/ miércoles 1 de julio de 2020

Víctimas de sus pleitos

Es un conflicto que data de antes de que fueran electos para los cargos públicos que hoy ocupan, quienes hoy presiden las comunas de Cuernavaca, Cuautla, y otros municipios, los diputados locales, y el gobierno del estado, ya estaban enfrentados y tiempo y poder solo han provocado que los pleitos aumenten, a veces como boxeo de sombra y otras como intercambios frecuentes de acusaciones que profundizan las divisiones entre los grupos que fueron beneficiarios del voto en las elecciones del 2018 y que hoy evidencian una terrible crisis de gobierno que lastima a los ciudadanos.

En descargo, si es que tal cosa es posible, podría concederse que ningún gobierno antes enfrentó la situación que vive el mundo y se agrava en el país y el estado por las condiciones de crisis económica y social. Pero también tendría que decirse que la situación que agrava la crisis sanitaria que padece Morelos deriva de las acciones y omisiones de quienes hoy intentan gobernar y legislar, sin grandes éxitos.

Advertimos reiteradamente, y mucho antes de la contingencia sanitaria, la urgencia de que la nueva clase política se pusiera de acuerdo en una serie de condiciones mínimas que pudieran lograr la eficiencia gubernamental y legislativa. Se prefirió profundizar las rupturas, aumentar la distancia de los grupos políticos entre sí y con los ciudadanos; se apostó a la polarización social y política. Mientras tanto, la economía local decreció más que la nacional, el empleo formal registró niveles bajísimos -incluso menores que la modesta meta que el gobierno estatal se había trazado.

Y llegó la pandemia. El gobierno del estado y los municipios carecían de los recursos económicos y las herramientas sanitarias y políticas para enfrentar un problema gravísimo. Lejos de acercarse y buscar la coordinación, el distanciamiento y las acusaciones continuaron al grado de generar mensajes encontrados a una población temerosa por su salud y su economía que, como en muchas otras ocasiones, tuvo que organizarse al margen de la autoridad bajo dos líneas elementales: demandar una política de salud que realmente pudiera controlar y reducir los contagios del virus y la letalidad del mismo; y demandar un programa de rescate económico que pudiera reducir el impacto que la crisis está teniendo en la actividad productiva de todo el estado. Los vacíos que dejaron los gobiernos en las demandas fundamentales de la ciudadanía durante la crisis fueron ocupados por científicos, organizaciones ciudadanas, cámaras empresariales, y grupos de presión cuyas acciones son lo más destacado de la vida pública en la pandemia, en términos virtuosos pero también viciosos. Los gobiernos no pudieron mediar entre las fuerzas sociales como no pudieron ponerse de acuerdo entre sí; los cabildos cedieron a la presión de grupos de interés a quienes urgía la reapertura que finalmente les otorgaron; el gobierno del estado, entonces, los llevó a juicio de por no obedecer el decreto que pretende mantener una cuarentena necesaria, pero larga y empobrecedora. De ese tamaño es el efecto del pleito político en Morelos y el daño a su gente.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx