Habíamos advertido que el estado difícilmente aguantaría la presión derivada de la ruptura del confinamiento en Cuautla y de la serie de mensajes encontrados, confusos, contradictorios y angustiantes de los gobiernos federal, estatal y municipal. Y así fue. Cuernavaca cedió ayer y permitirá que los negocios vuelvan a la actividad desde este lunes y de forma sólo medio escalonada porque, en lugar de semanas, el proceso durará apenas cinco días.
El trabajo más ordenado, más racional, mejor comunicado, el del Comité Municipal de Contingencia por Covid-19; CMCC-19; que podría haber sido ejemplo de manejo de una crisis sanitaria para todo el país a pesar de las limitaciones que ha tenido en la adquisición de información actualizada, vital en la toma de decisiones para políticas públicas durante la contingencia, quedó sepultado por las presiones políticas derivadas del desorden entre los niveles de gobierno que han mostrado una incapacidad absoluta para coordinarse y trazar políticas para frenar los contagios por coronavirus. La incapacidad en la gobernanza en salud ha sido el peor de los saldos de la pandemia, pues ha costado vidas y el elevar los niveles de riesgo de forma innecesaria e irresponsable.
Antonio Villalobos estuvo ante una disyuntiva imposible, la reapertura económica que significa aumentar el riesgo sanitario para cientos de miles de residentes de Cuernavaca, o mantener el confinamiento por unos días más, catorce o quince, con lo que las quiebras de negocios se incrementarían mucho más. El famoso Lobito optó por la primera en medio de las presiones y el abandono de los gobiernos federal y estatal; los apoyos para negocios, para desempleados, para personas en riesgo, fueron siempre limitados, el respaldo de las autoridades estatales y federales a las políticas municipales tampoco existió, así que el alcalde fue orillado, muchas manifestaciones y desacatos después, a tomar la decisión más difícil de su corta carrera política, reabrir la actividad económica en Cuernavaca aún con semáforo rojo.
Los riesgos son enormes. La gente deberá cuidarse por sus propios medios y los medios de comunicación resultaremos fundamentales en esta tarea. Lejos de hacer linchamientos de las figuras públicas, se vuelve urgente ofrecer a la ciudadanía información clara y precisa sobre las formas para reducir el riesgo de contagios, para mantenerse a salvo, en lo posible de una enfermedad que mata y que se propaga con una extraordinaria velocidad. Se trata de una responsabilidad compartida.
En un estado donde se acusa y exonera en conferencias de prensa, donde lo simbólico parece más importante que cualquier hecho, donde la creencia en la realidad es vista como una de las doctrinas más corrientes. La información sobre hechos es cada vez más relevante en tanto pone en la mesa temas reales que conciernen a todos. Una de las principales recomendaciones sigue siendo para los ciudadanos, quédese en casa en la medida de lo posible, extreme las medidas de higiene, mantenga la distancia y si por alguna causa debe salir, use cubrebocas y lentes, careta, guantes: nunca está de más.
@martinellito
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