Tras 18 años de ausencia en México, el Ballet Nacional de España regresa con un show titulado Invocación, conformado por cuatro coreografías, que se ha presentado en ciudades como San Luis Potosí, Morelia, León, y Guadalajara.
Su director, Rubén Olmo, celebró en entrevista que el público mexicano siga recibiendo con gusto a esta compañía, especialmente con este montaje que él creó para ser exportado a otros países, particularmente el nuestro.
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“Nuestras culturas comparten muchas cosas, las riquezas que tenemos de danza, muchas riquezas musicales, somos personas emocionales y pasionales, y es la razón por la que propuse este espectáculo para México”, explicó en entrevista
El también bailarín agregó que estos números están pensados para que el público pueda “disfrutar la esencia pura de la danza”, y espera que lleguen al corazón de los espectadores, pues considera necesario ese estímulo emocional después de haber pausado la actividad cultural por la pandemia.
“He notado que el público tiene muchas ganas de salir e ir al teatro, de disfrutar de la danza, aunque gracias al streaming, creo que la danza y la música estuvieron muy presentes, a estas alturas la gente tiene muchas ganas de ir al teatro, claro, el miedo siempre está, pero la cultura ha demostrado que sigue los protocolos”, comentó.
El show está a cargo de 40 bailarines y nueve músicos. Los cuatro números se titulan Invocación bolera, Jauleña, Eterna Iberia y De lo flamenco. Homenaje a Mario Maya, éste último en tributo al bailarín y coreógrafo fallecido en 2008, quien fundó la Compañía Andaluza de Danza (hoy Ballet Flamenco de Andalucía), en el que se retoma la suite que Maya estrenó en mayo de 1994.
La primera coreografía, original de Rubén Olmo, se inspira “en los maestros de la escuela bolera, desde Ángel Pericet a Mariemma o Antonio El Bailarín”, explica acerca de la pieza que recupera la esencia de la bolera, un género que surgió en el siglo XVIII, a partir de la combinación de bailes populares andaluces con danzas académicas. Se acompaña de la música del compositor y director de orquesta sevillano Manuel Busto.
Jauleña, también del director, “es un solo de transición en el que se conjuntan la danza estilizada, la escuela bolera y el flamenco, en la cual se evoca las tres culturas reunidas en un pueblo de Granada: cristiana, judía y árabe”, a cargo del solista Miguel Ángel Corbacho.
“En Eterna Iberia se podrán apreciar números grupales, solos y pasos a dos”, adelanta el director y agrega que la coreografía incluye castañuelas, capa española y sombrero cordobés en los atuendos de los bailarines. “Es una mirada hacia las raíces españolas, traducidas en formas dancísticas más actuales”.
El tributo a Mario Maya, a partir de la suite De lo flamenco, del renombrado coreógrafo, es un ejemplo de cómo esta pieza “significó un parteaguas respecto del flamenco que se representaba hasta ese entonces”, abunda Rubén Olmo.
Considerado un referente de la danza española, el Ballet Nacional de España busca preservar la esencia y tradición de este género, al tiempo de incorporar creaciones de vanguardia, lo que da como resultado un flamenco lleno de vida y fuerza en el escenario.
El Ballet Nacional de España concluye su gira por nuestro país del 28 al 31 de julio en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México.
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