Hablar de la escritura de las mujeres es todo un tema y Rodrigo Porrúa ha comprendido cabalmente esta necesidad de expresión, esta necesidad inminente de comunicación que necesitan las mujeres que han empezado a salir de sus únicos marcos de referencia (hombre, hogar e hijos) para enfrentarse con mucha valentía a la vida que exigen los nuevos tiempos.
Las mujeres descubren a través de este magnífico ejercicio de la escritura el poder salir de los hoyos negros de las culpas, de las obsesiones, de los abandonos, de las agresiones, de la violencia, de las humillaciones, de las memorias de la infancia, de las emociones íntimas que las envuelven cotidianamente.
Bien dice la doctora Alma Karla Sandoval “a través de la lectura se llega al conocimiento que nos permite escribir”. Pero desde luego que no hablamos del conocimiento ancestral únicamente de los libros religiosos, porque las mujeres han empezado a contar sus historias con el lenguaje y el pensamiento que ellas escogen sin clasificaciones ni moralinas.
Sabemos que en nuestro país hay pocos testimonios de escritoras porque la mayoría de las mujeres habían vivido en la sociedad ortodoxa que enaltecía los “valores y las buenas costumbres” y no les permitían dejar volar la imaginación, mientras que en otros países se escribían las grandes obras icónicas femeninas que hoy felizmente tenemos muy a la mano para inspiración de muchas.
Es por eso de vital importancia esta primera convocatoria a nivel nacional para todas aquellas mujeres que se atrevieron a dejar su impronta a partir de sus testimonios de vida bajo la Colección de Escuela de Escritores 2018 a cargo de Santony.
Un ejercicio imperativo para descubrir la lingüística femenina poco estudiada y empezar anivelar la pirámide inversa de la literatura universal en cuestión de géneros.
Hoy, México y el mundo entero exigen cambios, inclusión, respeto y desde luego, una vida mejor. Para orgullo de Morelos, las tres ganadoras resultaron ser de la Ciudad de Cuernavaca. Tres mujeres “libertarias” que hoy nos muestran el resultado de arduas horas de trabajo.
Esto nos habla muy bien del gran semillero de las mujeres en Morelos que, por medio de la escritura, están cambiando el mundo en el que vivimos:
Primer lugar. El Hombrenómetro. De Cecilia Partida.
Una antología de relatos y cuentos sobre la vanidad de lo cotidiano. Una voz que a través de sus personajes, principalmente femeninos, se cuestiona sobre la relación consigo misma o con los otros en el día a día. Es una consejera de cómo identificar a los patanes con los que se puede encontrar y de cómo interactuar con ellos y cómo salir casi ilesa de esos caminos.
Segundo lugar. Preludio al Infierno De María Elena Carreón.
Un homenaje a las sombras, las que se mueren entre calles fantasmales de una ciudad minera, o bien las que se presumen día a día en el interior del alma. Es el tapete de “bienvenida” al hostal de la locura. Un libro de relatos que hace de la intriga un camino hacia la duda de nuestra propia existencia y que cuestiona la fragilidad de la cordura.
Tercer lugar. Haciendo una Fogata De Aline Mejía.
Libro de cuentos que van entre fantástico y la realidad vista desde una pluma con alma adolescente, a veces, profundo, a veces meditabundo. Se pueden hallar hadas y duendes; corazones agrios y olvidados de sí mismos; añoranzas de los recuerdos de la niñez contados con una sencillez que jóvenes y adultos pueden disfrutar.
Asimismo, Rodrigo Porrúa anunció que lanzará la próxima semana una nueva convocatoria de poesía libre para niños.
La organización y la presentación, estuvieron a cargo de la espléndida conductora Ana Hilda Chávez Mata, promotora cultural del Grupo Rodrigo Porrúa. Santony, responsable de la Escuela de Escritores del grupo y de la edición de los libros. Como jurado, la doctora Alma Karla Sandoval, siempre con su exquisita sinfonía de decretos femeninos.