/ jueves 8 de septiembre de 2022

Mickey Rourke: La caída y redención de un icono

Era de uno de los actores más prometedores de los años ochenta, pero su estela empezó a desvanecerse, hasta que la cinta The Wrestler trajo de vuelta a las grandes ligas a este actor que llega a las siete décadas de vida

Hace siete décadas, el 16 de septiembre de 1952, nació Philip Andre Rourke Jr. en Schenectady, Nueva York. Sus padres se separaron cuando él tenía seis años; su madre volvió a casarse y se mudaron a Miami.

Su padrastro, un policía retirado, según ha contado en diversas ocasiones, era un hombre violento que lo maltrataba a él y a su hermano Joe.

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“No podía entender por qué nos mudamos o qué vio mi madre en aquel imbécil”, dijo a la revista GQ en 2012.

“Vengo de una crianza muy vergonzosa, que fue muy violenta y muy abusiva física y mentalmente”, dijo recientemente al respecto en el programa Piers Morgan Uncensored.

“Cuando me fui de casa, como a los 14 o 15 años, estaba feliz de que el dolor físico hubiera pasado, porque era horrible y eso duró cerca de diez años, pero no me di cuenta de que me iba a fastidiar la cabeza, mi forma pensar y de tratar con la gente”.

“O vives avergonzado o te endureces”

En ese momento, dijo, tomó una decisión. “Llegó un momento, cuando tenía alrededor de 14 años, en el que vivía avergonzado. No hay nada peor que eso. Así que tienes dos opciones: o vives avergonzado y te conviertes en un alma o una persona rota, o te endureces”.

Y recurrió a la segunda, dice, no por elección, sino por supervivencia. Este mecanismo, sin embargo, le acabó pasando factura.

“Me convertí, como me ha dicho mi terapeuta, en una persona aterradora con la que tratar, y no sabía cómo apagar el interruptor”.

91⁄2 Weeks, Sin City y The Wrestler son algunas de sus cintas más aclamadas / Cortesía | EFE

La relación del actor con el ring comenzó cuando tenía doce años. Rourke empezó a entrenar en el mismo gimnasio en el que lo hizo, entre otros, Muhammad Ali cuando aún atendía a su nombre de nacimiento, Cassius Clay, el 5th Street Gym, en el barrio de South Beach. Sus pasos se encaminaban a hacer carrera en el boxeo, pero una lesión antes de cumplir los 18 lo alejó momentáneamente del cuadrilátero y la interpretación se cruzó en su camino.

Adiós al box, hola a los sets

Fue de la mano de un compañero de equipo de fútbol americano en secundaria, que estaba en la universidad y en aquel momento dirigía una obra teatral. A pesar de que Rourke no estaba matriculado, le dio el papel protagonista.

“Me puso en la jodida obra. Y me gustó. Realmente me gustó mucho”, dijo el actor al respecto a Interview Magazine en 2009.

“Me había lesionado y se suponía que debía tomarme varios meses de descanso porque había tenido un par de contusiones, así fue cómo dejé el boxeo y me metí en la actuación por accidente, después de hacer aquella obra”.

Mickey Rourke / Cortesía

No sólo cambió de ocupación, también lo hizo de ciudad. Se mudó a Nueva York persiguiendo su nuevo propósito de convertirse en una estrella de la pantalla. “Creo que el primer año y medio que estuve en Nueva York tuve problemas simplemente para vivir en algún lugar. En aquellos días, la ciudad era muy diferente de lo que es ahora”, dijo al medio.

Más tarde, accedió al Actors Studio, donde siguió preparándose. En 1979 debutó en 1941; un año después apareció en Heaven’s Gate y Fade to Black. En 1981 fue parte del reparto de Body Heat y en 1982 fue uno de los protagonistas de Diner.

A esos títulos les siguieron otros como Eureka, Rumble fish, The Pope of Greenwich Village y The Years of the Dragon. Hasta que en 1986 protagonizó junto a Kim Bassinger una de sus películas más famosas: 9½ Weeks.

Resurgir de las cenizas

Una vez en la cima, las nubes no tardaron en aparecer. Su temperamento era casi tan famoso como sus películas y tenía la reputación de ser una persona con la que resultaba complicado trabajar. Durante los noventa, volvió al boxeo y participó en películas que pasaron sin pena ni gloria.

Finalmente dejó el deporte de contacto ante la amenaza de sufrir daño cerebral permanente. Esta etapa coincidió con la separación de su segunda mujer, la modelo Carré Otis, con la que se casó en 1992. En 1994, Rourke fue detenido por agredir a Otis, aunque los cargos fueron retirados más tarde, y cuatro años después, finalmente, se divorciaron.

En 2011, la modelo dijo a Entertainment Tonight que había habido maltrato por parte del actor: “Hubo maltrato y hubo suficiente maltrato para llamarlo maltrato”.

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A principios de los 2000, Rourke buscó ser el ave fénix que resurge de sus cenizas y en 2005 consiguió el papel del cazarrecompensas Marv en Sin City. Tres años después, firmó lo que para muchos es su mejor interpretación, la del luchador Randy ‘The Ram’ Robinson, en The Wrestler. Dar vida a este personaje le valió un Globo de Oro y una nominación al Óscar.

Más tarde interpretó a un villano de Marvel en Iron Man 2 y tras un desacuerdo terminó su relación con los estudios. También participó en The Expendables, Sin City: a Dame to Kill For y Ashby. Sus dos últimas películas hasta la fecha son The Commando y Warhunt.

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Hace siete décadas, el 16 de septiembre de 1952, nació Philip Andre Rourke Jr. en Schenectady, Nueva York. Sus padres se separaron cuando él tenía seis años; su madre volvió a casarse y se mudaron a Miami.

Su padrastro, un policía retirado, según ha contado en diversas ocasiones, era un hombre violento que lo maltrataba a él y a su hermano Joe.

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“No podía entender por qué nos mudamos o qué vio mi madre en aquel imbécil”, dijo a la revista GQ en 2012.

“Vengo de una crianza muy vergonzosa, que fue muy violenta y muy abusiva física y mentalmente”, dijo recientemente al respecto en el programa Piers Morgan Uncensored.

“Cuando me fui de casa, como a los 14 o 15 años, estaba feliz de que el dolor físico hubiera pasado, porque era horrible y eso duró cerca de diez años, pero no me di cuenta de que me iba a fastidiar la cabeza, mi forma pensar y de tratar con la gente”.

“O vives avergonzado o te endureces”

En ese momento, dijo, tomó una decisión. “Llegó un momento, cuando tenía alrededor de 14 años, en el que vivía avergonzado. No hay nada peor que eso. Así que tienes dos opciones: o vives avergonzado y te conviertes en un alma o una persona rota, o te endureces”.

Y recurrió a la segunda, dice, no por elección, sino por supervivencia. Este mecanismo, sin embargo, le acabó pasando factura.

“Me convertí, como me ha dicho mi terapeuta, en una persona aterradora con la que tratar, y no sabía cómo apagar el interruptor”.

91⁄2 Weeks, Sin City y The Wrestler son algunas de sus cintas más aclamadas / Cortesía | EFE

La relación del actor con el ring comenzó cuando tenía doce años. Rourke empezó a entrenar en el mismo gimnasio en el que lo hizo, entre otros, Muhammad Ali cuando aún atendía a su nombre de nacimiento, Cassius Clay, el 5th Street Gym, en el barrio de South Beach. Sus pasos se encaminaban a hacer carrera en el boxeo, pero una lesión antes de cumplir los 18 lo alejó momentáneamente del cuadrilátero y la interpretación se cruzó en su camino.

Adiós al box, hola a los sets

Fue de la mano de un compañero de equipo de fútbol americano en secundaria, que estaba en la universidad y en aquel momento dirigía una obra teatral. A pesar de que Rourke no estaba matriculado, le dio el papel protagonista.

“Me puso en la jodida obra. Y me gustó. Realmente me gustó mucho”, dijo el actor al respecto a Interview Magazine en 2009.

“Me había lesionado y se suponía que debía tomarme varios meses de descanso porque había tenido un par de contusiones, así fue cómo dejé el boxeo y me metí en la actuación por accidente, después de hacer aquella obra”.

Mickey Rourke / Cortesía

No sólo cambió de ocupación, también lo hizo de ciudad. Se mudó a Nueva York persiguiendo su nuevo propósito de convertirse en una estrella de la pantalla. “Creo que el primer año y medio que estuve en Nueva York tuve problemas simplemente para vivir en algún lugar. En aquellos días, la ciudad era muy diferente de lo que es ahora”, dijo al medio.

Más tarde, accedió al Actors Studio, donde siguió preparándose. En 1979 debutó en 1941; un año después apareció en Heaven’s Gate y Fade to Black. En 1981 fue parte del reparto de Body Heat y en 1982 fue uno de los protagonistas de Diner.

A esos títulos les siguieron otros como Eureka, Rumble fish, The Pope of Greenwich Village y The Years of the Dragon. Hasta que en 1986 protagonizó junto a Kim Bassinger una de sus películas más famosas: 9½ Weeks.

Resurgir de las cenizas

Una vez en la cima, las nubes no tardaron en aparecer. Su temperamento era casi tan famoso como sus películas y tenía la reputación de ser una persona con la que resultaba complicado trabajar. Durante los noventa, volvió al boxeo y participó en películas que pasaron sin pena ni gloria.

Finalmente dejó el deporte de contacto ante la amenaza de sufrir daño cerebral permanente. Esta etapa coincidió con la separación de su segunda mujer, la modelo Carré Otis, con la que se casó en 1992. En 1994, Rourke fue detenido por agredir a Otis, aunque los cargos fueron retirados más tarde, y cuatro años después, finalmente, se divorciaron.

En 2011, la modelo dijo a Entertainment Tonight que había habido maltrato por parte del actor: “Hubo maltrato y hubo suficiente maltrato para llamarlo maltrato”.

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A principios de los 2000, Rourke buscó ser el ave fénix que resurge de sus cenizas y en 2005 consiguió el papel del cazarrecompensas Marv en Sin City. Tres años después, firmó lo que para muchos es su mejor interpretación, la del luchador Randy ‘The Ram’ Robinson, en The Wrestler. Dar vida a este personaje le valió un Globo de Oro y una nominación al Óscar.

Más tarde interpretó a un villano de Marvel en Iron Man 2 y tras un desacuerdo terminó su relación con los estudios. También participó en The Expendables, Sin City: a Dame to Kill For y Ashby. Sus dos últimas películas hasta la fecha son The Commando y Warhunt.

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