Andrés Manuel López Obrador experimenta en Morelos, uno de sus bastiones, una ligera caída en aprobación. Aún está por arriba del 50%, pero parece que la crisis generalizada en Morelos le está empezando a costar, también a él parte del respaldo que tenía al iniciar su mandato. Lo raro sería que mantuviera su aprobación en el estado con el gobernador peor evaluado, con alcaldes que no superan el 35 por ciento de respaldo, y que padece una crisis económica, sanitaria, y de seguridad pública que no ha sido siquiera paliada por las acciones de los gobiernos municipales, estatal y federal. Adicionalmente, muchas de las posiciones que el gobierno federal defiende hoy son opuestas a las de grupos que históricamente le dieron soporte, lo que ha comprometido el fervoroso respaldo que le profesaban.
Aún con ello, parecería un error considerar que la pérdida de respaldo sea una tendencia que incida en las elecciones locales y federales del año entrante. De hecho, a pesar del poco respaldo que muestran los alcaldes y diputados de Morena, todas las encuestas evidencian una intención de voto de alrededor del 30% para el partido del presidente, que superaría con relativa facilidad a cualquier oponente (salvo en la región de Cuernavaca donde el PAN podría ofrecer alguna competencia).
En números, el alcalde de Cuautla, Jesús Corona, con poco más del 33% de respaldo, y el de Cuernavaca, Antonio Villalobos, que mantiene el 29% de apoyo, superan con mucho el muy modesto 12 a 17% con que han medido al gobernador Cuauhtémoc Blanco diversas casas encuestadoras por diferentes metodologías (en las encuestas domiciliarias y telefónicas, el registro de Blanco Bravo es consistentemente inferior al que registra en las encuestas programadas en redes sociales; otro detalle, sin importar el instrumento, el respaldo al gobernador muestra una tendencia a la baja prácticamente desde que inició su gestión).
Dadas las cifras de respaldo, la crisis de los partidos políticos, y la ausencia de actores legítimos visibles que pudieran modificar las tendencias de una opinión pública que conoce la muy defectuosa oferta de liderazgos locales, tanto Jesús Corona Damián como Antonio Villalobos Adán podrían buscar la reelección sin más problemas que superar las resistencias internas que en Morena siempre parecen pesar mucho más. Corona no parece tener contrincantes ya, pero Villalobos ocupa una codiciadísima posición que interesa en extremo a los morenistas, no tanto por el reto enorme que representa el gobierno de Cuernavaca, sino por la visibilidad que ofrece de cara a la elección de gobernador del 2024, en la que no se contará con la figura de Andrés Manuel López Obrador para generar el arrastre que se tuvo en el 2018.
Por cierto, a pocos alcaldes les va realmente mal en Morelos, pese a que el respaldo se mantiene en niveles bajos. Esto ofrece posibilidades a muchos de ellos de buscar espacios políticos ya sea repitiendo en alcaldías o en el Congreso, en tal caso están Rafael Reyes, de Jiutepec; Agustín Alonso, de Yautepec y Juan Ángel Flores, de Jojutla. ¿Veremos a Agustín Alonso en el Congreso?
@martinellito
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