José Antonio Quiñones Spindola
La escuela es el medio por el cual los niños, niñas y jóvenes reciben una educación que implica una responsabilidad social y compartida. Se espera que en ella existan condiciones de igualdad, respeto a las diferencias, la no discriminación para lograr su permanencia y acceso a las mismas oportunidades de aprendizaje y participación. La educación deberá ser flexible para atender las necesidades de los estudiantes y elevar su calidad de vida.
La educación debe implicar la colaboración de las autoridades educativas, los docentes y los padres de familia para que los alumnos construyan sus saberes, conocimientos, resuelvan sus problemas, logren sus competencias y tengan un proyecto de vida. La escuela debe formar niños, niñas y jóvenes felices por lo que las vivencias y formas de relación tendrán repercusión en la vida cotidiana de los estudiantes, de los profesores y de las familias.
De hecho, se puede decir que la inclusión forma parte de un proceso que se encuentra a si mismo como permanente, continuo y dinámico que, a su vez, se fortalece con acciones multidisciplinarias para que se ejecuten acciones por parte del alumnado, tales como la participación y el aprendizaje. A su vez, es necesario reconocer que la inclusión no es exclusiva de un grupo específico de personas, sino que procura tender a todo un grupo de alumnos de manera general con el único objetivo de enriquecer el conocimiento y las habilidades de los demás.
En este orden de ideas, la atención educativa de personas que presentan discapacidad es un reto para las escuelas regulares o Centros de Atención Múltiple (CAM). Las acciones que se deberán implementar deberán estar fundamentadas en el artículo 12 de la Ley General para la Inclusión de las personas con discapacidad y en la Ley de Educación.
De hecho, los centros de atención múltiple son sistemas educativos no exclusivos, sino necesarios para una inclusión familiar, escolar y/o social de personas con discapacidad severa, múltiple, sordo ceguera o algún trastorno generalizado del desarrollo principalmente. Las limitaciones auditivas, visuales físicas y/o cognitivas afectan la formación de conceptos y habilidades adaptativas. Su grado de repercusión dependerá del momento en que se presenta la discapacidad y las posibilidades que le ofrezca el medio donde se desenvuelve.
Es así que la inclusión en la educación implica utilizar estrategias que aumenten la participación de los estudiantes y reduzcan su exclusión en la cultura y las comunidades de las escuelas. Esto requiere reestructurar cultura, políticas y prácticas de los centros educativos a fin de que puedan atender a la diversidad del alumnado en su localidad.
Desde la escuela es importante el conocimiento de los alumnos; su desarrollo físico, sus habilidades adaptativas, áreas de interés y motivación para entender los contextos en donde se desenvuelve y cómo estos han influido en la conformación de su personalidad.
El conocimiento del alumno permitirá plantear la forma de intervención dentro del aula y dentro de la escuela empleando estrategias pedagógicas tomando en cuenta sus contextos familiar y social como referentes de situaciones de aprendizaje, brindando las metodologías y recursos materiales y tecnológicos acorde a sus habilidades intelectuales y adaptativas, respetando su ritmo de aprendizaje y acompañándolos en su proceso de forma intermitente o permanente según lo requiera.
Toda la propuesta de trabajo se fundamenta en la currícula vigente, la cual es revisada y analizada de forma interdisciplinaria para encontrar en la colaboración de actores educativos los apoyos académicos, especializados o tecnológicos requeridos. Las acciones son evaluadas de forma continua con criterios cualitativos y dadas a conocer a los padres para encontrar en ellos el principal apoyo para el logro de avances reales y aplicados en la vida cotidiana del alumno. Así mismo se buscan redes de apoyo con instituciones externas para actividades extracurriculares o terapéuticas.
La gestión de las autoridades es muy importante para solicitar apoyos a la comunidad o el municipio para el cuidado de la infraestructura y así favorecer los accesos para toda la población educativa para que, en la medida de lo posible, se contemplen las señalizaciones requeridas por personas con discapacidad.
Se busca hacer conciencia de la responsabilidad compartida con los padres o familiares cercanos para el logro de metas. Por ello, la comunicación en lo posible con los alumnos o con los padres hace posible conocer sus gustos y retomarlos para mantener despierto su interés en el trabajo de aula.
El proceso formativo de los alumnos de CAM es variado; algunos comienzan desde inicial y culminan en su vida adulta en el área laboral y otros solo asisten a CAM de forma transitoria para adquirir habilidades adaptativas o intelectuales para poder ser incluidos en las escuelas regulares y se adapten con más facilidad a estos espacios.
Entonces, la Ley General para la Inclusión de las personas con discapacidad en su capítulo III y la Ley General de Educación en su artículo 16 establecen las formas en que deberá impartirse la educación, la cual será equitativa e inclusiva. Equitativa porque la educación es para todos e inclusiva porque toma en cuenta la diversidad y busca eliminar las barreras para el aprendizaje y la participación.
Finalmente, se puede decir que la educación como base de apoyo a la inclusión de personas con discapacidad refleja los siguiente: a) la colaboración de los actores educativos en el proceso educativo de un niño favorecerá en lo posible en su autonomía, b) se requiere de la profesionalización docente y de la orientación a los padres o cuidadores de un niño, niña o joven, c) la currícula vigente es el fundamento de las acciones docentes planeando con un diseño universal o realizando los ajustes razonables para su atención, d) el apoyo de la comunidad es importante para dar a conocer el servicio educativo CAM y al mismo tiempo buscar en ella las posibilidades de trabajo para los alumnos que egresan del área laboral y e) el principio y el fin es la felicidad de un niño, niña o joven en un ambiente propicio que los conduce en sus posibilidades a la autonomía.
JOSÉ ANTONIO QUIÑONES SPINDOLA es Doctor en Educación por las Universidades de Salamanca (España) y Cuautitlán Izcalli. Ha recibido Doctorado Honoris Causa por parte del Claustro Doctoral Hispano Mundial de Líderes Globales, así como por el Claustro Doctoral. Actualmente es Subjefe Técnico Pedagógico del Departamento de Telesecundaria en el Valle de México y docente a nivel doctorado en el Centro Universitario Humanista en Educación (CUHE).