Dicen que calientan el proceso de sucesión, pero lo cierto es que para la renovación del Comité Ejecutivo Seccional 19 del SNTE no hay siquiera una fecha tentativa. Hay por lo menos cuatro elecciones en otros estados que están pendientes por cuestiones de la pandemia y que se celebrarían antes de que, a lo mejor en enero o febrero del año entrante, se verificara el proceso electivo de la representación magisterial en Morelos. El bullicio, sin embargo, no cesa entre quienes quieren (que no es indicativo de que puedan), y quienes buscan cerrarle el paso a sus adversarios muy temprano en la carrera.
Por lo menos son doce tiradores al espacio que hoy ocupa Gabriela Bañón Estrada, una dirigente que ha sufrido un desgaste producido más por sus adversarios que por verdaderas pifias y omisiones en su encargo. De hecho, si fuera a calificarse objetivamente la gestión de Bañón al frente del sindicato la evaluación sería inmediatamente descalificada por quienes activamente la odian, y por quienes abiertamente la respaldan. En términos generales, a Gabriela le ha ido tan bien y tan mal como a todos sus antecesores porque su liderazgo responde a su tiempo y circunstancia. En efecto, los períodos sindicales en el magisterio morelense son incomparables porque dependen de políticas nacionales, de dictados del comité nacional, de accesibilidad de los gobernadores, alcaldes y diputados locales, de disponibilidad de recursos estatales y federales, y otra colección de cuestiones que reducen la actividad evaluable de los dirigentes sindicales a factores más cercanos a la personalidad que a la gestión real del liderazgo laborista. Y en cuestiones de personalidad, cada líder sabe cómo y porqué actúa.
Estas limitantes se convierten en obstáculos para presentar una oferta política sindical diversa y han convertido en muy relevante la figura de cada aspirante y también probablemente por ello, la mayor parte de quienes siguen leyendo hasta ahora esperan que uno les regale ya los doce nombres de los aspirantes. Así que van: cercanos a la corriente de Elba Esther Gordillo; Felipe Castro y Paul Pliego (ambos ya en campaña abierta); Joel Sánchez Vélez, y Marco Antonio Mares; los cuatro podrían conformar un sólo frente -ya lo hicieron antes y no ganaron. Del lado institucional, identificados más con Bañón Estrada y el Comité Nacional, Argentina Miranda, Fidel Escobedo, Iván Ríos y Oswaldo González. En otro frente, cercanos a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, Alejandro Trujillo, Fernando Salgado Delgado y Marina Aragón Celis; y finalmente, representando a la disidencia no radical, Yossmin Castillo.
En términos muy elementales, salvo por la tolerancia de Yossmin Castillo, podría decirse que los demás se odian históricamente, lo que haría imposible conformar una planilla de unidad, pero también alcanzar una legitimidad real de la que resulte electa cuando por fin toque el turno a Morelos. La actual dirigencia, pero sobre todo, los representantes del comité nacional, tendrían que estar trabajando en decantar el listado y tambien promover la unidad entre tanto encono.
@martinellito
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