la frente del personaje, podemos asumir, que está relacionado con el Dios Macuilxóchitl «Cinco Flor», deidad asociada con las flores, la creatividad, la sexualidad, la habilidad manual, el juego de dados, el propio Tezcatlipoca y los sacrificados en la piedra de sacrificio o Tonallheque. Este Macuilxóchitl-Tonallheque está llorando a la vez que canta canciones hermosas, de sabiduría, de abundancia, prosperidad y de guerra.
El Dios Macuilxóchitl en la arqueología, los códices y las fuentes de los frailes.
Una representación del Dios Macuilxóchitl se encontró en la Zona Arqueológica del Tepozteco, como parte de una ofrenda compuesta por varios anillos, cascabeles y otros objetos de cobre. En este caso, se trata de una vasija efigie, que tiene pintura roja en las extremidades del personaje, el rostro y el borde externo de la vasija. El personaje se encuentra sedente, con las manos sobre las rodillas y la cabeza echada hacia adelante con respecto al resto del cuerpo. Lleva sobre la coronilla el mechón de cabello entieso, propio de los capitanes y guerreros valientes, y lleva a su vez dos largos mechones que caen sobre las mejillas y son sostenidos por dos cuentas en la base de la cabeza. Al igual que en el caso del Macuilxóchitl de la aplicación, se encuentra mostrando los dientes, si bien en este caso está acompañado por una sonrisa. La pintura facial del personaje de la vasija se realizó por medio de líneas incisas sobre la superficie de la parte superior del labio y las mejillas. En este caso, el personaje lleva la cuerda de nezahualli sobre el cuello y colgando de la cuerda del sacrificio y la penitencia, se encuentra una vez más el Xopilcózcatl el caracol cortado, uniendo una vez más los placeres del mundo, con el sacrificio y el mantenimiento del cosmos. En sus brazos y piernas lleva pulseras formadas por sartales de cuentas preciosas o chalchíhuitl.
De tal manera, podemos observar interesantes similitudes entre las dos representaciones, pese a las evidentes diferencias formales de ambas. En ambos casos, los dos están mostrando los dientes y la cuerda de nezahualli está asociada al pectoral de los dioses de los placeres mundanos, el Xopilcózcatl. Sin embargo, la pintura facial es fundamental para la definición del personaje. En el Códice Borgia, hay un Macuilxóchitl - Tonatiuh «Cinco Flor- Sol, calor, destino» asociado con Tonatiuh el sol, el calor y el destino, cuyo cuerpo es de color rojo; y también aparece en el mismo códice un Macuilxóchitl - Tonalheque asociado a Tezcatlipoca, y a los hombres sacrificados para alimentar el sol, cuyo cuerpo es negro y amarillo.
Por lo que respecta a las fuentes, Sahagún coloca entre las deidades secundarias a Macuilxóchitl, inmediatamente después del Dios del Fuego Xihutecútli. Este autor considera que Macuilxóchitl y Xochipilli son la misma deidad o muy similares. Las principales características de Macuilxóchitl es que estaba asociada al palacio y la nobleza, no tanto al ciclo agrícola, como Xochipilli. Su fiesta era Xochíhuitl «el abrir de las flores» y la considera la cuarta fiesta móvil.
En esa fiesta, durante cuatro días ayunaban y evitaban el contacto sexual, esto último era muy importante, de otro modo el Dios los castigaba con enfermedades en la región genital. Durante el ayuno solo comían al medio día y sin comer “chilli ni cosas sabrosas” y a la media noche tomaban tlacuilolatolli «Atole de los que escriben», decorado con una flor en la parte central. Al quinto día comenzaba la fiesta, en la cual un sacerdote se vestía con los atavíos del Dios y se bailaba y contaba con música producida con teponaztl y el huehuetl. Al medio día, se sacrificaban codornices, derramando su sangre frente al hombre-dios y la figura del Dios. Mientras tanto, otros se punzaban las orejas y la lengua. El pueblo ofrendaba cinco grandes tamales, unos negros y otros rojos, sobre estos se clavaba una flecha a la cual llamaban Xúchmitl o flor de guerra. Otra parte importante, es que en esta fiesta los nobles y calpixques (recaudadores), llevaban a la ciudad los cautivos que tenían para los sacrificios, algunos capturados en las guerras, otros comprados en los mercados (Sahagún. Libro Primero, Capítulo XIV)
Sahagún considera que el signo 5 casa Macuilli Calli es malaventurado porque corresponde al del Dios Macuilxóchitl y que era “era mal afortunado y mal acondicionado y desventurado y revoltoso y pleitista y alborotador” (Sahagún Libro IV Capítulo XIII)
Podemos concluir lo siguiente de la visión de Sahagún en referencia a Macuilxóchitl:
1. La representación de Macuilxóchitl que presenta en el Códice Florentino por el color de la piel y rostro del personaje está asociada a la versión solar, la de Tonatiuh. Así mismo, los elementos más característicos de la deidad son la pintura facial que cubre la parte baja de la cara, el báculo con el corazón atravesado y la rodela con las cuatro semillas.
2. Macuilxóchitl es un Dios asociado a los placeres mundanos, la sexualidad, la danza, los cantos y, a diferencia de Xochipilli el cual está asociado a la fertilidad agrícola, está asociado a las actividades propias de los nobles, el palacio y el culto estatal.
3. Para prepararse las personas que asistirían a su ritual, necesitan hacer penitencia (nezahualli), para poder participar de su ritual, el cual consiste principalmente en cantos, danzas y un banquete ritual. Éste banquete a su vez, presenta importantes relaciones con el sacrificio y el conocimiento, actividades restringidas principalmente para la nobleza. Por lo que respecta al conocimiento, los grandes tamales pintados de negro y rojo hacen referencia al in tlilli in tlapalli «el lugar de la tinta negra y roja» lugar asociado a la puesta y salida del sol, pero también como un lugar del cual emana todo el conocimiento, el calendario, la cuenta de los destinos. La saeta encajada en aquella, hace referencia a la guerra florida y una vez más al sacrificio de los Tonallheque el cual es necesario para el funcionamiento del universo.
4. Asociado a esto último, en esa fiesta entraban a la ciudad los prisioneros (futuros mensajeros divinos o Tonallheque) a Tenochtitlan.
5. Macuilxóchitl es una deidad dual, por una parte, es una deidad que facilita la inteligencia, la habilidad y asociada a los placeres. Pero en la concepción mesoamericana hay una idea o concepto de equilibrio. Esta facilidad para lograr la fortuna y los placeres, por un lado, por el otro conduce a la ruina y la muerte en sacrificio.
Por lo que respecta a Durán, es muy breve la referencia a esta deidad, se concentra simplemente en una breve cita:
El nombre del Dios de los dados era Macuil Xochitl, que quiere decir “cinco rosas”. A éste invocaban los jugadores cuando arrojaban los frisoles de la mano, lo cual era a la manera que diré. Que los frisolillos que sirven como de dados son cinco, a honra de aquel que tiene nombre de “cinco rosas”, y, para echar suerte, tráelos primero un rato refregándolos entre las manos, y al lanzarlos sobre la estera, donde está la figura de la fortuna y cuenta suya, que es a manera de dos bastos, llamaban en alta voz: ¡Macuil Xochitl!, y daban una gran palmada y luego acudían a ver los puntos que le habían entrado. (Durán 2006: 200)
Simplemente debemos añadir a los atributos ya expuestos por Sahagún, una función más del Dios Macuilxóchitl como patrono del juego y el azar, esto se refuerza por la aparición de Macuilxóchit en el códice Magliabechi Podemos observar a la deidad sentada sobre un icpalli «trono» y preside un juego de Patolli, juego asociado al calendario y los destinos. Los cuatro jugadores se encuentran alrededor del tablero hablando e invocando al Dios. Por lo que respecta a la divinidad, esta al igual que la de Sahagún se encuentra con pintura roja en todo el cuerpo, lo que le asocia con Macuilxóchitl-Tonatiuh. En su mano, porta el cetro que es una saeta con un corazón atravesado y decorado con un moño de papel. Al igual que los anteriores lleva el caracol cortado o Xopilcózcatl sostenido por la cuerda de nezahualli y en este caso, lleva un pequeño banderín blanco, que también es un elemento que corresponde a los que van a morir sacrificados. Lleva un tocado cónico con plumas de quetzal y un vistoso moño en la frente, sus orejeras tienen la misma forma de gota que el caracol cortado y lleva unas ajorcas de piel de jaguar.
Donde mejor se puede observar la diferencia entre las dos advocaciones de Macuilxóchitl, la de Tonatiuh y la de Tezcatlipoca - Tonallheque es en el códice Borgia, donde se pueden observar ambas versiones, con dos ámbitos muy diferentes. En la serie de las veintenas, se puede observar a Macuilxóchitl - Tezcatlipoca - Tonallheque. Primeramente, es un Macuilxóchitl por la parte baja de la pintura facial, la mano blanca a la altura de la boca es la señal más clara de esta deidad, pero también es un Tezcatlipoca porque lleva la pintura negra y amarilla de esta deidad. Así mismo, es un Tonallheque porque se trata de un bulto mortuorio sentado sobre un icpalli, a sus pies un cajete de pozole con un brazo humano, símbolo de los sacrificados.
En la lista de los destinos de los días, se puede observar que el día Ollin «movimiento» asociado al sol — el nombre de Tonatiuh es Nahui Ollin «cuatro movimientos» — y por lo tanto a los guerreros muertos en la guerra y en el sacrificio para su alimento, los Tonallheque. Como patrono del día, se encuentra la deidad Macuilxóchitl – Xólotl -Tezcatlipoca - Tonallheque. Es Macuilxóchitl por la pintura facial, la mano sobre la boca que le da el nombre a la deidad, pero también es Tezcatlipoca por la pintura facial negra y amarilla; es Xólotl, hermano de Quetzalcóatl y uno de los nahuales de Tezcatlipoca, por las cruces blancas que lleva en el tocado, y es el Tonallheque porque ha sido sacrificado, el ojo cuelga fuera de la cuenca y en la parte superior se aprecia la suerte o destino de los nacidos ese día: una olla amarilla donde se está realizando el pozole sagrado con los muertos en el sacrificio.
En la misma lista de la cuenta de los días, para los días ozomátli «mono» se aprecia una vez más a Macuilxóchitl, pero esta vez en su versión Macuilxóchitl - Tonatiuh. Es Macuilxóchitl por la pintura facial, pero por el color rojo del cuerpo, amarillo de la cara, el tocado con rayos solares y la cabeza de codorniz en el tocado, así como por el disco de oro que lleva en el pecho, es Tonatiuh, el cual se encuentra sentado en un icpalli cubierto por una piel de jaguar. El propio signo del día, el mono es de color verde, que denota lo precioso. Al igual que en el caso anterior, la imagen superior muestra el destino de los nacidos en el signo ozomátli, se trata de un hombre con un pectoral decorado con cascabeles de oro, captura un pez de color verde lo preciosos, el hombre será próspero y obtendrá muchas riquezas.
Por último, está la lista de los cinco Macuilxóchitl - Tonallheque, la cual estipula a qué tipo de Tonallheque o mensajero sagrado se debe ofrendar en los diferentes días, ya sea a cada uno de los puntos cardinales o a los Tonallheque del centro. Podemos observar en cada uno de sus recuadros un diferente Macuilxóchitl - Tollehque, sin embargo, todos comparten la pintura facial con la mano sobre la boca y todos llevan la pintura facial de los Tezcatlipoca, ya sea el Tezcatlipoca negro, Yayauhqui Tezcatlipoca, el azul, Huitzilopóchtli, el rojo Xipe Tótec, el amarillo —o blanco— Quetzalcóatl, y el verde —el centro— Ipalneohani, Moyocoyani Yohualli Ehécatl. Sin embargo, todos y cada uno de ellos son Macuilxóchitl, por la pintura facial, son el señor Cinco Flor.
Recapitulando, del análisis realizado en todas las fuentes hasta horas consultadas, podemos concluir que Macuilxóchitl es una deidad asociada fuertemente a los placeres sensuales. El sexo, el canto, la danza, el buen comer, las fiestas, la fortuna y el juego. Su relación con las flores y la mano, significa que la deidad favorece la conclusión de las cosas —las flores— y permite una gran habilidad en las actividades manuales. Ferdinand, Maarten y Luis en su análisis del códice Borgia, publicado por el FCE en 1993, hacen una excelente correlación entre la habilidad de la mano y la relación existente entre el brazo de un sacrificado en la guerra o de una mujer muerta en el parto. De tal manera, la obtención de esa reliquia permite desde una forma positiva volver invencible al guerrero, y de manera negativa, infalibles a los ladrones durante sus fechorías. Otra gran analogía que realizan estos autores, es establecer una correlación entre la leyenda del quinto sol, donde un Nanahuatzin buboso y sifilítico es el destinado a convertirse en el nuevo sol, de tal manera Macuilxóchitl es como advocación de Tezcatlipoca quien distribuye la riqueza, los dones y la buena o mala fortuna. De tal manera, los dioses entregan los placeres de la tierra, el sexo, el canto y el baile a los señores y grandes guerreros, pero a cambio, los dioses esperan que estos mismos participen activamente en la manutención del universo ya sea participando en la guerra florida y capturando prisioneros o dando la propia vida, convirtiéndose en un Tonallheque, uno de los guerreros que todos los días lleva al sol en andas desde el amanecer hasta el mediodía, para entregarlo a las Cihuateteo, que llevarán al sol desde el mediodía hasta el anochecer.
Después de realizar su labor como Tonallheque, los guerreros se convertían en mariposas, que se dedicaban a oler las flores, actividad que los nobles mesoamericanos consideraban uno de los mayores placeres del mundo, pero que sólo podían oler los bordes de las flores, porque el centro estaba reservado a Macuilxóchitl – Tezcatlipoca - Tonallheque, mantenedor del mundo, repartidor de los dones, señor del cerca y del junto, creador de sí mismo. De tal manera, podemos afirmar que el Macuixóchitl que está representado en la vasija de Tepoztlán es un Macuilxóchitl - Tonatiuh, mientras que, el Macuilxóchitl de la aplicación corresponde al Macuilxóchitl - Tonallheque. Podemos afirmar así mismo, que esta figura corresponde por sus características, más a una representación del tipo “Mixteca — Puebla”, que al de las representaciones Mexicas imperiales. Por sus características, debió ser parte de la parafernalia asociada a un palacio o un templo, donde se quemaba copal, y la sangre de los nobles para alimentar al sol y así mismo, agradecer los placeres y los bienes recibidos.