Llegamos muy temprano y en estas latitudes el sol recibe siempre con buena gana a los que madrugan. Estamos más cerca del ecuador y hace calor. La gente nos recibe con gusto y aún nos ponen el sello en el pasaporte como en antaño, situación que refleja que la tecnología no ha llegado al cien por ciento al sistema aeroportuario, aunque en contraparte, esta la tienen muy desarrollada en el sistema marítimo.
Esta nación a la que hemos llegado como embajadores universitarios no es una en la que se piense desde un inicio cuando se quiere visitar un país extranjero, pero sí una en la que se piense cuando se trata de eficiencia y efectivad logística. Esta nación apenas alcanza un poco más de cuatro millones de habitantes más el medio millón que se estima que tienen como indocumentados, principalmente provenientes de Venezuela.
La realidad de esta nación que nos acoge con un clima de treinta grados Celsius y unos cuantos chubascos en esta época del año tiene que ver con asimetrías muy marcadas entre los que ganan mucho y los que ganan poco, sin embargo, la baja tasa impositiva permite que, a pesar de ganar el salario mínimo (unos 600 dólares mensuales), casi cualquiera puede acceder a un crédito vehicular, sin contar las muy diversas oportunidades de negocio que este país centroamericano permite a todos los extranjeros.
Panamá, un país lleno de cultura, recursos y desarrollo que sobresale del resto de las naciones centroamericanas, vibra cada vez que se habla de su famoso Canal y de todas las oportunidades de negocios que surgen a partir del mismo. Acá se vive de manera diferente, la gente trabaja y anhela disfrutar de las fiestas nacionales y del carnaval, aunque puedes encontrar buena fiesta un domingo cualquiera por la noche. Panamá tiene todo para vivir: cultura, comida, religión, negocios, diversión, oportunidades y todo lo que se nos ocurra, casi siempre alrededor del Canal.
Para los que llegamos de visita, el Canal representa una oportunidad de conocer como un país puede vivir alrededor de un servicio, que no es cualquiera y, al mismo tiempo, generar tantas oportunidades relacionadas al mismo. Panamá significa conocer una tierra llena de oportunidades que lo único difícil que tiene es su paridad con el dólar pues para el latinoamericano promedio es complejo de solventarle, sin embargo, así como se gasta en dólares, también se gana en dólares. No es poca cosa.
Entonces, cuando la gente comenta la cantidad de dólares que debe ganar para sacar adelante su vida, no es difícil imaginar que se puede conseguir en este país que, lejos de complicarse la vida por ser utilizado como centro de paso para millones de migrantes, genera oportunidades. De hecho, cuando se visualiza el centro financiero de la ciudad capital pudiese pensarse que no se encuentra uno en Panamá o en la América Latina, sino en la ciudad de Miami debido a su cantidad de edificios que se encuentran en las zonas aledañas al malecón.
Es por ello que los anfitriones se ven contentos cuando reciben a los extranjeros. Quieren que se den cuenta que ser centroamericanos no es menos cuando se habla de una región que no es la favorita de los inversionistas extranjeros, pero que sí cuentan con elementos que pueden ponderar el desarrollo y el crecimiento.
Panamá es una nación que se renueva cada día y que sabe que no puede estancarse en un mundo que es cada día más competitivo, pero que, además, depende en casi un cuarto de su economía de lo que haga directamente el Canal y otro cuarto de lo que el Canal genera indirectamente a la economía local. Panamá se encuentra ansiosa de seguir funcionando como un eje medular para el comercio global y por ello se halla en constante actualización en sus industrias, pero también, en sus escuelas donde se lucha por capacitar de la mejor forma a quienes se encargarán de dar vida -en un futuro- a las operaciones marítimas que rigen su economía.
Panamá y sus habitantes esperan que todos un día vengan a visitarles para comprobar que tiene una buena economía, pocos problemas sociales y una estabilidad financiera, democrática y fiscal que permiten que los barcos propiedades de multimillonarios naveguen el mundo con bandera panameña, situación que no solo fortalece su identidad nacional, sino la capacidad de operar el mundo logístico y de transporte desde un país que otrora se pensara como inseguro por los temas migratorios, tecnológicos y sociales que vive casi cualquier país latinoamericano.
Panamá y su uso indistinto de dólares y balboas, Panamá y su riquísima comida, Panamá y su clima sin huracanes ni terremotos hacen pensar que esta es una tierra en la que se puede prosperar por encima de otras naciones vecinas de Latinoamérica y de Centroamérica en especial que no tienen la fortuna de un Canal. Panamá es un lujo en una región donde los lujos son escasos para la mayoría y donde siempre se compara con las grandes economías de la región. Panamá es Panamá y su éxito es innegable.
FERNANDO ABREGO CAMARILLO es Doctor en Ciencias Administrativas por el IPN. Profesor, investigador y analista en temas internacionales y educativos. Asociado COMEXI. Sígalo en x: @fabrecam