La oportunidad de enfrentar a la delincuencia no puede diluirse en fronteras territoriales. De ahí, la relevancia de la coordinación entre las policías de entidades vecinas.
Hay situaciones delictivas comunes, las cuales conducen a la necesaria colaboración interestatal para investigar, perseguir y detener a los responsables, y van desde robos hasta tala ilegal.
El planteamiento de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, de crear una Policía Metropolitana parte de esa noción de trabajo colaborativo entre las entidades que conforman la zona metropolitana: Estado de México, Morelos y la misma capital nacional.
La prevención, contención e investigación no pueden entenderse como un sistema aislado, es necesario la disposición para sumar intereses comunes y generar un ecosistema de seguridad interestatal.
Así como está previsto un esquema de trabajo para garantizar el abasto de agua entre las tres entidades, en las gobernadoras Brugada, Margarita González y Delfina Gómez hay evidente voluntad para coordinarse.
La tala ilegal representa una de las problemáticas más visibles. Los talamontes generalmente operan en la zona de Huitzilac —donde incluso el año pasado se realizaron operativos conjuntos que llevaron al desmantelamiento de puntos de venta ilegal— y por las noches llevan la madera hace aserraderos clandestinos en los límites con la CDMX o el Estado de México.
Una Policía Metropolitana, integrada por elementos de los tres estados amplía las oportunidades de perseguir este tipo de delitos independientemente de las fronteras geográficas.
Así como la delincuencia adquiere cada vez niveles de mayor organización y sofisticación, los cuerpos de seguridad cuentan con capacidades para enfrentarla, que se potencializan con la coordinación.
Ante el desafío ya hay una propuesta clara de estrategia para conformar una liga por la seguridad megalopolitana.