Procedente de Xochistlahuaca, Guerrero, la joven Basiliza Macedonio Santiago inauguró en el Museo de Arte Indígena Contemporáneo, una exposición textil amuzga con prendas elaboradas por el grupo Flor de Algodón Artesanal, integrado por mujeres tejedoras de su comunidad, con el objetivo de dar a conocer su trabajo para que sea realmente valorado.
Vivo en Cuernavaca desde hace 10 años, llegué aquí para estudiar diseño de modas, porque mi sueño siempre ha sido ayudar a mi pueblo y dar a conocer el trabajo que realizan las mujeres en telar de cintura, expresó Basiliza Macedonio.
Este municipio de la costa chica de Guerrero, tiene una distancia aproximada de 10 horas con Cuernavaca. Ahí las mujeres visten hermosos huipiles hechos por ellas mismas en telar de cintura, pues desde pequeñas aprenden a elaborarlos, y ya es considerado su traje típico, el cual ha cruzado fronteras.
Elaborar un huipil en telar de cintura con hilo de algodón coyuchi o industrial, tarda de tres a seis meses o incluso un año, por eso las amuzgas exponen el valor de su trabajo, surgido de la imaginación y del esfuerzo, que enfrenta regateos a la hora de venderlo.
Desafortunadamente el trabajo artesanal es poco valorado en México, siempre regatean el precio, y considero que realmente deben valorar el tiempo que las artesanas se llevan en elaborar una prende que puede ser por meses o un año. La idea de realizar esta exposición es para promover el arte textil de allá y que las artesanas salgan adelante con su trabajo, sin depender de nadie más.
En Xochistlahuaca, Guerrero el arte de telar de cintura es realizado por gran parte de la comunidad, “Con el alma en un hilo” las mujeres amuzgas de tejen sus orígenes a través de los huipiles. Auxiliadas del malacate, el algodón blanco y el coyuchi (algodón café del color del coyote), las tintas naturales y una destreza innata ante el telar.
Empiezan a formar las prendas con la cosecha del algodón, lo limpian, y lo abaten (golpean) para formar el hilo, que luego es hervido en agua caliente con cáscaras de corteza de árboles que le dan el color y luego lo exponen hasta secarse.
Para realizar estas prendas, utilizan algodón coyuchi o tsman tui (lengua ñomndaa) que es una de las fibras de mayor uso en la época prehispánica. Para obtener el hilo natural de manera tradicional, conlleva un largo proceso de transformación. La preparación de estas fibras se inicia desde el cultivo y después continua con el procedimiento de limpiar los algodones con los dedos índice y pulgar, con el fin de quitarle las semillas o bolas fibrosas que tienen, dicho procedimiento en lengua amuzga se dice Ncwja tsman.
Ya que los algodones están limpios, se extienden sobre petates para realizar el golpeteo vigorosamente con dos varas lisas de otate en ambas manos, hasta que los algodones queden firmes, suaves y esponjosos.
Finalmente, se realiza la etapa de transformación de las fibras a hilo, el cual se llama ‘Canduu’ en lengua amuzga. Esta se hace con la acción conocida como hilado, que es el efecto de hilar el algodón utilizando el huso.
En el hilado se utiliza el algodón blanco y el café, así como el verde, que no ha sido tan reconocido. Mientras que los demás colores surgen a partir de tintas naturales realizadas con plantas de árboles especiales.
Actualmente, junto a Basiliza participan alrededor de 10 personas en el grupo Flor de algodón, desempeñando diversas funciones.
En la exposición se puede ver una variedad de huipiles, camisas, blusas, vestidos para mujeres y niñas, e incluso vestidos de novia, creadas con esa técnica del telar de cintura; prendas que incluso están a la venta. La muestra estará abierta hasta el 28 de marzo.
Asimismo, los días 7, 14, 21 y 28 de marzo a las 12:00 horas, estarán impartiendo conferencias y talleres para dar a conocer la técnica del telar de cintura que utilizan las tejedoras amuzgas y presentar un amplio panorama de su trabajo artesanal.