/ martes 8 de agosto de 2023

Carlos Peynador, un artista romántico y soñador

El español radicado en Morelos tiene más de 60 años de trayectoria, tiempo en el que ha creado un sinfín de obra, que vista en retrospectiva se encuentra dividida en varias etapas

“Yo estudié Arquitectura pero mi padre, que fue un gran pintor, me inspiró en esta carrera; para mí el olor del óleo es tan familiar desde muy pequeño”, expresó Carlos Peynador, artista plástico.

Tiene más de 60 años de trayectoria, tiempo en el que ha desarrollado su carrera en México, sobre todo en el estado de Morelos. Y que ha encontrado en la pintura la mejor forma de expresión.

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Nació en Barcelona en 1938, en medio de la Guerra Civil Española, y dos años después llegó a México, país que adoptó como suyo y del que nunca quiso irse.

“Mi padre era paisajista, salía al campo a pintar con su caballete, y yo siempre solía ir con él, estaba muy acostumbrado a la pintura, y seguramente hay algo genético que es herencia de mi padre, quizás cierta sensibilidad al arte, aunque por supuesto, también hay mucho estudio detrás".

Convencido de querer formarse en el Arte, Peynador estudió Dibujo y Escultura en la Escuela de San Carlos de la Universidad Nacional Autónoma de México. Posteriormente ingresó a la carrera de Arquitectura en la UNAM; asimismo, realizó estudios en Diseño y Decoración de Interiores en el Centro de Diseño y Decoración de la Ciudad de México.

Carlos Peynador. / Cortesía | Carlos Peynador

A pesar de tener estudios en otras áreas profesionales el arte siempre prevaleció en su vida. Y en ese camino de seguir formándose fue alumno y posteriormente ayudante del reconocido maestro Mathias Göeritz, quien en un principio influyó mucho en la creación su obra.

Comentó que otras de sus grandes influencias han sido la escuela de Nueva York y el expresionismo europeo, así como Rufino Tamayo y Pedro Coronel.

“Carlos Peynador, arquitecto, romántico, liberado, obstinado, soñador y pintor expresionista, que yuxtapone neo figuración, abstracción y decorativa en obra reveladora”, según palabras de Mathias Göeritz que pueden leerse en la página web oficial del artista español.

Taller de Carlos Peynador. / Cortesía | Carlos Peynador

Por su talento ganó el primer premio en el segundo salón anual de la UNAM, que tuvo por jurado a Justino Fernández, Carlos Mérida, Mathias Göeritz y Antonio Rodríguez, y el galardón fue entregado por Ignacio Chávez, rector en aquella época.

En los 70 se inclinó por la línea del expresionismo abstracto, pero influido por Tamayo y Pedro Coronel comenzó a introducir color a su obra, además de ser un estudioso del mismo, por lo que logró un estilo que se caracteriza por la utilización de los colores primarios puros aplicados junto a sus opuestos; hasta llegar a la dramatización plena de los colores en contrastes rítmicos, en los años 80.

Taller de Carlos Peynador. / Cortesía | Carlos Peynador

“Posteriormente pasé por un largo periodo naturalista con una base antropomorfa y un manejo lúdico de la figura humana en toda una gran colección de pintura erótica. Y me interesé más en la escultura, trabajando el fierro soldado y otros materiales”, detalló.

Pero en los 2000 regresó a un abstraccionismo con honda preocupación cromática, con un manejo del óleo de violentos trazos de espátula en grandes formatos y un preciso estilo propio.

Obra Amor en Tres Tiempos. / Cortesía | Carlos Peynador

En más de 60 años de trayectoria, Peynador ha creado un sinfín de obra, que vista en retrospectiva se encuentra dividida en varias etapas: Influenciado en sus inicios plásticos por el action painting de la Escuela de Nueva York y particularmente por la temática urbana de la obra de Franz Kline; sus óleos sobre tela y tintas en papel se limitan al blanco y al negro; su encuentro con Göeritz, que marca una influencia importante en su obra y el inicio de una serie de experiencias plásticas con metales, soldadura eléctrica y pátinas en cobre, bronce y latón, sin abandonar el óleo, el dibujo y el grabado.

Carlos Peynador y el maestro Rafael Cauduro. / Cortesía | Carlos Peynador.

“En una ocasión una alumna le preguntó a mi padre que cuánto tiempo necesita uno para poder pintar, y él le dijo mira, los primeros 50 años son ideales para aprender (risas). Y yo que ya lo he vivido y que tengo más de 50 años pintando te aseguro que así es. Siempre hay que estar aprendiendo. Con toda sinceridad puedo decir que sí sé pintar y no hay nada de inspiración, esas son fantasías del siglo XIX, esto es trabajo y constancia, yo pinto continuamente en mi cabeza, es un bello vicio”, expresó el artista.

Una de las particularidades discursivas en la obra de Peynador es la crítica social y la conciencia que busca generar a través de sus imágenes y títulos.

“Es Carlos Peynador una persona gentil y de talante amable, quizá es por eso que, aun cuando resulte sorprendente para quienes lo conocen, que sea en su obra donde afloran rebeldía, crítica social y hasta ira. No se trata de pinturas amables ni creo que sea la intención del pintor producir en el espectador una dulce emoción, independiente del agrado estético. Detenerse ante una obra de Peynador es confrontante, miramos un cuadro y el cuadro nos mira: ¡Este eres tú, ser humano! Parecieran gritar los rojos ardientes, las profundas heridas que el pincel o la espátula dejan sobre el lienzo en su camino de intenso negro”, comentó María Gabriela Dumay, crítica de arte.

Obra Mujeres en Rojo / Cortesía | Carlos Peynador


Carlos Peynador radica en Morelos desde hace muchos años y es aquí donde ha desarrollado gran parte de su creación artística. Asimismo, en los últimos seis años ha realizado diversas exposiciones individuales, las cuales son: Retrospectiva, Carlos Peynador, en el Museo de la Ciudad de Cuernavaca en 2017; A 50 años de Tlatelolco y otras tragedias, en la galería del Restaurante Casa Gabilondo 2018 y la más reciente La última y nos vamos, en el Mucic, la cual continúa abierta hasta septiembre de este año.

Obra: El abño: / Cortesía | Carlos Peynador

Actualmente, el artista ha bajado el ritmo de trabajo, ya que considera que es muy cansado; sin embargo, siempre trata de mantenerse activo y seguir creando, pues la pintura es algo fundamental en su vida y seguirá haciéndolo siempre.

Obra Amor en Dos Tiempos. / Cortesía | Carlos Peynador




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“Yo estudié Arquitectura pero mi padre, que fue un gran pintor, me inspiró en esta carrera; para mí el olor del óleo es tan familiar desde muy pequeño”, expresó Carlos Peynador, artista plástico.

Tiene más de 60 años de trayectoria, tiempo en el que ha desarrollado su carrera en México, sobre todo en el estado de Morelos. Y que ha encontrado en la pintura la mejor forma de expresión.

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Nació en Barcelona en 1938, en medio de la Guerra Civil Española, y dos años después llegó a México, país que adoptó como suyo y del que nunca quiso irse.

“Mi padre era paisajista, salía al campo a pintar con su caballete, y yo siempre solía ir con él, estaba muy acostumbrado a la pintura, y seguramente hay algo genético que es herencia de mi padre, quizás cierta sensibilidad al arte, aunque por supuesto, también hay mucho estudio detrás".

Convencido de querer formarse en el Arte, Peynador estudió Dibujo y Escultura en la Escuela de San Carlos de la Universidad Nacional Autónoma de México. Posteriormente ingresó a la carrera de Arquitectura en la UNAM; asimismo, realizó estudios en Diseño y Decoración de Interiores en el Centro de Diseño y Decoración de la Ciudad de México.

Carlos Peynador. / Cortesía | Carlos Peynador

A pesar de tener estudios en otras áreas profesionales el arte siempre prevaleció en su vida. Y en ese camino de seguir formándose fue alumno y posteriormente ayudante del reconocido maestro Mathias Göeritz, quien en un principio influyó mucho en la creación su obra.

Comentó que otras de sus grandes influencias han sido la escuela de Nueva York y el expresionismo europeo, así como Rufino Tamayo y Pedro Coronel.

“Carlos Peynador, arquitecto, romántico, liberado, obstinado, soñador y pintor expresionista, que yuxtapone neo figuración, abstracción y decorativa en obra reveladora”, según palabras de Mathias Göeritz que pueden leerse en la página web oficial del artista español.

Taller de Carlos Peynador. / Cortesía | Carlos Peynador

Por su talento ganó el primer premio en el segundo salón anual de la UNAM, que tuvo por jurado a Justino Fernández, Carlos Mérida, Mathias Göeritz y Antonio Rodríguez, y el galardón fue entregado por Ignacio Chávez, rector en aquella época.

En los 70 se inclinó por la línea del expresionismo abstracto, pero influido por Tamayo y Pedro Coronel comenzó a introducir color a su obra, además de ser un estudioso del mismo, por lo que logró un estilo que se caracteriza por la utilización de los colores primarios puros aplicados junto a sus opuestos; hasta llegar a la dramatización plena de los colores en contrastes rítmicos, en los años 80.

Taller de Carlos Peynador. / Cortesía | Carlos Peynador

“Posteriormente pasé por un largo periodo naturalista con una base antropomorfa y un manejo lúdico de la figura humana en toda una gran colección de pintura erótica. Y me interesé más en la escultura, trabajando el fierro soldado y otros materiales”, detalló.

Pero en los 2000 regresó a un abstraccionismo con honda preocupación cromática, con un manejo del óleo de violentos trazos de espátula en grandes formatos y un preciso estilo propio.

Obra Amor en Tres Tiempos. / Cortesía | Carlos Peynador

En más de 60 años de trayectoria, Peynador ha creado un sinfín de obra, que vista en retrospectiva se encuentra dividida en varias etapas: Influenciado en sus inicios plásticos por el action painting de la Escuela de Nueva York y particularmente por la temática urbana de la obra de Franz Kline; sus óleos sobre tela y tintas en papel se limitan al blanco y al negro; su encuentro con Göeritz, que marca una influencia importante en su obra y el inicio de una serie de experiencias plásticas con metales, soldadura eléctrica y pátinas en cobre, bronce y latón, sin abandonar el óleo, el dibujo y el grabado.

Carlos Peynador y el maestro Rafael Cauduro. / Cortesía | Carlos Peynador.

“En una ocasión una alumna le preguntó a mi padre que cuánto tiempo necesita uno para poder pintar, y él le dijo mira, los primeros 50 años son ideales para aprender (risas). Y yo que ya lo he vivido y que tengo más de 50 años pintando te aseguro que así es. Siempre hay que estar aprendiendo. Con toda sinceridad puedo decir que sí sé pintar y no hay nada de inspiración, esas son fantasías del siglo XIX, esto es trabajo y constancia, yo pinto continuamente en mi cabeza, es un bello vicio”, expresó el artista.

Una de las particularidades discursivas en la obra de Peynador es la crítica social y la conciencia que busca generar a través de sus imágenes y títulos.

“Es Carlos Peynador una persona gentil y de talante amable, quizá es por eso que, aun cuando resulte sorprendente para quienes lo conocen, que sea en su obra donde afloran rebeldía, crítica social y hasta ira. No se trata de pinturas amables ni creo que sea la intención del pintor producir en el espectador una dulce emoción, independiente del agrado estético. Detenerse ante una obra de Peynador es confrontante, miramos un cuadro y el cuadro nos mira: ¡Este eres tú, ser humano! Parecieran gritar los rojos ardientes, las profundas heridas que el pincel o la espátula dejan sobre el lienzo en su camino de intenso negro”, comentó María Gabriela Dumay, crítica de arte.

Obra Mujeres en Rojo / Cortesía | Carlos Peynador


Carlos Peynador radica en Morelos desde hace muchos años y es aquí donde ha desarrollado gran parte de su creación artística. Asimismo, en los últimos seis años ha realizado diversas exposiciones individuales, las cuales son: Retrospectiva, Carlos Peynador, en el Museo de la Ciudad de Cuernavaca en 2017; A 50 años de Tlatelolco y otras tragedias, en la galería del Restaurante Casa Gabilondo 2018 y la más reciente La última y nos vamos, en el Mucic, la cual continúa abierta hasta septiembre de este año.

Obra: El abño: / Cortesía | Carlos Peynador

Actualmente, el artista ha bajado el ritmo de trabajo, ya que considera que es muy cansado; sin embargo, siempre trata de mantenerse activo y seguir creando, pues la pintura es algo fundamental en su vida y seguirá haciéndolo siempre.

Obra Amor en Dos Tiempos. / Cortesía | Carlos Peynador




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