En el año 2007, se lanzó en internet el documental Zeitgeist: The Movie, mismo que todavía se puede ver en Youtube ya que nunca fue distribuido en los canales convencionales. Zeitgeist (espíritu del tiempo), nos habla de la filosofía de Jacque Fresco acerca de una sociedad que se ha basado en la tecnología y en la abundancia de los recursos. Es documental se divide en tres partes: 1) La historia más grande jamás contada 2) Todo el mundo es un escenario. 3) No prestes atención a los hombres detrás de la cortina.
En la parte no. 3, habla de la historia del nacimiento del sistema monetario de los Estados Unidos hasta la supuesta implantación de chips RFDID (identificación por radio frecuencia) en las personas de todo el planeta. Esta visión histórica y también futurística de Fresco, en su momento, fue severamente criticada por las instituciones que estaban involucradas en el documental y hoy, parecería que ya es una vieja historia porque estamos a punto de afrontar nuestra propia y totalmente desconocida realidad.
Sin importar el origen de esta pandemia, como se ha expuesto en las redes sociales, la única verdad es que la naturaleza nos vuelve a proveer la enorme oportunidad de reflexionar sobre el sentido de nuestra existencia aunque la hayamos menospreciado de una manera obscena y alarmante. Es impresionante cómo ella nos vuelve a enseñar a respetarnos y a convivir de nuevo, aunque sea a la distancia, mientras gran parte de la humanidad se encuentra resguardada por el Covid 19.
Sabemos que una pandemia no es otra cosa que una epidemia, pero a escala mayor y mucho más extendida, que tiene una incidencia mayor de lo esperado y, por el alto grado de contagio que conlleva, es imprescindible mantenerse aislado para evitar contagiar y ser contagiado aunque todavía haya muchos cretinos que no lo quieran entender.
El miedo tiene memoria y nuestro sistema de alarma ha detectado una nueva amenaza. La mente se prepara porque el miedo es el que nos ha permitido sobrevivir a los depredadores y a los desastres naturales. Es muy difícil, sin embargo, no pensar en estos momentos en el miedo que habrán sentido las niñas y las mujeres asesinadas en manos de los depredadores modernos y que por ellas nos hemos manifestado en contra de está violencia normalizada en distintas partes de nuestro planeta.
Las redes sociales se han llenado con todo tipo de información y desinformación, por igual.
Solo esperamos que los científicos encuentren muy pronto la vacuna y que el virus sea controlado lo antes posible. Mientras tanto, seguiremos atentamente las instrucciones de los organismos de salud y, en la mayoría de los casos, apelando a nuestro propio sentido de preservación, debido a la falta de sensibilidad e inteligencia de muchos de los dirigentes que gobiernan a este mundo insólito y que han menospreciado la magnitud de este dilema universal demostrando su incapacidad de liderazgo verdadero.
Esta pandemia, sin duda alguna, será el parteaguas del Siglo XXI, pero es impresionante cómo nos vinculamos en los momentos de desgracia que sacan lo mejor de la humanidad. Es también muy alentador que, debido a este escenario de confinamiento humano, hemos dejado de contaminar tanto a la Tierra. En muchas partes del mundo se comenta que el cielo se ve más azul, las aguas se ven más cristalinas y los pájaros que habíamos dejado de escuchar, hoy, nos regresan nuestra sonrisa pueril casi olvidada.
Cuando haya terminado este confinamiento del cual esperamos haber creado cientos de ideas y pensamientos positivos que nos ayuden a enfrentarnos al mundo diferente del cual emergeremos, las economías del mundo, hablarán por sí solas, lloraremos nuestras pérdidas, sanaremos nuestras heridas y construiremos nuevas formas de ver esta nueva vida. Es ahora el momento para repensar nuestros modelos basados en una economía antiecologista, respondiendo a esta misma naturaleza que hoy nos sacude para que volteemos a verla y volvamos a respetarla como algún día lo hicieron nuestros antepasados, por el bien de la existencia humana y librarnos, hoy más que nunca, de nuestro atávico egoísmo miserable.
En nuestro querido México ha llegado el Coronavirus. Este es un problema serio y tenemos que estar conscientes de ello, sin necesidad de ese pánico que contribuye solo al caos. Es importante que tomemos en cuenta las precauciones que están más fácilmente a nuestro alcance: mantenerse, como mínimo, a un metro y medio de distancia de cualquier ser humano, no tocarse la cara, estornudo de etiqueta y lavarse las manos, lavarse las manos, lavarse las manos.
Abrazos virtualmente solidarios para todos.
Aquí vamos…