Por más que en su reduccionista visión algunos quieran hacer creer que el problema de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos radica en el paro programado para este jueves y viernes y la huelga que iniciaría el lunes entrante, lo cierto es que el problema es mucho más complejo y aunque hace crisis en una universidad con lo que podría eufemísticamente calificarse como un muy creativo manejo contable y financiero, previene sobre el futuro de la educación pública en todos los niveles, en todo el país.
El problema tiene que ver, por una parte, con problemas estructurales de la administración universitaria, como bien apunta el rector, Gustavo Urquiza Beltrán y que son, por lo menos, la plantilla no reconocida por la SEP-SHCP; el haber convenido prestaciones con los sindicatos no contempladas en el modelo de financiación SEP-SHCP; la inexistencia o inoperancia financiera de los sistemas de pensión y jubilación del personal; el menor flujo de los recursos ofrecidos o convenidos por el gobierno estatal; adeudos acumulados al Servicio de Administración Tributaria y al Instituto Mexicano del Seguro Social; y el menor crecimiento del subsidio federal y la fuerte reducción en los fondos extraordinarios de la SEP durante 2016 y 2017.
Y claro que estos problemas son graves, en especial si se considera que tienen causas administrativas internas (tener personal en plantillas no reconocidas, convenir prestaciones y carecer de sistemas de pensión, son absolutamente responsabilidad de las administraciones universitarias); y de financiamiento externas que se suman al problema fundamental del país que tiene que ver con la falta de crecimiento económico a pesar de que el sistema educativo parece estar haciendo su trabajo. Cierto que las universidades han cumplido, en la medida de sus posibilidades, pero también es innegable que los resultados de su labor en términos de potenciar el crecimiento económico parecen, por lo menos, bastante cuestionables.
Uno no entiende fácilmente cuál es el problema esencial, porque la universidad de Morelos puee argumentar con razón que es campeona en patentes institucionales, con 46 solicitudes y nueve reconocidas, pero aún así, el problema persiste, el crecimiento económico asociado con el tener una carrera profesional, en términos de productividad, de salario, y de contribuciones económicas al desarrollo del estado es por lo menos raquítico. Otro problema estructural sin duda que no es exclusivo de la UAEM porque ocurre con todas las instituciones de educación superior y otras instancias formadoras de recursos humanos; pero que se comparte con el gobierno que ha sido incapaz de potenciar el desarrollo económico por la vía de la promoción de inversiones y el fomento y fortalecimiento de las empresas locales; de la iniciativa privada que ha sido incapaz de definir por sí misma la vocación productiva del estado; a los esquemas de corrupción diseñados en torno al gasto social y que muchas veces están dentro de las mismas universidades provocando insuficiencias presupuestales en diversos rubro; y hasta de los ex alumnos de la universidad que se emplean en la economía informal para evitar contribuir con impuestos al gasto social.
En esencia, el problema sigue siendo el mismo, cómo hacemos para financiar instituciones sociales cada vez más caras; más ahora que hay quien quiere abrir cien más.
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