La ola coreana y los fandoms transnacionales

El Tlacuache | BTS, y no la ola coreana en general, son los que se han convertido en un movimiento cultural por sí solo

Yamina Nassu Vargas Rivera, Nodo Morelos, Red Temática Patrimonio Bicultural (INAH-CONACYT)

  · viernes 12 de julio de 2019

KOKAWA, grupo de K-pop dance cover, 1er lugar en Bamboo Fest, junio de 2019/ Fotografías Umi Mares

Corea del Sur, como estrategia para levantarse económicamente, decidió apostar al sector de entretenimiento, a la par que restringió las importaciones culturales de Japón; también su ministerio de cultura tuvo un aumento de presupuesto, creando 300 departamentos de industria cultural en colegios y universidades de todo el país. La estrategia, que comprendió otra serie de elementos, tuvo buenos resultados y actualmente Corea del Sur es la décima economía más grande del mundo (Rosas, 2018).

El k-pop es un estilo de música popular coreana que está inmerso en el proceso antes mencionado, el cual tuvo como antecedentes clave, una primera gran ola en 1992, mientras que en 1995 surgen las grandes empresas de entretenimiento que crecen posterior a la crisis del 97. Una de las primeras bandas de chicos, conocida como H.O.T., se convirtió en la primera banda de k-pop moderno en obtener divulgación y éxito en el extranjero. La segunda gran ola del k-pop tuvo lugar a mediados del año dos mil, ésta última teniendo un gran impacto en los jóvenes de todo el mundo.

KOKAWA grupo de K-pop dance cover

La industria del k-pop produce más de 50 bandas de chicos y chicas al año, por lo que ha sido criticada de ser una “fábrica de estrellas”, no es algo que pueda generalizarse en todas las empresas de entretenimiento, pero definitivamente es una industria altamente comercial y de gran competencia.

El k-pop es sólo una pequeña parte de la cultura surcoreana sin embargo actualmente es la que más rompe las barreras transnacionales y llega a todos los sectores poblaciones, pero son los jóvenes quienes más se han apropiado de ella, además este genera más entradas económicas tanto por la industria del entretenimiento, así como al sector del turismo.

El k-pop y los fandoms

Gracias a la globalización, la cultura del entretenimiento del k-pop es aprehendida y está en constante intercambio cultural con las culturas que la adoptan, creando así subculturas. Latinoamérica no es la excepción, en México y específicamente en Morelos hay personas, principalmente jóvenes que incorporan a sus vidas la música popular coreana y lo reflejan en su vida cotidiana. El capitalismo y la globalización, con los medios de comunicación masivos, especialmente las redes sociales y de entretenimiento, facilitan el consumo de las modas y tendencias incorporando así nuevas formas simbólicas e identidades colectivas, la cultura del k-pop y sus influencias globales se mezclan con la cultura que la recibe, no se cambia una cultura por otra, se modifica generando una cooperación y comunicación entre ambas partes que construyen identidades y nuevas formas de relacionarse con sus pares, tanto virtualmente como en persona, estas relaciones son fuertes en los clubes de fans.

Imagen de la Comic-Con en San Diego

Los fandoms o clubs de fans son aquellos que se conforman por los simpatizantes de grupos, en este caso del hallyu (ola coreana), Forbes en 2018 calculó un estimado de 90 millones de personas a nivel mundial dentro de este grupo, éstos números siguen aumentando, del año 2016 al actual hubo un aumento de 30 millones, y se espera que para el 2020 llegue a los 100 millones de personas, simplemente en el continente Americano (tanto en Norte como Sur América) se tienen registrados 11.8 millones de miembros en 712 fan clubs; Asia y Oceanía registran 70.59 millones en 457 clubs de fans; Europa cuenta con 6.57 millones en 534 clubes de fans, mientras que África y el medio Oriente tienen 230,000 miembros en 140 clubs, estos números no consideran los fanclub no registrados.

Pero también, a cada grupo de seguidores de un grupo de k-pop específico se les conoce como fandom, y cada uno de ellos tiene su propio nombre. Las redes sociales han permitido que estas personas con gustos similares y, la motivación en común de hacer crecer a sus ídolos y al fandom mismo, rompan las barreras nacionales y del lenguaje, poniéndose de acuerdo para hacer donaciones a nombre del grupo que siguen, hacer eventos, votaciones masivas y demás situaciones. El dance cover es una de las principales actividades de los fandoms, este consiste en replicar los bailes de los videos musicales de los grupos, para subirlos a plataformas como YouTube o a las redes sociales o bailarlos en eventos y competencias de la temática k-pop, donde otros grupos de dance covers de todo el mundo pueden opinar y compartir con la esperanza de que los grupos de k-pop alguna vez los vean.

Las estadísticas muestran que el grupo surcoreano BTS es el mayor responsable del aumento de esta población seguidora del hallyu desde 2016, esto gracias a su origen que rompe con el estereotipo de fábrica de ídolos y por su amplia participación y control de sus canciones, ya que las escriben y producen ellos mismos, con letras que incluyen mensajes positivos, de conciencia y lucha sobre temas como la depresión, el éxito, la presión social, los roles de género, entre otras. Algunos consideran que BTS, y no la ola coreana en general, son los que se han convertido en un movimiento cultural por sí solo.

Imagen de la Comic-Con en San Diego

El Fandom de este grupo es conocido como ARMY, un acrónimo que significa Adorable Representative Master of Ceremony for Youth, y que juega con la palabra ejército en inglés, para denotar la idea de defender y cuidar no sólo al grupo, sino también al fandom. Con este ejemplo, se puede señalar que, en general, los miembros de estos colectivos se caracterizan por la comunicación y efectividad a nivel mundial, que promueven un mayor sentido de unión entre ellos, a través de los espacios de afinidad de las redes sociales, donde se involucran en un sentido particular de pertenencia a través del K-pop.

Así, pertenecer al fandom significa pertenecer a una familia, tener amigos incondicionales de todos los rincones del mundo, un ejemplo de esto son los grupos de WhatsApp, donde los miembros son de diferentes estados y nacionalidades, aquí no sólo comparten información del grupo al que idolatran sino también sus preocupaciones, sueños, memes y otra información que no comparten con otras personas en sus vidas diarias fuera del fandom, encuentran en ellos consejos y palabras de aliento o simplemente poder hablar de los gustos que comparten. Desafortunadamente, tanto los seguidores de la ola coreana, como otros colectivos similares, como son los otakus o cosplayers, amantes del anime y manga japonés, también son marginalizados socialmente, por lo que es en estos ambientes virtuales donde se encuentran pertenecientes a un grupo o a una comunidad, así se reproduce este sentido de colaborar con fandoms de otros grupos, siempre y cuando haya reciprocidad de apoyo.

Las comunidades virtuales de los fandoms, cuando hay oportunidad se vuelven no virtuales, los seguidores del hallyu al encontrar a sus similares organizan eventos donde refuerzan su amistad y forman vínculos más fuertes de apoyo emocional y recreativo, así como de consumo cultural.

Ejemplos de dance covers donde se muestra el video original y la copia

La globalización es un fenómeno mundial caracterizado por la expansión del capitalismo y el consumo cultural es consecuencia de esto, generando así procesos de aculturación inevitables como es el caso de la incursión de la música k-pop en nuestra realidad cultural local (Cameo Muruchi & Quiroz., 2019).

El k–pop actualmente “se trabaja con recursos globales vía artistas locales apuntando a un mercado global donde lo que se busca “vender” no es solo el K-POP sino toda la producción cultural coreana (Cameo Muruchi & Quiroz., 2019). Incluso el gobierno surcoreano escoge a un grupo de k-pop cada año como representante y promotor de la cultura surcoreana para el resto del mundo.

De esta y muchas formas más se visualiza el consumo cultural de la cultura asiática producto de la globalización, que permite el surgimiento de nuevas identidades, donde las personas adaptan a su vida diaria algunas costumbres, comportamientos, gustos entre otras cosas y los mezclan con aquellas a las que ya pertenecían, generando procesos de mezcla cultural, que suceden como parte de nuestra cotidianeidad.

Para leer más:

  • Cameo Muruchi, C., & Quiroz, S. (2019). Globalización y consumo cultural producido a través de la música popular coreana (K-Pop): estudio realizado con algunos clubs pertenecientes a la sociedad Asian Worrld Music de la ciudad de La Paz (Doctoral dissertation, Universidad Mayor de San Andrés. Bolivia Facultad de Ciencias Sociales. Carrera de Antropología y Arqueología).
  • Rosas, E. I. W. (2018). El pop coreano en los jóvenes paceños y tottorienses. Posgrado en Ciencias Sociales: desarrollo sustentable y globalización. Tesis de Maestría. Universidad Autónoma de Baja California Sur
  • Min, W., Jin, D. Y., & Han, B. (2018). Transcultural fandom of the Korean Wave in Latin America: through the lens of cultural intimacy and affinity space. Media, Culture & Society, 0163443718799403.
  • Yoon, K. (2019). Transnational fandom in the making: K-pop fans in Vancouver. International Communication Gazette, 81(2), 176-192.
  • Kang, J., Lee, M., Park, E., Ko, M., Lee, M., & Han, J. (2019, April). Alliance for My Idol: Analyzing the K-pop Fandom Collaboration Network. In Extended Abstracts of the 2019 CHI Conference on Human Factors in Computing Systems (p. LBW1218). ACM.
  • Kelley, C. BTS Lead The Growth Of Hallyu To Nearly 90 Million Fans Worldwide In 2018.Jan 11, 2019, Forbes, https://www.forbes.com/sites/caitlinkelley/2019/01/11/bts-lead-growth-of-hallyu-90-million-fans-2018/#3a5bcdf370bc, revisado el 14 de mayo de 2019.