En aquel momento, había una grata expectativa entorno a la que sería la primera legislatura integrada de manera mayoritaria por mujeres y por la reducción de sus integrantes, únicamente a veinte, diez curules menos que las anteriores.
Veníamos de padecer a la LIII legislatura que había ejercido de manera discrecional el poder, a tal grado de repartir jubilaciones 'doradas' a los cercanos sin reunir los requisitos para ello, ocasionando una sangría al erario incalculable.
Por eso es que la llegada de una legislatura prácticamente femenina nos animó a pensar que ¡por fin!, el Congreso tendría un papel activo y decisivo en la vida pública del Estado, añadiendo incluso un enfoque de género en sus decisiones.
La expectativa sin embargo, no se ha cumplido.
El pasado 1 de septiembre empezó la cuenta regresiva para la actual LIV legislatura, que ha destacado hasta ahora más por sus conflictos internos y la imposición de agendas personales. Igual de grave es que la actual legislatura no haya podido nisiquiera reconocerse como un cuerpo colegiado que debía tener la misma causa en común.
La 'conducta' del Poder Legislativo no solo en lo que va de la actual legislatura sino al menos en las últimas tres legislaturas es por decir lo menos: preocupante, pues simplemente han renunciado a ejercer su papel de contrapeso real frente a los Ejecutivos en turno, para convertirse en una simple ventanilla de trámite de los 'deseos' del mandatario.
Incluso, hace mucho tiempo la máxima tribuna dejó de ser el espacio de debate de los temas de interés del estado.
Y así, cada vez es más recurrente que algunos diputados prefieran usar su escaño para comercializar láminas y tinacos que ejercer a su verdadero papel como "representantes populares".
A propósito, valdría la pena que quienes en breve buscarán participar en el proceso electoral en puerta, le den una leída al artículo 40 de la Constitución Política del Estado para que vayan conociendo las facultades del Congreso local.
Pues bien, según los discursos del día 1 de septiembre pasado, que permitieron a los integrantes de la LIV legislatura expiar sus fallas y prometer que "ahora sí" se entregarán en cuerpo y alma a cumplir con su labor, los resultados deberán mostrarse de manera inmediata porque si aún no se han dado cuenta, ya están contrareloj. Es ahora o ahora.
La legislatura tendrá que aprovechar el penúltimo periodo ordinario de sesiones en curso para demostrarnos de qué tamaño es su compromiso con Morelos, y la prueba de fuego que puede catapultarlos o marcarlos será la pulcritud con la que deberán atender la próxima designación de magistrados del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), comisionados del IMIPE, y el titular de la Entidad Superior de Auditoría y Fiscalización (ESAF).
Sería terrible para la vida pública de Morelos que sucumbieran a la tentación de asignar esos espacios a sus amigos, colaboradores o incluso familiares.
Pronto sabremos.
Para concluir, quiero agradecer a Daniel Martínez, Director de El Sol de Cuernavaca y El Sol de Cuautla por la oportunidad de dar espacio a estás líneas, que intentan convocar a la reflexión sobre la responsabilidad de quienes han decidido participar en el quehacer público en Morelos.